Un relevamiento realizado a casi 300 integrantes del sector determinó que las principales amenazas que actualmente enfrenta la cadena láctea están netamente enfocadas en la problemática política y económica del país. El sector produjo 11.500 millones de litros de materia prima de 2021, algo así como el 1% del PBI.
Al respecto, la encuesta reflejó que la intervención de los mercados, la inestabilidad político-institucional y la volatilidad económica se llevan el 67,3% de las respuestas, lo cual acompañado por la profundización de políticas populistas y anti mercados, acompañan el riesgo de que se profundice el cierre de tambos. Además, las debilidades están netamente enfocadas en la política y economía general y sectorial (17,9%), siendo este el principal escollo para el desarrollo de la cadena.
Por otro lado, según los encuestados los impuestos son clave en el deterioro sectorial, donde la marginalidad impositiva acaparó el 10,5% de las intenciones como distorsión del mercado, mientras que la presión impositiva (9,5%), por representar estos pagos al 40% del total del precio de los lácteos, se meten en un tercer lugar de los resultados de la encuesta. En ese mismo escalón están la falta de infraestructura básica y la falencia de mantenimiento de la existente, pese a la alta recaudación y aporte que sale desde la propia cadena. Son los caminos rurales los que encabezan esa lista, junto a rutas, electrificación y obras hídricas.
Hay que recordar que la cadena láctea, además del aporte de producción anual anteriormente mencionado, tiene una presencia en el mercado interno que absorbe el 76% de los negocios de la cadena, con un valor sectorial estimado en más de USD 10.600 millones, mientras que por exportaciones superan los USD 1.200 millones, representando más de dos puntos porcentuales de las ventas totales al exterior y algo más de cinco puntos de los negocios de la agroindustria.
La encuesta se realizó a través del mailing del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, dependiente de la FunPEL (Fundación para la Promoción y el Desarrollo de la Cadena Láctea Argentina), se envió hace algunas semanas una consulta que simplemente abarcaba fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas. La misma recibió 264 respuestas completas, con la particularidad de no ser anónima, y con el objetivo de obtener opiniones certeras y formales.
“La idea original fue poder recabar datos reales, sobre los temas que nos plantea el propio sector, pero teniendo en cuenta la percepción más abierta que la que puede tener el propio FunPEL y lo que dice la gente que compone esta cadena”, comentó a este medio Jorge Giraudo, titular del OCLA, quien precisó además que el objetivo del trabajo fue “encontrar planteos y soluciones estratégicas para la lechería en general, orientándonos a potenciar nuestras fortalezas”.
Giraudo, además, explicó que uno de los objetivos que se pueden obtener al tener mayor claridad sobre la mirada de la cadena, “es alcanzar la conformación de un instituto lechero, a mediano plazo, pero evitando el intervencionismo de los gobiernos como suele ser usual, para emplear a este espacio en acuerdos y generación de políticas o decisiones con criterios comunes”. La referencia está puesta en la estructura que se había planteado en 2009 y que planificaba a 2020 un crecimiento hacia los 18 mil millones de litros de leche, que no se pudo cumplir por la sucesión de crisis estructurales a nivel nacional que afectaron de manera directa al sector.
Para Matías Peluffo, empresario tambero de la región de Trenque Lauquen y presidente de la Cámara de Productores de Leche de la Cuenca Oeste de Buenos Aires, fue importante poder completar la encuesta y que esto se extienda a otros protagonistas del sector. “Es una manera interesante de recabar lo que pensamos en la cadena. Me sorprendió la cantidad de respuestas, aunque creo que debe formar parte del inicio una apertura de consultas en la cadena, para analizar el plan estratégico anterior”, señaló.
Desde el sector industrial, Pablo Villano, titular de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empreas Lácteas (APYMEL), manifestó que “en un año con una tendencia de precios elevados en los alimentos, que puede ser que se extienda por algunos meses más, lo cual no es normal en la lechería, la encuesta marca la necesidad de marcar reglas claras para el negocio, sobre todo al tiempo de trabajar con excedentes que no hagan colapsar los costos internos y que nos permitan aprovechar las oportunidades internacionales”.
Más resultados
En relación a los resultados de la encuesta, las fortalezas están instaladas en los bajos costos de producción de leche comparados, al tener en cuenta las cifras en dólares que oscilan entre 35 y 40 centavos de esa moneda (14,7%) al igual que en los vecinos Uruguay, Paraguay y Chile, mientras distan mucho de competidores directos como Estados Unidos y la Unión Europea.
Se considera de importancia el “Cambio productivo y tecnológico” (13,3%), que en la fase primaria permitió inversiones para la incorporación de tecnología, bienestar animal, intensificación de la producción, buenas prácticas, entre otros. Claro que la “Resiliencia, adaptabilidad y capacidad de reacción” típica argentina es una fortaleza fundamental (10,7%) para poder sostenerse en el negocio en condiciones constantes de cambios de reglas, imposiciones y políticas que forman parte del lado negativo del negocio.
En el podio del optimismo están la disponibilidad de recursos naturales, favorables condiciones climáticas y agroecológicas, el conocimiento del negocio y la tradición lechera. Además, la mitad de las respuestas sobre las oportunidades fueron abarcadas por las chances que ofrece el “mercado internacional, demanda y precios”, más allá de las coyunturas e incluso de ciertas competencias a partir de productos alternativos, hecho que se presenta más en economías desarrolladas y consumos más exigentes.
Por otro lado, el 19% orientó su mirada a la oportunidad que brinda la contracción de la producción mundial a contramano de un aliento de la demanda a partir de la pandemia, e incluso en similar medida se considera a las restricciones ambientales globales como una ventaja para la producción argentina.
Por último, la falta de financiamiento adecuado, pero también la escasa confianza entre producción e industria empujaron para ocupar también ese podio de complejidades diversas y constantes. El sector precisa de la puesta en marcha de la Resolución 229/16, que ordenaría muchas de las relaciones entre partes que marcan las falencias históricas de la lechería, incluso hasta llegar a la posibilidad del pago por calidad, la comparabilidad, la firma de contratos y con ello conseguir la transparencia y previsibilidad siempre reclamada, entre otros aspectos. Algunos agregaron a la escala, productividad y eficiencia entre los puntos flacos, además de la atomización de la representación gremial de los productores.