Cadena láctea y crisis son casi sinónimos en la Argentina. Y en eso, los perseverantes vaivenes económicos del país le dieron un contexto de máxima dificultad a un sector que tiene a su vez irresueltas muchas problemáticas intracadena.
Hoy, atraviesa una nueva crisis, de gran magnitud con costos en alza y un mercado interno en picada fruto de la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores. La paradoja que sigue vigente es que a los tamberos y a la industria no les alcanza el precio que reciben por su producción mientras que a los consumidores el lácteo en góndola les llega muy caro frente a sus ingresos.
El presidente de Manfrey y titular del Centro de la Industria Lechera (CIL), el cordobés Ércole Felippa, habló con I+I CBA sobre el escenario actual del sector y las posibles salidas de la crisis. Pero advierte: “Ningún sector productivo es viable con una macroeconomía totalmente desordenada”, mientras asegura que 2024 le “está pasando la factura de la situación climática y las medidas económicas que se tomaron en 2023”.
¿Cómo está hoy la cadena láctea en términos generales?
Nuestro sector no es ajeno al contexto país, por lo cual nos comprenden las generales de la ley. Y a eso hay que agregarle algunas particularidades propias del sector. Cuando se analiza en general es prácticamente imposible tomar por separados a los dos principales eslabones de la cadena como son los tambos y la industria. Y en eso diría que de alguna forma estamos pagando las consecuencias de lo que fue el año 2023.
Si analizamos todas las cosas que nos pasaron el año pasado y lo que sufrió la producción, diría que la caída fue mínima en función de las condiciones climáticas, las medidas que tomó el Gobierno respecto a la implementación de dólares diferenciales, controles de precios y demás. Con todo eso, apenas la producción cayó 2%. Pero, este año nos está pasando la factura.
¿Qué incluye esa factura?
La reducción en el uso de concentrados, la reducción en el número de vacas, las olas de calor fuertes, más las decisiones económicas del Gobierno con respecto al dólar soja. Y ahora hay que agregar la caída fuerte del nivel de consumo. Y con la inflación, las ventajas cambiarias que existieron post devaluación, ya no existen.
Hoy con el valor de la tonelada de leche en polvo no se logra cubrir el costo de la materia prima. Por lo cual estamos ante un escenario realmente complejo. Es una ecuación muy líquida, en plenos cambios. Hay que remarcar además que el sector lácteo fue el único al que se le eliminaron los reintegros a las exportaciones.
Cuando este Gobierno prorroga la medida de la gestión anterior en cuanto a la suspensión transitoria de los derechos de exportación, a eso le agregó la eliminación de los reintegros. El reintegro es la devolución del componente impositivo que tiene el bien a exportar para que no nos convirtamos en exportadores de impuestos.
Esa medida se tomó por seis meses. Lo que hay que plantear es que en junio se mantengan en cero los derechos de exportación, pero que además se establezca un nivel de reintegros que guarde relación entre los distintos productos.
Porque también es cierto, y hay que decirlo, con el esquema anterior teníamos en quesos y subproductos el 5% y en leche en polvo teníamos el 0,75%. Más allá de que es cierto que el componente impositivo de un queso es mayor porque tiene más valor agregado, no puede haber una diferencia de casi 8 veces.
¿Más que nunca dependen del ordenamiento de la macro?
Siempre dependemos de la macro. Es más, creo que ningún sector productivo es viable con una macro desordenada. Pero creo que a esto no lo tenemos que ver como una foto sino como una película. Venimos con una macro totalmente desquiciada y que hoy busca ordenarse en algunos de sus parámetros.
En el medio de ese ordenamiento hay tensiones que creo que se irán acomodando. E incluso, la misma oferta de leche. Porque estamos atravesando el pico de estacionalidad más bajo; después va a aparecer. Que después tengamos más o menos leche que el año anterior es probable, pero la oferta va a subir.
También en la medida en que se sinceren algunas variables económicas, el consumo va a tender a recuperarse. Muchos gremios están cerrando paritarias, todo lo que va a jubilados se destina directamente a consumo. Diría que en ese sentido me parece que tiene que darse una recuperación.
Tal vez estemos en el vértice de la “V”…
Exacto. Es lo que creemos.
¿Por qué a los tambos les pagan poco por la leche, el producto de la industria sale a un precio que no le termina de cerrar, pero al consumidor llega caro?
Le voy a dar un dato concreto. Basta observar todos los meses cuando el Indec publica el IPC y ver el comportamiento del precio de los lácteos, y luego compararlo con lo que más tarde se ve en los precios mayoristas que también difunde el Indec.
Ahí claramente se ve que, excepto el mes pasado que el mayorista aumentó más que el minorista, en la serie siempre hay subas de los minoristas por encima de los mayoristas. Y eso creo que también tiene que ver con las intervenciones del mercado.
Hoy los mercados no están intervenidos, pero estamos en los procesos de reacomodamiento. Es más, algunos productos están bajando de precio. Es un proceso en el que se están acomodando los melones en la chata, como decimos en el campo.
Históricamente, ¿un litro de leche es un dólar?
No siempre. Pero si hablamos de leche larga vida, ese debería ser el valor y es lo que más o menos cuesta en todo el mundo. Diría incluso que en el mundo está un poquito por encima de ese precio.
¿Por qué le cuesta al país romper esos 11 mil millones de litros de producción anual?
Bueno, precisamente por lo que mencionábamos al principio. Pero ahí hay que hacer dos lecturas. Es cierto que nos cuesta mucho romper ese techo y la producción en Argentina está prácticamente estancada en los últimos 20 años, pero también es cierto que esa producción la hacemos con la mitad de los tambos que había hace dos décadas.
Con lo cual la productividad por tambo aumentó considerablemente. Y cuando analizamos el cierre de tambos, primero hay que destacar que está muy por debajo de lo que es la media mundial. Cuando vemos esa media mundial es del 4% con extremos del 10 o 12 por ciento y Argentina no llega al 2%.
Cuando se ven las principales causas, tienen más que ver con cuestiones de continuidad generacional que con otra cosa. El proceso de concentración en la producción primaria, nos puede gustar o no, pero es un proceso que se da en todo el mundo.
¿Y para romper el techo?
Si uno analiza a lo largo de los años cuál fue el período que tuvo el mayor crecimiento productivo de leche hubo un período de 5 años en los que el país duplicó el volumen. Fue desde 1994 a 1999 cuando pasamos de 5 mil a 10 mil millones de litros. ¿Qué pasó en esos años? Hubo estabilidad económica, estabilidad monetaria, mejora del poder adquisitivo, mejora de la competitividad.
Después la convertibilidad termina fracasando por un montón de factores, defectos macro, la re-reelección, déficit, corrupción y todo lo que sabemos. Pero en esos 5 años duplicamos la producción de leche. Lo que pasó fue que hubo estabilidad económica.