La cuestión es que aún existe una proporción importante de ese universo de empresas ganaderas que, al no realizar la Determinación Obligatoria del Estatus Sanitario (DOES) que los certifica como libres de brucelosis, quedaron fuera del mercado chino, que es, por lejos, el que prácticamente monopoliza la demanda de vacas de descarte.
Pero el problema más grande se registra con los pequeños productores ganaderos: para los establecimientos con menos de 300 vacas el plazo para realizar la DOEs vence el 30 de noviembre y la mayor parte de los mismos siguen en “veremos”.
Eso generó, en los hechos, una suerte de “cepo sanitario” que redujo la oferta de vacas disponibles para faena con destino a China, lo que promovió un “contrapeso” formidable al “cepo exportador” implementado por el gobierno nacional con el propósito de tirar abajo los precios de la hacienda.
Por ese motivo, las autoridades del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) resolvieron hoy lunes extender hasta el próximo 28 de febrero de 2022 la fecha límite para que los establecimientos con menos de 300 vacas puedan presentar la DOES.
En los fundamentos de la resolución –publicada hoy en el Boletín Oficial– se indica que la medida se tomó “teniendo en cuenta las limitaciones para el cumplimiento que pueden tener los productores más pequeños del país”, dado que los mismos representan “un mayor desafío operativo y de logística para sangrar sus existencias, debiendo abarcar un mayor número de establecimientos”.
Adicionalmente, los gobiernos de las provincias de Santiago del Estero, Misiones, Formosa, Catamarca y Entre Ríos habían solicitado al Senasa la extensión del plazo ante el bajísimo nivel de cumplimiento de la exigencia sanitaria.
Con la implementación de la norma sanitaria, desde agosto pasado los frigoríficos exportadores ya no pueden acceder a todas las vacas disponibles en el mercado, sino solamente a aquellas que sean “apto China”, es decir, las provenientes de empresas ganaderas con la DOES certificada por Senasa. Por lo tanto, son los principales interesados en extender el plazo de aplicación de la medida.
Con la flexibilización parcial del “cepo exportador”, implementada la semana pasada, se entonó un poco la demanda de vacas descarte (“conserva”) y esa movida se reflejó en los precios de la categoría. El viernes pasado, por ejemplo, el precio promedio de la vaca conserva buena fue de 109,4 $/kg, mientras que tres meses atrás, antes de la introducción del “cepo sanitario” de la DOES, había sido de 93,9 $/kg.