La Universidad de Alberta, en Canadá, ha marcado un hito en la investigación ganadera con el desarrollo de un probiótico pionero que revoluciona la salud y la productividad de las vacas lecheras.
Después de una década de investigación exhaustiva, el equipo dirigido por Burim Ametaj, profesor de la Facultad de Ciencias Agrícolas, de la Vida y del Medio Ambiente en esta institución, ha logrado diseñar un producto que no solo previene enfermedades del ganado, sino que impulsa la producción de leche y el bienestar animal.
El probiótico, desarrollado durante 10 años de intensa investigación, está compuesto por tres cepas bacterianas nativas extraídas del tracto reproductivo de vacas sanas. Este descubrimiento se debe, en gran medida, a la colaboración del microbiólogo Michael Gänzle, quien identificó las cepas de bacterias del ácido láctico que constituyen la base del probiótico.
Estas bacterias, conocidas como bacterias ‘buenas’, representan un papel clave en la protección del sistema reproductivo bovino al mantener un equilibrio saludable en el microbioma, reduciendo el riesgo de infecciones y enfermedades.
Entre 2008 y 2018, el probiótico fue sometido a pruebas rigurosas en tres grandes proyectos, utilizando vacas lecheras tanto del Centro de Investigación y Tecnología Lácteas de la Universidad de Alberta como de cuatro fincas comerciales en Alberta. Los resultados fueron claros: el uso del probiótico trajo beneficios no solo para la salud reproductiva de las vacas, sino también para su rendimiento productivo.
Uno de los aspectos más destacados del probiótico es su capacidad para prevenir infecciones del tracto reproductivo. Según Ametaj, las pruebas realizadas mostraron que el uso de este producto redujo en un 50% las infecciones uterinas que comúnmente ocurren después del parto.
Estas infecciones, junto con otras complicaciones como la fiebre de leche y la retención de placenta, representan costos para los productores de leche, no solo por el tratamiento de las vacas afectadas, sino también por la pérdida de producción que generan. Al reducir estas afecciones, el probiótico ofrece una solución preventiva que disminuye los gastos veterinarios y aumenta la eficiencia en la producción lechera.
Además de los beneficios en la salud reproductiva, el probiótico también tuvo un impacto directo en la producción de leche. Las vacas que recibieron el tratamiento produjeron entre cuatro y seis litros adicionales de leche por día durante los primeros 50 días posteriores al parto.
Esta mejora en la productividad es fundamental para los ganaderos, ya que el aumento en la producción de leche durante este periodo se traduce en mayores ingresos y una mejor eficiencia en el manejo del rebaño.
Los terneros también se beneficiaron del uso del probiótico. Un productor de Alberta llamado Jeff Nonay, cuyo rebaño participó en el estudio, observó una mejora en la calidad y cantidad del calostro producido por las vacas que recibieron el probiótico.
Gracias al probiótico, los terneros nacidos de vacas tratadas mostraron un mayor peso y una mejor inmunidad cuatro semanas después del nacimiento, lo que garantiza un inicio de vida más saludable y resistente.
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