El covid-19 tuvo un impacto limitado en la producción de leche, pero redujo temporalmente el consumo (actualmente se estima en 35 kg per cápita), lo que resultó en una proporción relativamente más alta de leche procesada en leche en polvo entera.
Las importaciones de lácteos, incluidas la leche fluida, el queso y la mantequilla, continuarán aumentando dada la fuerte demanda. Es probable que las importaciones de productos lácteos estadounidenses se recuperen en 2020 después de la firma del Acuerdo Económico y Comercial (ETA) entre ambos países, mientras que Nueva Zelanda y la Unión Europea (UE) continuarán siendo los principales proveedores.
La producción de leche líquida de 2020 en China se pronostica en 33 millones de toneladas métricas (MTM), + 3% respecto a 2019, lo que se debe en gran medida a la expansión a gran escala de las lecherías y mejores rendimientos individuales. La mejora también se atribuye al apoyo del gobierno a la industria láctea. En 2019, los gobiernos locales proporcionaron aproximadamente US$ 300 millones para subsidiar a los productores y las cooperativas para construir y mejorar más de 1.500 lecherías familiares y plantar 67.000 hectáreas de alfalfa. El plan apunta a continuar construyendo o mejorando 1.500 establecimientos y 100 instalaciones de procesamiento cada año hasta 2022.
A su vez, las principales compañías lácteas de China han invertido en la construcción de lecherías a gran escala (10.000 cabezas) y en programas para mejorar la calidad de la leche. Aunque el costo de producción de la leche cruda es mayor que la leche importada, la brecha continúa disminuyendo.