Los ganaderos gallegos son los más castigados al ser los que menos cobran del país | Producir un litro de leche en la comunidad cuesta un 30% más que a finales de 2020 Las cuentas no salen en las explotaciones ganaderas.

Los productores gallegos han cobrado durante el último año una media de 32 céntimos por cada litro que sale de sus granjas frente a los 35 en los que el propio Ministerio de Agricultura fija los costes de producción. Con esta pérdida de tres céntimos por litro, las facturas y las cuentas de resultados dejan en números rojos a cada vez más explotaciones, que se han visto abocadas a echar el cierre o a tirar de ahorros para mantener el negocio familiar a flote. Lejos de esperar una mejora de la situación, el sector afronta un 2021 con un nuevo azote por el alza de los precios de los piensos, el abono, la luz y el combustible. Con la factura eléctrica en máximos históricos y la amenaza de las industrias lácteas de revisar a la baja los contratos de compraventa, el sector seguirá ordeñando a pérdidas este año: la producción en la comunidad ya le cuesta a cada ganadero un 30% más que a finales de año y por el camino cada explotación deja de ingresar de media 1.400 euros cada mes, según un estudio elaborado por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) y el Sindicato Labrego Galego (SLG), a partir de datos del Ministerio de Agricultura y del Fondo de Garantía Agraria (FEGA).

El cierre del ejercicio pasado refleja la complicada coyuntura económica en la que se encuentran las explotaciones gallegas: 9,7 millones en pérdidas, según el análisis de COAG y del SLG.

Ordeñar tres céntimos/litro por debajo de los costes de producción ha provocado en el conjunto del país unas pérdidas mensuales a cada explotación de entre 1.231 y 1.464 euros. En el caso de los productores lácteos gallegos, que se sitúan en la parte alta de la tabla, sufrieron unas pérdidas superiores a los 1.400 euros al mes, ya que son los que menos cobran de todo el Estado.

La subida en los costes de producción comenzó en septiembre del año pasado, lo que ha supuesto para muchas explotaciones la ruina total. Con los costes de alimentación disparados un 30%, los laborales hasta un 15% y una factura de la luz y los combustibles por las nubes, el sector urge una reformulación de los contratos lácteos para garantizar que se cubra el desembolso que tiene que hacer cada explotación. De lo contrario, continuará engordando la lista de explotaciones que se ven obligadas a cerrar por falta de rentabilidad.

En los últimos tres años, un total de 2.270 granjas de leche cerraron en el conjunto del país. Solo el año pasado, fueron 608, con Galicia a la cabeza (338, el 55% del total nacional). La comunidad gallega cerró 2020 con 6.768 granjas de leche, una cifra mínima histórica en las últimas tres décadas y que supone la mitad de las que había antes de la crisis de 2008 cuando sumaban algo más de 13.500.

“Hoy quedan 11.900 ganaderos en España. A este ritmo, en apenas diez años nos quedaremos sin pequeñas y medianas explotaciones. Resulta como mínimo inquietante un escenario en el que dependiéramos del exterior para desayunar cada mañana. Es vital una gran reflexión por parte de los responsables políticos para orquestar un plan de choque urgente que ayude al mantenimiento de las pequeñas y medianas explotaciones lácteas, estratégicas para garantizar la seguridad alimentaria y el desarrollo económico y social de grandes áreas rurales, en la mayoría de los casos en riesgo de despoblamiento”, advierte Andoni García, responsable de Cadena Alimentaria de COAG.

Desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos reclaman a la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) que abra una inspección de oficio de todos los contratos en vigor entre industrias y ganaderos. La Ley de Cadena Alimentaria obliga a la firma de contratos con precios por encima de costes y es necesario tener en cuenta la espiral alcista de las materias primas básicas para la alimentación animal (+26% en último año)
“La dignidad de los ganaderos y ganaderas pasa por la rentabilidad de su actividad no por campañas de marketing de industrias y cadenas de distribución con “ganaderos” sonrientes en prados bucólicos y verdes. Pedimos responsabilidad, respeto y el cumplimiento de la Ley”, concluye el responsable de Mercados Agrarios de COAG.

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