Claro, como sucede en Canadá, poco son los que se escandalizan, pero si vamos a los números representaría una contribución enorme para sectores postergados incluso de un país de primer mundo como Canadá, pero también para otros.
Según cálculos de la revista Ecological Economics, en Canadá se vertieron al suelo entre 6.000 y 10.000 millones de litros de leche desde 2012.
Este fenómeno ocurre por una medida establecida en el gobierno federal de Canadá, que estipula cuotas de mercado para los productores, y una vez obtenida la cuota, no se puede superar ni vender por fuera de ese valor, obligando a verter los excedentes al suelo.
El vertido literal de leche por el desagüe del establo, en lugar de consumirla de alguna manera, ha estado ocurriendo durante más de una década debido al Sistema Nacional de Gestión del Suministro de Leche (cuota).
En Canadá, todos los que participan en la producción y el procesamiento de leche deben tener una licencia, incluso los transportistas de leche están certificados como clasificadores de leche. Además, como todas las industrias alimentarias, el sector lácteo en Canadá está regulado a nivel nacional por la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos.
El Dr. Sylvain Charlebois, director del Laboratorio de Análisis Agroalimentario de la Universidad de Dalhousie en Nueva Escocia (Canadá), afirma que esta asombrosa cantidad de desperdicios “refleja un sistema obsoleto que no se ajusta a los imperativos ambientales y las demandas del mercado actuales”.
También escribe que hace tiempo que se debería haber reevaluado el sistema de cuotas. “El sistema actual”, señala, “se basa en suposiciones obsoletas sobre la indispensabilidad nutricional de la leche. Al recalibrar las cuotas para reflejar mejor el panorama dietético moderno, que incluye cada vez más alternativas basadas en plantas, Canadá puede dar un paso hacia un marco agrícola más sostenible”.
Charlebois pide a los productores lecheros que presenten datos que puedan contradecir los datos del estudio. Y, como solución a corto plazo, a Charlebois le gustaría que el sector lácteo canadiense explorara la exportación de excedentes de leche como una forma de gestionar el exceso de producción.
La gestión de la oferta es un sistema en el que los productores lecheros heredan o compran una “cuota” de una cierta cantidad de leche, por la que la Comisión de Productos Lácteos de Canadá les exige que cobren una tarifa obligatoria. A los productores solo se les paga por la leche que está dentro de su cuota y cualquier excedente debe arrojarse al desagüe del tambo. Cualquier venta de leche fuera de la cuota puede resultar en multas elevadas o incluso la suspensión de las licencias de los productores.
El problema de la leche que se desperdicia ganó atención nacional en febrero de 2023 cuando uno de los propietarios de la granja lechera Huigen Bros en el sur de Ontario publicó un video. Jerry Huigen declaró que actualmente estaban desechando 30.000 litros de leche porque su producción superaba la cuota debido a la alimentación más constante que las vacas de todo el país tienden a recibir en invierno.
En un artículo de ese momento, se señaló que la junta lechera de Ontario permite a cada productor lechero de esa provincia llevar una “flotación de producción por encima de la cuota” de 10 días de la cuota diaria de la granja según sea necesario, por la cual se le paga al productor en su totalidad. Se sugirió que los productores como Huigen deberían sacrificar algunas de sus vacas o secar algunas antes de tiempo para garantizar que su producción de leche de invierno se ajuste mejor a su cuota.
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