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19 Abr 2025
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En una sociedad que envejece rápidamente, las empresas buscan soluciones innovadoras para revertir la tendencia. Pero ¿cómo impactan estos esfuerzos en el comercio global de lácteos?
china
La drástica disminución de la natalidad en China ha encendido las alarmas tanto en el gobierno como en el sector privado.

En una sociedad que envejece rápidamente, las empresas buscan soluciones innovadoras para revertir la tendencia. 

Una de ellas es la industria láctea, que, enfrentando una sobreoferta interna y precios en caída, podría encontrar en la recuperación de la natalidad una tabla de salvación. 

Pero ¿cómo impactan estos esfuerzos en el comercio global de lácteos?

 

Incentivos a la natalidad: cuando el sector privado toma la iniciativa

En un hecho inédito, la empresa china Feihe, una de las mayores productoras de lácteos del país, anunció que ofrecerá dinero a los empleados que tengan hijos, como parte de su política para promover la natalidad. 

La industria láctea china: entre la sobreoferta y el temor al futuro

El impacto de la baja natalidad en la industria láctea es directo. Con menos nacimientos, disminuye la demanda de fórmulas infantiles, uno de los segmentos más rentables para el sector. En consecuencia, China ha enfrentado una sobreproducción de leche, lo que ha obligado a muchos tambos a vender por debajo del costo o incluso a cerrar.

Según Financial Times, el exceso de leche y la caída en la natalidad provocaron un desplome de precios y una retracción del consumo interno. Esto representa un desafío mayúsculo para un sector que, durante años, apostó al crecimiento sostenido de la población y al ascenso de la clase media.

Un problema global: la baja natalidad no es exclusiva de China

La situación china no es aislada. Países como Japón, Italia, Corea del Sur y hasta algunos de Europa del Este están registrando tasas de fertilidad por debajo del reemplazo poblacional. En Corea del Sur, por ejemplo, la tasa cayó a 0,78 hijos por mujer en 2022, la más baja del mundo. Algunas empresas surcoreanas, como Booyoung Group, ya ofrecen hasta 75.000 dólares por hijo a sus empleados. (CNN, 2024).

Este patrón demográfico representa un desafío no solo para los sistemas de seguridad social, sino también para industrias como la láctea, que dependen de una base sólida de consumidores jóvenes. El segmento de fórmulas, yogures y productos para niños podría estancarse globalmente si no se revierte la tendencia.

¿Y el comercio internacional de lácteos?

China es el mayor importador de productos lácteos del mundo, especialmente de leche en polvo, fórmulas y suero. Países como Nueva Zelanda, Australia, la Unión Europea y América Latina han desarrollado estrategias comerciales agresivas para abastecer a este mercado. En 2023, las importaciones chinas de leche en polvo superaron las 620.000 toneladas, según datos del USDA.

Una recuperación de la natalidad podría reactivar esa demanda. Pero el escenario no es simple: los cambios en los hábitos alimenticios, con una población joven más inclinada al veganismo o las bebidas vegetales, también podrían impactar. Al mismo tiempo, las regulaciones más estrictas en torno a los ingredientes de las fórmulas infantiles en China han generado barreras para algunos proveedores internacionales.

Estrategias posibles: entre la innovación y la adaptación

Para capitalizar una eventual recuperación de la demanda, la industria láctea global deberá:

  • Apostar a productos funcionales con valor agregado (como fórmulas premium, fortificadas con probióticos, DHA y colina). 
  • Fortalecer la trazabilidad y los sellos de calidad, clave para ingresar al mercado chino post-escándalos alimentarios. 
  • Diversificar el portafolio con productos para adultos mayores, otro segmento en crecimiento. 
  • Invertir en educación nutricional, mostrando los beneficios del consumo lácteo en todas las etapas de la vida. 

¿Una oportunidad real o una ilusión?

Los subsidios a la natalidad en China —como el caso emblemático de Feihe— pueden marcar un cambio de rumbo en la dinámica demográfica del país. Para la industria láctea, esto representa tanto una esperanza como un llamado de atención: el crecimiento futuro ya no será tan automático como en décadas pasadas. Será necesario adaptarse, innovar y mirar el mapa demográfico con atención.

En un mundo que envejece, las empresas lácteas deberán ampliar sus horizontes, no solo esperando más bebés, sino entendiendo mejor a sus consumidores en todas las etapas de la vida.

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