Si bien los avances tecnológicos en el campo argentino son una constante, todavía queda mucho espacio para aplicar los nuevos desarrollos y tecnificar actividades, como es el caso de la lechería, en donde se busca aumentar la productividad y superar los 11.000 millones de litros promedios que se obtienen por año.
Así lo indicó José Iachetta, un reconocido periodista agropecuario especializado en lechería que organizó la exposición Todo Láctea en Esperanza, Santa Fe.
“Hay cambios muy grandes en la lechería argentina: si bien tenemos un problema en la labor industrial, en la producción primaria hemos tenido un giro copernicano en materia de tecnología y esta es la gran ventana que miran los jóvenes”, dijo Iachetta en diálogo con el programa “Nuestra Tierra”, que se transmite por radio Perfil.
Según explicó el especialista, el rodeo lechero nacional ronda las 1,6 millón de vacas, que producen unos 7.000 litros por lactancia. Así, cada vaca ofrece un promedio diario de 23 a 27 litros, cifra que se ubica muy lejos de los 70 litros que se obtienen en los mejores tambos de Estados Unidos.
“La Argentina tiene entre 6.500 y 7.000 litros de lactancia por vaca. Multiplicado ese número por 1,6 millones de vacas, da un número de 10.000 millones de litros, que es lo que sacamos nosotros. En Estados Unidos, con 10 millones de vacas lecheras, sacan 105.000 millones de litros, o sea, dan 10.500 litros por lactancia. Ese camino por recorrer explica todo”, aseguró.
“El tratamiento del robot está pensado absolutamente para el bienestar del hombre y de la vaca”, refirió el especialista, aunque admitió que el sistema robotizado, creado en Holanda hace más de tres décadas, también está limitado en la Argentina por la decisión de inversión y las condiciones de producción en rodeos de hasta 400 vacas lecheras.
Otros aportes al bienestar animal
Iachetta refirió también la importancia que tiene el crecimiento que ofrece el número de galpones y techos para resguardar a los rodeos del clima tanto frío como del calor extremo.
“Más allá de que al productor le guste el sistema pastoril, que predomina en la Argentina en un 60% del rodeo lechero, la tendencia a encerrar y el uso de bateas para la hacienda lechera es notable en la Argentina”, expresó.
En este sentido, agregó que “a esto se le suma el uso de todo tipo de ventiladores para los tinglados, todo para que los animales no sufran estrés calórico. También se puede hacer un circuito virtuoso en los establos, con cubículos de arena y luego el lugar donde bostea. Creo que en el país, hay unos 150 establos armados para tambo”.
Por ello, Iachetta consignó que “hay una demanda enorme y hay empresas dedicadas a las obras civiles de esta transformación del tambo” y ponderó también propuestas como la que ofrece un “robot arrimador de comida, que trabaja como un sistema sin fin que estimula a la vaca a comer y se desperdicia menos comida”.
Entre otras propuestas exhibidas en la muestra Todo Láctea en Esperanza, Iachetta comentó también la presentación de “varios sistemas” novedosos como “sistema de antena con collares y aretes, lo que posibilita centralizar y mejorar todo lo que es la preñez de la vaca”.
También permite, a través del monitoreo, detectar el mejor momento para que la vaca sea inseminada. Esto se logra a través de “unos aretes puestos en la oreja o un collar puesto en el cuello de la vaca del lado donde tiene el corazón. Todo esto permite también anticipar enfermedades”.
HM/LT