La mezcla de estos dos alimentos descubierta en una feria alemana fue el germen para crear un nuevo producto que hoy ha cumplido en España 25 años y continúa renovándose.

Son muchas las generaciones de españoles que han tomado su desayuno teniendo cuidado de beber primero el zumo de naranja y después la leche para evitar que esta se corte, pese a que nadie pudo demostrar nunca que dicha mezcla pudiera ser perjudicial para la salud.

Pero, entonces, ¿cómo es posible que haya en el mercado una bebida hecha precisamente a base de zumo y de leche, y que haya tenido tan buena aceptación entre los consumidores? La clave la encontramos en una historia que nos remonta a principios de los años 70 y que pone en alza el valor de la creatividad y la innovación. Fue en esa época cuando Tomás Pascual Sanz, tras recorrer Europa, se trajo a España el primer uperisador y el primer brik de cartón.

Hoy nos parece obvio comprar la leche en un tetrabrik, pero antes se vendía en bolsas y apenas se mantenía fresca unos días. La uperisación permitió dotar a la leche de una vida más larga y sin necesidad de frío; aquello supuso una revolución en la alimentación de nuestros padres y abuelos, y democratizó el consumo de leche en España.

“La parte más difícil de un proceso de innovación es acertar. Desarrollar el mejor producto técnicamente y que sea ideal para el consumidor” En los años siguientes, Pascual seguiría recorriendo el mundo atento a cualquier innovación. Así llegamos a 1997. Ese año, el canciller Helmut Kohl inaugura una nueva edición de la centenaria feria internacional alimentaria de Anuga en Alemania.

Como es habitual, Tomás Pascual recorre los pasillos en busca de nuevas tecnologías y de identificar oportunidades. Es allí donde le ofrecen probar una exótica mezcla de leche y zumo. Curiosamente, los dos alimentos estrella de su negocio en España… Pero parecía inconcebible que estuvieran unidos en una misma bebida: ¿acaso no se corta la leche en contacto con el zumo?

Aquella visita creó el germen de lo que terminaría convirtiéndose en una nueva y disruptiva categoría de mercado. Tras varios desarrollos y un largo trabajo en su fábrica de Aranda de Duero (Burgos), logró mezclar zumo y leche en el conocido Bifrutas de hoy, Biofrutas de entonces.

Tomás Pascual aplica la frase de Picasso al arte de la industria alimentaria: “Yo hago lo imposible, porque lo posible lo hace cualquiera”.

Todo en un solo trago

“Logró introducir todo en un solo trago. Era impensable en la época”, recuerda Víctor Garijo, responsable de I+D+i de Bebidas en Pascual, que lleva más de 20 años en la compañía y corrobora la historia: “No es solo que mezclaran zumo y leche haciendo posible una bebida estable, sin cortarse como consecuencia de la acidez del zumo, sino que el resultado fuera un equilibrio de sabores en el que cada parte acentúa lo positivo de la otra. Desde entonces, no lo he visto en ninguna parte del mundo”. La fórmula secreta se la queda para él en Aranda, la ciudad en la que se fabrica la bebida.

Aquel 1997 fue el año en el que se abrió el Guggenheim de Bilbao, España lanzó el satélite Minisat 1 e Induráin anunció su retirada del ciclismo. Mientras estos acontecimientos marcaban la historia de España, en los lineales del súper nacía un nuevo mercado que, a diferencia de tantos otros, no fue flor de un día, señala Garijo: “Aunque normalmente los nuevos desarrollos tienen un recorrido corto, hoy podemos decir que es una categoría consolidada en el supermercado.

En Pascual supimos ver el enorme potencial y le dimos un volumen grande. Siempre hemos sido los líderes de la categoría desde que la creamos. Y pretendemos seguir siendo el motor”. Para ello, siempre hay que seguir innovando. Prueba y error, porque, como dice Víctor Garijo “la parte más difícil de un proceso de innovación es acertar. Desarrollar el mejor producto posible desde el punto de vista técnico y que sea ideal para el consumidor”.

El reto de la naturalidad

En la actualidad, llega un nuevo reto. Con los años, los hábitos del consumidor han ido cambiando hacia una alimentación cada vez más saludable. Hoy, el 39% de los españoles -según el estudio “Attitudes to Healthy Eating and Drinking Europe 2020”, de Mintel- considera que la naturalidad es uno de los factores más importantes a la hora de comprar alimentos. Bifrutas apuesta por unirse a esta corriente cada vez más demandada por el consumidor y crea una gama con ingredientes de origen 100% natural y vitamina C.

Cuando preguntamos cómo han creado este producto, Garijo nos subraya que “hemos hecho más de 200 prototipos”. El esfuerzo se ha centrado en mantener al producto libre de conservantes, colorantes y edulcorantes, aumentando sus proporciones de leche y zumo y reduciendo hasta en un 40% los azúcares añadidos. “Nuestra ambición es seguir trabajando para que, en un futuro lo más próximo posible, sea todavía mejor”, concluye Víctor Garijo. Una ambición muy ligada a su propósito: ‘Dar lo mejor’.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas

Más Leídos

Destacados

Sumate a

Mundo

Seguinos

Suscribite a nuestro newsletter