A pesar de la situación que se vive en la Argentina desde el 20 de marzo debido a la propagación del COVID-19, ya son varias las actividades que se vieron reactivadas o que nunca frenaron gracias a su importancia en la rutina diaria de la sociedad. Una de ellas son los supermercados y las grandes cadenas de alimentos que se encargan de realizar un proceso detallado y exhaustivo a la hora de llevar los alimentos de primera necesidad a las góndolas. Uno de los ejemplos más claros -además de ser uno de los alimentos más consumidos-, es la leche. Es bien sabido que es de suma importancia continuar con la correcta cadena de protocolos para sostener su frescura natural. Por esta razón, trabajar con alimentos tan sensibles e importantes para las personas resulta una gran responsabilidad para las empresas del sector.
A pesar de los inconvenientes que surgieron con la propagación de la pandemia, Mastellone Hnos. sostuvo su ritmo de trabajo habitual, logrando así el objetivo de mantener el mismo tiempo desde el ordeñe hasta que la leche llega fresca a la góndola. Este periodo tiene como máximo un lapso de 48 horas.
Cómo llega la leche a la góndola
La leche es retirada todos los días de más de 620 tambos a través de alrededor de 170 camiones que la mantienen refrigerada para conservar su pureza. Una vez que llega a las plantas de clasificación, se analiza para catalogarla según su calidad. No obstante, sólo la leche de la más alta calidad es envasada bajo el sello de La Serenísima.
Una vez que llega a las plantas elaboradoras, se pasteuriza y se transforma en las distintas presentaciones y productos: leche fluida o en polvo, dulce de leche, crema, manteca o quesos. Asimismo, Mastellone trabaja con tambos que alimentan a las vacas con las mejores pasturas, asegurando que el producto sea de buena calidad desde el origen.
Dicha técnica garantiza que todo el proceso respete la sustentabilidad de la actividad, ya que el hecho de que las vacas sean alimentadas con pasto mejora el bienestar de los animales y el medio ambiente.
Sin embargo, en el marco actual que atraviesa la Argentina, la empresa tuvo que tomar decisiones que permitan seguir produciendo como todos los días, aunque la realidad del país haya cambiado sustancialmente.
Medidas de seguridad para enfrentar un contexto inédito
Para lograr que la compañía entregue sus productos en sus más 70 mil puntos de venta, la primera decisión estuvo vinculada a proteger la salud de los trabajadores. Se trata de 3.500 personas que trabajan de manera directa y 22 mil que lo hacen de forma indirecta. Por eso, la empresa diseñó e implementó un protocolo de prevención que revisa a diario un posible avance del virus.
Entre las medidas implementadas, entregó a cada chofer de recolección, traslado de leche, entrega de productos y repositores un kit de seguridad con alcohol al 70% o alcohol en gel, guantes de látex, protección ocular y barbijo.
Además, de acuerdo a la disposición del Gobierno nacional, otorgó licencia preventiva para los colaboradores mayores de 60 años y a los grupos de riesgo según lo determinado por la OMS. En esta misma línea, promovió el teletrabajo para el sector administrativo.
A su vez, implementó un sistema de control de temperatura diaria en todas las áreas de trabajo de la empresa y a todos los trabajadores al momento de su ingreso. Asimismo, intensificó las medidas de higiene y de limpieza de manos en todos sus complejos; dispuso alcohol en gel o alcohol al 70% para todos los colaboradores; estableció una línea directa de contacto entre colaboradores y personal de servicio médico para evacuar dudas y detectar síntomas.
Además, estableció el uso obligatorio de barbijos para todas las personas que ingresen a las plantas de la compañía como también lleva a cabo permanentes desinfecciones en todas las áreas comunes, comedores, baños y espacios comunes de circulación. Estas medidas acompañan a la norma de distanciamiento social de al menos 1,5 metros de distancia.
En el área industrial, la firma escalonó los horarios de ingreso del personal separando entre sectores. Al mismo tiempo, organizó los procesos productivos, tiempos y espacios de descanso para poder garantizar la distancia mínima.
Estos nuevos procedimientos de seguridad se llevan a cabo sin perder de vista el objetivo de obtener calidad en el producto y el enorme desafío de que la situación no afecte a la recepción de 3,4 millones de litros por día -promedio anual- que se procesan en la planta de General Rodríguez, Buenos Aires.
Luego de más de 50 días del inicio del aislamiento obligatorio decretado por el presidente argentino, las empresas ampliaron sus normas de seguridad para así poder brindarle un correcto servicio a sus clientes. Sin dudas, el actual contexto cambió de manera inédita las formas de trabajo y cuidados de la salud.