El conflicto sindical en Lácteos Vidal ya lleva doce días alterando el funcionamiento de la empresa, que se está viendo obligada a trabajar con menos de un tercio de su personal habitual. Desde la dirección de la firma aseguran que las pérdidas son difíciles de medir y se verán en las próximas semanas cuando no cuenten con mercadería para entregar y deban incumplir compromisos con sus clientes habituales, y advierten que lo más grave es que todo el problema está siendo ocasionado por una disputa interna en la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra).
“Los representantes de Capital y de provincia están compitiendo a ver quién es más duro. Por eso nos tomaron la fábrica de Capital, algo que no tiene sentido porque el problema estaba en la planta de Moctezuma, en provincia”, aseguró en diálogo con Clarín Rural el apoderado y director técnico de la compañía Arturo Díaz, y agregó: “Dicen que la lucha es por los trabajadores pero en realidad es en perjuicio de todos ellos porque las plantas así no van a aguantar y a la larga se van a perder fuentes de trabajo. Ojalá me equivoque, pero yo esto ya lo he visto en otras fábricas que eran incluso más grandes que la nuestra”.
Díaz explicó que el origen del conflicto fue el pedido de recategorización de algunos empleados, tras el cual la planta de Moctezuma, ubicada a 30 kilómetros de la localidad de Carlos Casares, en el oeste bonaerense, fue bloqueada por miembros de Atilra. “Te pueden parar la planta porque hagas despidos masivos, no pagues los sueldos o los aportes, pero no por un chico mal categorizado. Esto se les fue de las manos, podés reclamar pero sin amenazas. Yo con la planta bloqueada no puedo negociar”, dijo Díaz, y detalló que en lo que va del año ya hubo alrededor de cincuenta tomas de fábricas lácteas en la provincia de Buenos Aires.
“Muchas veces las lácteas, como la leche es perecedera, para evitar un mal mayor, dan cosas al gremio que no corresponden, que están por encima de los derechos del empresario y que ni siquiera benefician al trabajador a veces. Una semana van contra una láctea y otra semana contra otra porque cuando la leche se está por pudrir, el empresario que no tiene espaldas firma cualquier cosa y eso hace más fuerte a esta gente”, denunció por su parte la abogada de la empresa, Mariana Heim.
Esta semana, Lácteos Vidal solo operó algunos días con una dotación de doce personas, cuando el plantel alcanza las 46. El director técnico de la firma explica que todos los días reciben cerca de 150.000 litros de leche para procesar, con un valor aproximado de 8 millones de pesos, y que en este momento están teniendo que repartir esa leche entre otras usinas para que no se pierda. “Ya me tocó tirar leche en 2008 y me prometí que no lo iba a hacer nunca más, pero ahora cada tarde me pregunto si mañana no será el día que vuelva a pasar”, dijo Díaz. “Los tamberos remitentes me han apoyado incondicionalmente y los colegas también, hemos desparramado leche por todos lados, pero las otras fábricas también tienen un límite, hay algunas que son muy chicas y no les puedo mandar todos los días un camión con 30.000 litros”, remarca.
Al ser consultado por la pérdida estimada, afirma que es muy difícil el cálculo porque hay que sumar el costo de transporte a las usinas y deducir el precio al que finalmente se podrá cobrar la leche derivada. Pero lo que más le preocupa es la pérdida que sufrirá en su cadena comercial dentro de algunas semanas por no contar con suficiente producto para entregar. “Mi cadena es lo más importante que tengo, y en un momento me va a faltar mercadería, ahí se va a ver el daño real de todo esto”, explicó el directivo de Lácteos Vidal, cuyo producto fuerte es la muzzarella.
A pesar de esa angustia, Díaz se mantiene firme en su postura: afirma que para que la situación se normalice, el gremio tendrá que levantar sus carpas y desbloquear las fábricas.
