ESPMEXENGBRAIND

31 Mar 2025
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31 Mar 2025
Galicia y Asturias participan en un grupo supraautonómico que quiere desarrollar una marca de neutralidad climática para las explotaciones lácteas
ANGEL MANSO

Los ganaderos gallegos son conscientes de que su actividad debe ser cada vez más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

Pero, hasta ahora, no cuentan con ningún sistema que les permita acreditar ante el consumidor todas las buenas prácticas que han implementado para conseguir que su trabajo emita las menores emisiones contaminantes posibles. Precisamente con el objetivo de desarrollar una marca de sostenibilidad y neutralidad climática para el sistema de producción de leche asturiano y gallego nace el proyecto Climalact, un grupo operativo supraautonómico se ha puesto a trabajar ya para conseguir ese fin.

Los responsables de esta investigación recuerdan que la nueva PAC ya apuesta por introducir medidas obligatorias y voluntarias para que el sector agroganadero aplique medidas beneficiosas para el medio ambiente. Y recuerda que en Asturias y Galicia se encuentra el 68 % de las explotaciones de vacuno de toda España, con un tamaño inferior a la media nacional y mayor presencia de producción en ecológico. Es en este contexto en el que surge el grupo operativo Climalact, que durante los próximos tres años dispondrá de 600.00 euros para desarrollar una marca de sostenibilidad y neutralidad climática para el sistema de producción de leche asturiano y gallego.

En este proyecto colaboran la Fundación Empresa Universidade Galega (Feuga), las empresas Campoastur y Capsa Food, la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca), la Asociación Intereo y la Unversidad de Santiago de Compostela, a través del Grupo de Sistemas Silvopastorales.

Para elaborar la marca de calidad, que en principio ha sido bautizada como Climalact, se va a tener en cuenta el análisis conjunto de la granja y la cadena de valor, de modo que se seleccionen las mejores prácticas existentes, evaluando su impacto en el tejido productivo, en el medio ambiente y en el medio rural.

El proyecto se llevará a cabo en varias fases, empezando por la elaboración de un listado de indicadores de sostenibilidad y clima asociados a la granja y a la cadena de valor, que serán debatidos en grupos en los que participarán los agentes involucrados en la cadena láctea con el objetivo de seleccionar aquellos de mayor interés. «Ya hemos tenido un reunión en Asturias y tendremos otra en Galicia para hacer un análisis de debilidades y fortalezas», cuenta Rosa Mosquera, catedrática de la Universidad de Santiago que participa en el proyecto.

Campoastur y Capsa Food aportarán al proyecto su conocimiento del sector y el acceso a granjas con diferentes modelos de producción. La universidad, por su parte, se encargará de recopilar y analizar datos que serán fundamentales para la creación de los protocolos de medición de neutralidad climática y para el desarrollo de la aplicación informática.

«Queremos determinar los indicadores de sostenibilidad ambiental, económica y social», explicó Mosquera. La idea es descubrir qué factores son más importantes a la hora de reducir la huella de carbono de las explotaciones y, en base a ellos, crear una serie de requisitos con el fin de que aquellas explotaciones que las cumplan puedan identificar su producción con la marca Climalact, que acreditará su sostenibilidad y neutralidad climática.

También analizarán los modelos de negocio de cuatro tipos de granjas: intensivas, semiintensivas, extensivas y semiextensivas. Los criterios que las diferenciarán serán la práctica o no del pastoreo y el hecho de que produzcan o no su propio alimento. Eso permitirá diseñar los criterios que se aplicarán a cada una de esas explotaciones para que puedan acogerse a la nueva etiqueta.

El uso del purín y la subida de precios de los fertilizantes, principales preocupaciones del sector

Climalact ya celebró su primera reunión de trabajo, en la que los participantes expusieron las principales amenazas y desafío que afronta el sector. Los asistentes al encuentro se mostraron preocupados por las restricciones que conllevan las regulaciones medioambientales y las emisiones de gases de efecto invernadero. También, por las limitaciones en el uso del purín y la subida de precios de los fertilizantes.

Otro de los retos que afronta el sector, añadieron, es la falta de relevo generacional, la despoblación de las zonas rurales y las dificultades para encontrar mano de obra especializada. Además, los ganaderos con explotaciones de leche en régimen de pastoreo también mostraron su preocupación por los ataques del lobo.

Todos estos aspectos fueron recogidos por parte de los investigadores de la USC, con el objetivo de caracterizar la situación actual de las granjas y la cadena de valor del sector lácteo. Eso permitirá dotar a los ganaderos de herramientas para mejorar sus parámetros de sostenibilidad y neutralidad climática y adaptarse a los nuevos requisitos de la PAC.

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