La compañía láctea australiana Norco, encargó un estudio que revela que los tres principales factores que afectan la salud mental de los agricultores son el clima o los desastres naturales (47%), el estrés financiero (36%) y la inflación y las presiones de costos (35%).
Además del clima y el estrés financiero, las políticas ambientales que diezman su capacidades productivas, los costos de producción que suben casi irremediablemente y por si todo esto fuera poco, un mundo de consumidores sintiendo que son los enemigos del planeta a los que hay que combatir, son ingredientes que se suman al cocktail explosivo.
Los productores de leche alrededor del mundo pueden ser similares cultural y sociológicamente, ya que su trabajo no comienza al llegar a la oficina a las 8 y ahí se queda al cerrar la puerta a las 6, de lunes a viernes: producir alimentos es una forma de vida, y las cuestiones que lo afectan en el trabajo, lo afectan en todo su estilo de vida.
Las amenazas pueden venir generadas por enfermedades del ganado, pérdidas económicas, regulaciones públicas que hacen la tarea cada vez más difícil, dificultades para acceder a la maquinaria, mantenerla o repararla, o el mal clima.
La desesperanza continua tiene consecuencias, la depresión es una de ellas, y si se vuelve prolongada y no se controla no sólo es una pérdida total de calidad de vida, sino que en casos extremos puede conducir al suicidio.
Cerca de la mitad de los agricultores australianos (45%) han tenido pensamientos de autolesión o suicidio, cerca de un tercio (30%) han intentado autolesionarse o suicidarse. A estos datos se suma que un agricultor se suicida cada 10 días.
El hombre de campo es fuerte y aguerrido, aquí y en todo el mundo, y un problema de salud mental, tan subestimado como el estrés o la depresión, puede ser difícil de identificar y valorar cuando hay tanto que hacer como para reparar en esas cosas.
¿Qué estamos haciendo para proteger a los nuestros? ¿Contamos con un programa de contención? ¿Qué estamos esperando?
Las cosas que podemos controlar:
Es clave la habilidad para manejar el estrés, y sentir que no podemos controlar los factores que lo generan nos ubica en una espiral descendente, por eso:
- No sufran en soledad. Hablen. Generen de intercambio con personas que puedan ser capaces de reconocer los signos de la depresión, trabajen en equipo en la búsqueda de ayuda profesional.
- Ustedes que trabajan de sol a sol para alimentar al mundo, pongan atención en comer sano, hacer ejercicio, dormir suficiente y bien.
- No dejen de ver a sus amigos.
- Practiquen su fe.
- Cuiden a su familia y apóyense en ella.
Negar la pena o dejarla pasar no es la mejor idea. Seguro que no vamos a arreglar el mundo en una conversación, ni cambiar la política o hacer que llueva o deje de llover, pero podemos cambiar la forma en la que sentimos y actuamos ante ello.
No basta con juntarse para solucionar lo práctico. También hay que unirnos para cuidarnos.