Pese a tratarse de un sector clave para la economía regional, la ganadería de Castilla y León continúa inmersa en una profunda crisis que se acentúa cada vez más. Las organizaciones profesionales agrarias (Opas) llevan años reclamando medidas de choque para evitar el progresivo cierre de explotaciones, sobre todo lácteas, ante la imposibilidad de equilibrar la balanza entre gastos e ingresos.
Sin embargo, la situación no varía y la productividad se resiente.
Claro ejemplo el del ovino de carne, donde la Comunidad se mantiene como principal proveedor de la cadena alimentaria nacional. No en vano, el número de sacrificios no deja de caer. Y muy por encima de la media nacional, tal y como acredita la última estadística del Ministerio de Agricultura correspondiente al pasado mes de febrero. En dicho periodo, se enviaron 154.729 ejemplares a matadero, un 14,52% menos mientras que en el conjunto de España se experimentaba una disminución del 2,24%.
Mayor es aún la caída registrada en el subsector bovino; en este caso del 17,67% al sacrificarse 27.415 reses. De momento, Castilla y León mantiene una posición de referencia únicamente superada por Cataluña, aunque no se debe posar por alto que el descenso medio nacional rondó el 8%.
Más de lo mismo en el ámbito porcino, con la producción regional todavía a años luz de Cataluña y Aragón. Un sector pujante desde hace años, sin duda, pero enquistado en clave productiva de un tiempo a esta parte por distintas problemáticas externas como la inflación, la presión de los mercados externos o la necesidad de adaptarse a las nuevas normativas de bienestar animal.
Tan solo el caprino, minoritario en Castilla y León, se libra de la quema. De hecho, creció un 19% en febrero -la segunda subida más alta del país- tras pasar de 3.884 a 4-625 ejemplares directos al matadero. Mientras, la producción global sufrió una merma del 2,24%.
Peor pintan las cosas, como siempre, en la ganadería láctea. A estas alturas, ya no sorprende el cierre progresivo de explotaciones por falta de rentabilidad o jubilaciones carentes de relevo porque no merece la pena. Aun así, Castilla y León continúa siendo un territorio clave en la producción de leche cruda en España. Aparte, mantiene precios competitivos (0,514 euros por litro en el primer trimestre del año) que se sitúan por encima del promedio nacional (0,496).
El principal problema, por mucho que los precios sean relativamente buenos en comparación con otras zonas, es el imparable descenso del número de ganaderos con entregas a la industria. Sinónimo, por norma general, de explotaciones que bajan la persiana. En este caso, marzo culminó con 55 profesionales menos. Es decir, un 8% menos. Cabe destacar, por otro lado, que el 84% de las entregas se llevaron a cabo dentro de la propia Comunidad, lo cual refleja una fuerte dependencia del mercado interno y una menor diversificación hacia otras regiones.