El panorama no es bueno para la cadena. Industrias y tambos ya se ven afectados por la macro y las políticas sectoriales, aunque con diversa capacidad de respuesta según el caso.
De acuerdo con los datos recogidos por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), las exportaciones de productos lácteos sumaron 93.400 toneladas en el primer trimestre, lo que significa una caída de 10% en comparación con igual lapso de 2022. En divisas la baja fue de 4%.
“La caída tiene que ver con los problemas de competitividad que tienen las empresas que operan con un dólar oficial muy atrasado para una economía en la que la inflación se acelera cada mes”, explicó Jorge Giraudo, director ejecutivo del OCLA.
El especialista indicó que el desdoblamiento cambiario está haciendo estragos en los ingresos de las empresas que destinan su producción o al menos parte de ella al mercado internacional. Esto a pesar de estar cobrando precios por encima de la media.
Nueva Zelanda, que es el líder lechero global, está exportando a valores de 3.300 dólares la tonelada. Ese valor suele tomarse de referencia también para los negocios futuros en la actividad. En tanto las empresas locales perciben 3.750 dólares de promedio. Esto es consecuencia de tener ventajas logísticas y comerciales para vender los productos en el mercado brasileño.
A pesar de cobrar 10% por encima de lo que marca la referencia mundial, el desdoblamiento del dólar y la suba continua de costos pulveriza cualquier ventaja y por eso -según los cálculos del OCLA- la venta al extranjero da para pagar 80 pesos por litro de leche al tambero. Pero este accede a un precio mayor gracias a la venta en el mercado local.
De todos modos, los productores que perciben cerca de 95 pesos por litros, están lejos todavía de los 120 necesarios para que haya una renta mínima.
A las restricciones exportadoras hay que agregar los controles de precios que aplica el gobierno en el mercado local que también restan ingresos a la cadena.