Durante un evento del sector se destacó la necesidad de recuperar institucionalidad, promover la capacitación, realizar inversiones en tecnología y reclamar políticas de incentivos.

En el reciente Outlook Lechero 2022 se nos invitó a pensar en la lechería del futuro, ese que está más cerca de lo que pensamos. En el segundo bloque abordamos lo que consideramos un eje central de este futuro que no es más ni menos que la sostenibilidad.

Así se plantearon oportunidades y desafíos en que el bienestar animal, el bienestar humano y la conservación del ambiente constituyeron un tridente inseparable e integrado. Desde este punto de vista, el “bienestar es uno solo que comprende estas tres dimensiones”.

Lo que durante años solo se centró en la productividad hoy se transforma en productividad sostenible, un cambio de mirada indispensable.

A partir de datos surgidos de la Encuesta Sectorial Lechera del INTA (se realiza desde principios de la década del 2000 con el objetivo de mantener un diagnóstico actualizado del sector lechero primario) se evidenció que una gran mayoría de productores manifestaron su intención de estabilizar sus planteos y crecer.

Esta mayoría de población también presentó sus fuentes de preocupación sintetizadas en: variabilidad climática, incremento de costos, escasez de mano de obra responsable y política errática para el sector lechero.

Argentina sigue gozando sin duda alguna de un ambiente especialmente propicio para todo tipo de sistemas productivos. Desde aquellos básicamente pastoriles hasta los más intensivos y a lo largo y ancho del país hay ejemplos de empresas que los muestran consistentes. Dejamos el dilema del “sistema argentino” por una variedad de alternativas que muestran resultados interesantes en la medida que cuentan con objetivos claros, recursos a su altura, procesos bien diseñados, gestionados y monitoreados, así como equipos de trabajo capacitados y motivados.

Capital humano, tracción de crecimiento

Enfocando al capital humano se presentaron datos que hacen evidente que nuestra lechería tiene una baja productividad por persona en relación con otras como Nueva Zelandia, Australia o Estados Unidos, existiendo a su vez una gran competencia regional desde actividades como la agricultura. Se avizora gran margen de progreso, pero también serias dificultades para lograr la ansiada competitividad.

No existe posibilidad de trazar horizontes si no se resuelven aquellas necesidades básicas de las personas que dedican su vida a la actividad lechera. Desde esta mirada la productividad termina siendo consecuencia y no causa.

Como caso de referencia el Programa Factor Humano en Tambo nacido de necesidades de productores de la cuenca central Santa Fe Centro – Córdoba puede citarse como un ejemplo de trabajo colaborativo e interdisciplinario.

Este programa impulsado por sus propios actores logró en muchos casos revertir la mirada sobre las personas y el trabajo en el tambo. Se invirtió la idea de obstáculo para convertirse en impulsor, tambos que crecen y evolucionan a partir de su gente y no a pesar de ella.

Esto nos da un claro mensaje: es posible hacer del tambo una actividad atractiva si ponemos a las personas en otro lugar. Si conseguimos que sus necesidades se atiendan y su ambiente se enriquezca. Sin embargo, esta ardua tarea implica decisión empresarial y un proceso de trabajo sobre las personas ligadas a los tambos y su entorno más próximo.

Innovación para la sustentabilidad

Desde la óptica ambiental, la actividad recibe cargos por su aporte al cambio climático, sin embargo, nuestro país cuenta con margen para estructurar estrategias que logren su mitigación. Otros países en cambio iniciaron este camino hace tiempo y hoy sufren distorsiones que los obligan a desandar estrategias poco conducentes en este sentido.

Por otra parte, las nuevas tecnologías han generado un impacto importante en la manera de trabajar en los tambos, ya existe al menos un 10 % del total de rodeo con algún seguimiento concreto en monitoreo, los cambios se aceleran.

Simultáneamente surgen muchos proyectos que van en línea con una fuerte incorporación de tecnología, ligada a la automatización de procesos. La suma de los elementos mencionados prefigura cambios importantes en algunos escenarios, particularmente en la proporción de tambos con crecimientos sostenidos y capacidad para aventurarse en la innovación.

Queda preguntarse de qué manera sostener la realidad de muchas empresas inmersas en procesos de futuro incierto. Aquí aparece la urgente necesidad de atender desde toda la cadena necesidades de difícil resolución. ¿Cómo alojar y conducir la reconversión de cientos de tambos y personas en medio de estos cambios tan determinantes?

Siguiendo la idea de la sostenibilidad se hacen necesarios sistemas o alternativas de incentivo concreto tal como se ve por ejemplo en la lechería chilena que ha comenzado a trabajar con estándares de sustentabilidad de predios lecheros. A través de un sistema de estímulo concreto (derivado al pago de este agregado de valor) se premian a aquellos que cumplen con una serie de aspectos centrales asociados al propósito. Esto ratifica la lógica que en toda empresa si los sistemas de operaciones no se alinean con los sistemas de incentivos se generan estímulos contradictorios y poco conducentes.

Escuchar y comunicar

Finalmente, un capítulo particular dedicado a la comunicación, al imperativo de conectar con la sociedad. Esto es sinónimo de escuchar, motivar, inspirar con el fin de construir lo más preciado: confianza.

La comunicación como herramienta estratégica se hace indispensable ya que no es más ni menos que elemento clave para la construcción de futuro. Necesitamos más que nunca “Embajadores”, interlocutores válidos, que promuevan la actividad con la que están comprometidos. Serán actores genuinos, con la misión de implicar y participar a todos de la visión de la nueva lechería. Un eslabón esencial en pos de una institucionalidad robusta y potente de cara al futuro deseado.

Una nueva mirada

Todos estos elementos insertos en la Cadena Láctea imponen una nueva mirada, aún con condiciones de rentabilidad negativa. Superar los años de estancamiento solo es posible si pensamos en resolver:

-La necesidad de recuperar institucionalidad que posibilite consensos básicos, frentes comunes entre actores de la cadena y oportunidades de co-innovación.

-Recrear fondos para inversiones estratégicas (plazos y años de gracia ajustados) de las que se vienen postergando hace años. Sin esto es impensable la modernización, la recuperación de una masa importante de empresas o de imaginar un futuro viable.

-La necesaria capacitación de la mano de obra, el trabajo sobre el recambio generacional y sucesión. Asimismo, el rol clave de la comunicación de cara a la sociedad y la construcción de una imagen apreciativa de una nueva lechería.

-Finalmente se requiere de generar señales claras y políticas de incentivos que posibiliten expectativas positivas para la permanencia de la juventud, los futuros tamberos.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas

Más Leídos

Destacados

Sumate a

Mundo

Seguinos

Suscribite a nuestro newsletter