Este es un llamado a revisar las políticas en torno del arraigo y la producción, en vistas de los riesgos que debe afrontar otra cooperativa emblemática de Entre Ríos, por la economía cada vez más concentrada.
Cocau surgió en 1978, en busca de una salida a la producción tambera de Hernandarias.

Si tomamos conciencia de lo que sucedió con Cotapa y Cotagú ¿no nos curaremos en salud con Cocau? Aquí algunos datos e interpretaciones y testimonios para conocer un caso muy nuestro, y sensibilizar a los que mandan.

La Cooperativa Cocau “Campo Unido de Hernandarias” surge en 1978 de la mano de un grupo de productores en busca de una salida a la producción tambera de la zona de Hernandarias.

Así comienza la elaboración de quesos al año de su conformación; práctica productiva que se extiende hasta la actualidad. Hoy los quesos son vendidos a acopiadores que llevan el producto centralmente a la ciudad de Rosario (Santa Fe) en su mayoría; un queso muy buscado por su calidad y sabor.

La Cooperativa recibe hoy unos 15 mil litros diarios de unos 20 productores que entregan la leche a la industria, muchos de ellos son parientes directos de los socios fundadores; con un hondo sentido de pertenencia con la Cooperativa.

Cuando estuve trabajando para la Secretaría de Agricultura Familiar junto con técnicos de otras reparticiones, de la Dirección de Agricultura de la Provincia y de la Secretaria de Lechería de Nación, logramos que se financiaran dos proyectos por un monto que superó los 4 millones de pesos para la conformación de un Fondo Rotativo que maneja la Cooperativa, y mejorar sus instalaciones. Este fondo ha sido fundamental para sostener a los productores ya que la situación de sus economías en estos últimos años es lamentable, debido a las inclemencias climáticas y ahora último a la fuerte devaluación que sufrió el peso y al aumento de las tarifas de los servicios, la luz más que nada (insumos en dólares y la leche se paga en pesos). La industria cooperativa no queda afuera de estos vaivenes económicos; hoy pasa por una situación crítica.

El productor de la zona realizaba todos los años silos de maíz de planta entera o de alfalfa como reserva y alimentación para las vacas en ordeñe. Hoy es imposible pensar en realizar un silo de maíz para reserva o un silo bolsa de alfalfa, los costos de para realizar esos trabajos (que sí o sí se tienen que tercerizar) son muy elevados. Con estas reservas el productor garantizaba una producción estable durante todo el año.

Además la mayoría ha bajado más de un 50 % la ración de alimento balanceado durante el ordeñe. Esto incide directamente en los rindes y en la calidad proteica y contenido de grasa butirosa de la leche, bajando el precio ya que se está empezando a pagar por calidad según el sistema de Liquidación Única que el gobierno ha impuesto a todas las industrias lácteas y que a industrias chicas como posee Cocau le desfavorece.

El tambo es un trabajo sacrificado, los 365 días del año. Producir leche, un producto perecedero, luego en este caso transformado en queso (un valor agregado) ha garantizado que esta Cooperativa siga en el tiempo, aunque hoy trabaje a pérdida.

Gracias a los aportes recibidos, la Cooperativa ha podido mejorar y remodelar su industria, sobre elevando las tinas y comprando una pasteurizadora para mejorar la producción, pero no ha alcanzado para poner en marcha todo, teniendo la pasteurizadora pero no en funcionamiento.

Igualmente, si no hay medidas de parte del gobierno, Cocau seguirá el mismo camino que la Cooperativa de Gualeguaychú Cotagú; creada en 1961 y que cerró sus puertas en 2018. Así como de cientos de industrias que están cerrando todos los días en diferentes localidades del país.

Se escucha poco de las entidades del “campo” sobre esta situación crítica de la lechería del país. Sólo hacen declaraciones pidiendo bajas en los impuestos cuando en realidad estamos afectados por la gran devaluación, la suba del dólar y la falta de acciones concretas del estado, como la implementación de un precio sostén que garantice desde el Estado un valor del precio de la leche al productor, para darle rentabilidad a los productores, regulando el mercado, buscando mejorar toda la cadena desde el productor hasta la góndola.

Se escucha a los funcionarios Nacionales diciendo que hay que ser más “eficientes”, que hay que aumentar la producción para licuar costos. Más de lo que este grupo de productores hace no puede hacer, en cuanto a eficiencia de producción. Por dar un ejemplo: uno de los productores que posee 50 hectáreas propias y arrienda 30 hectáreas más a un vecino, donde hace las reservas, posee unas 80 vacas en ordeño, produce unos 1300 litros por día en dos ordeñes. Trabaja él junto con su madre y un empleado que les ayuda en la rutina de ordeñe. Todos los años realizaba una bolsa de silo de alfalfa y otro tanto de silo de maíz planta entera. Si a este productor le sumamos el fletero, son 4 familias que viven de este tambo en forma directa e indirecta, llegando a producir casi 20 litros de leche por hectárea por día. Este año le fue imposible realizar las reservas. Además, de 4 kilos de balanceado que proporcionaba por ordeñe, hoy le está dando 2 kilos en desmedro de calidad y cantidad de litros de leche, resintiendo la producción y por ende sus ingresos, todo buscando disminuir los costos de producción.

Seguro tiene cosas para mejorar, pero en las condiciones actuales ¿cómo hace para ser más eficiente? Y así como este ejemplo hay más, de los productores de Cocau y de la zona, que se sostienen porque son tambos familiares base pastoril y sin mano de obra contratada, y así y todo están en peligro de cierre de sus tambos, ya que los costos dolarizados de sus insumos y el alto costo de los servicios (luz) no son cubiertos con el ingreso en pesos que obtienen de la venta de la leche.

Datos del Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA) muestran que en el año 2018 cerraron 604 tambos. “Normalmente el cierre de tambos en nuestro país tiene una tasa del 1 al 3 por ciento anual, mientras que a nivel mundial es del 4 por ciento anual. El fenómeno de la concentración explica todo esto, donde son cada vez más las unidades productivas con más vacas y con mayor producción individual y con sistemas de producción más intensivos”, dichos de Jorge Giraudo, coordinador del Observatorio.

Además, Giraudo comentó: “Venimos de 200 a 300 tambos que se cerraron por año a estos números actuales que superan los 600 en lo que va del 2018. El factor climático ha provocado serios problemas, y muchos tambos no hubiesen cerrado si los caminos rurales estuvieran en condiciones o se hubieran realizado los canales y las obras para prevenir inundaciones, que no se hicieron pero sí se cobraron los impuestos para el desarrollo de dichas obras”.

Como expresa Giraudo el cierre de los tambos se dio en la década K y se ha profundizado hoy en los 3 años de MM.

Un tambo que se cierra es imposible que vuelva a reabrirse, ni pensar en la generación de nuevos tambos. Para que un joven se ponga de la mano de su familia, o solo, a armar un tambo necesita una fuerte inversión (para este tipo de emprendimiento no existen créditos blandos, ni apoyos de parte del Estado) y no existen financiamientos que le den una ayuda para hacerlo. Es difícil armar un tambo desde cero, la compra de los animales, la implantación de las pasturas, las reservas, para esto es necesario implementar un programa de recuperación de la cuencas lecheras en todo el país, con ayuda financiera (Procrechacra o Procretambo, un crédito blando a varios años de pago, junto con una política diferencial que garantice rentabilidad en estos tambos familiares) y asistencia técnica para poder avanzar en un camino de verdadero desarrollo de las localidades del interior y las cuencas lecheras del país.

Todos hablan de que cierra un tambo por día en la argentina, nadie habla bien del por qué cierran ni qué pasa cuando un tambo cierra, qué pasa por la cabeza de ese productor que todos los días, los 365 días del año realizando 2 veces la misma rutina y hoy ya no lo realiza, viendo como día a día las instalaciones que poseía se van deteriorando y se van volviendo taperas.

Una vez hablé con un productor que había sido tambero y me contaba las peripecias que pasó en el tambo, las embarradas, las cinchadas de las vacas caídas, el tener que salir en el tractor con el tumbero a sacar la leche hasta el camino afirmado; las tormentas, el calor… y al final de su relato le pregunté: si las cosas cambiaran y la leche valiera y hubiera políticas claras ¿volverías a ser tambero? Y me respondió sin pensarlo: ¡por supuesto!

El sistema cooperativo en la provincia ha sido la base de la producción campesina y de la agricultura familiar. Muchas cooperativas se han creado y también muchas han quebrado, algunas por mal manejo sí, pero muchas por los vaivenes económicos y la falta de políticas que garanticen y sostengan estas empresas que ponen primero el socio, el productor, antes de la ganancia de la empresa.

Hoy Cocau es una de las industrias que mejor paga la leche en la zona, antes del 10 de cada mes realiza la liquidación buscando siempre poder mejorar la situación de los productores tratando de que no cierre ninguno de ellos, no ha despedido a ninguno de sus empleados. Pero no ha podido terminar las instalaciones, ni logró poner en marcha la pasteurizadora que tanto ayudará a mejorar la eficiencia y el tiempo de elaboración, a costa de ir mes a mes cerrando en negativo el balance luego de pagar todas las cuentas. Esto lleva al quiebre de la industria.

Si no hay acciones concretas de parte del Estado que ayuden a este tipo de empresas, cooperativas, va en camino a cerrar como Cotagú en Gualeguaychú en nuestra provincia y vuelvo a preguntarme qué harán estos 20 productores y demás trabajadores, los 7 empleados de la industria, los 2 fleteros, si cierra la Cooperativa…

Esto habría que preguntarle a los funcionarios provinciales y nacionales y también a la dirigencia de las entidades agropecuarias y si la respuesta sigue siendo que hay que ser más eficiente les pedimos que vengan y nos enseñen ya que quizás los cientos de tambos e industrias lácteas que han cerrado no lo han sido; así que los esperamos para poder ser más eficientes y no desaparecer en el intento.

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