Los productores brasileños de lácteos, después de una serie de presentaciones judiciales, avanzan en el reclamo ante la Secretaría de Comercio de su país para que dicte una medida antidumping contra las importaciones desde la Argentina y Uruguay. Aducen que los productos que entran -principalmente leche en polvo- lo hacen con costos de producción por debajo de los de Brasil.
Ércole Felippa, presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL), explicó a LA NACION que existe, desde hace meses, una “presión muy fuerte” de las cámaras que agrupan a los productores lácteos de Brasil que no quieren que ingresen productos porque compiten con los que elaboran ellos.
“Las autoridades los escuchan -señala-, pero Brasil no tiene forma de no importar. Es deficitario, consume más de lo que produce”. Según datos del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla), el año pasado Brasil aumentó 69% sus importaciones frente al 2022; fue el año con más alto registro desde 2020.
De los envíos argentinos al exterior en 2023, en dólares, el 48% fue a Brasil, seguido de Chile con 8,4%. El año pasado fue malo para la industria láctea local, solo 20,4% de la producción en litros de leche equivalentes se exportó (en 2022 fue 25,5%).
Según el análisis de Ocla, este año Brasil debería comenzar importando bastante volumen, pero luego habría una tendencia e la baja debida a precios internacionales más caros. Hay compradores que adelantaron importaciones frente a este contexto.
Felippa describe que los productores brasileños “denuncian dumping, que no hay. No existe. Hasta hace poco teníamos derechos de exportación”. Reconoce que la producción argentina y uruguaya, por diversos factores, es más barata que la de Brasil, “pero no es dumping”. La posibilidad de importar desde otros mercados no se analiza porque, por el Mercosur, hay arancel externo común.
En las presentaciones realizadas los brasileños piden que “se pruebe” que los exportadores cumplen con los “mismos requisitos impuestos” a ellos en materia “de prácticas laborales, fiscales, sanitarias, ambientales y veterinarias”.
Santiago de Luca, socio del estudio Barral Parente & Pinheiro especializado en procesos antidumping y que trabaja tanto en Brasil como en la Argentina, detalla que las denuncias de las asociaciones de productores lácteos brasileños llevan “bastante” tiempo y, como no prosperaron en la Justicia, acudieron a Comercio en su país donde hicieron presentaciones “puntualmente” contra la Argentina por el ingreso de leche en polvo a un valor “10% debajo del costo de producción” local.
El experto apunta que Brasil tiene un sistema de investigación del dumping “muy similar” al de la Argentina con la diferencia de que la medida provisoria la puede imponer a los tres meses: “Si fija un arancel, cualquiera sea, lo extienden a los 18 meses que es el tiempo máximo posible y, durante ese lapso, encarecen las ventas argentinas”. La otra diferencia es que el país vecino acepta en estos procesos la representación genérica por cámara, con lo que se pueden hacer “acuerdos sectoriales” con “compromisos de precios para todo el sector, no con cero arancel, pero minimizando el impacto”.
Un riesgo cierto a corto plazo que ven en el sector lácteo argentino es que en frontera pueda haber demoras en las autorizaciones de ingresos de productos, pero no esperan que la administración de Lula da Silva complique las importaciones porque, si no, no solo habría escasez de lácteos, sino que aumentarían fuerte los precios.