Como buenos amantes de los falsos clichés, los slogans simplistas y las frases huecas, sectores tradicionalmente reaccionarios y anti democráticos, salieron a batir el parche en favor de los propietarios de LÁCTEOS MAYOL sin interesarse –nunca lo hacen- por el fondo de la cuestión que suscitó un conflicto laboral entre la empresa y sus trabajadores.

Esmerados en presentar a los propietarios como una humilde familia inocente que vive amorosamente indefensa en la pradera de Gobernador Udaondo, omiten deliberadamente aclarar que los dueños han violado de manera sistemática y recurrente a lo largo del tiempo, los derechos más elementales de sus trabajadores y familias, y han competido deslealmente con el resto de las empresas del sector que sí cumplen con la ley.
«La Familia Ingalls» pauperiza y maltrata a sus trabajadores, sin respetar ni cumplir elementales condiciones de higiene y seguridad (lo que repercute, claro, en los alimentos que elaboran y consume la población), manteniéndolos precarizados, fuera de convenio –esto lo ha reconocido públicamente-, en negro, sin abonarle horas extras, sin reconocerles el trabajo de sábados y domingos, sin entregar debidamente ropa de trabajo y elementos de protección, ni efectuar en consecuencia correctamente el depósito de aportes y contribuciones a la seguridad social para la cobertura de salud y jubilación de sus dependientes, evadiendo al Fisco y perjudicando a sus empleados.
Por estos reiterados incumplimientos de larga data, motivo de innumerables reclamos a lo largo del tiempo sin que la empresa se avenga a cumplir con la ley, «La Familia Ingalls» ha sido denunciada ante el Ministerio de Trabajo provincial, interviniendo en representación de los trabajadores y a expreso pedido de éstos, su Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina, es decir, ellos mismos, organizados.
Nadie se movilizó cuando la empresa violaba la ley, pero se escandalizan cuando el trabajador organizado defiende sus derechos, tratando a sus dirigentes de lacra, mafiosos, apretadores, ladrones, etc., porque ese el concepto que estos sectores reaccionarios tienen de los empleados y trabajadores de cualquier actividad.
Ni qué hablar cuando –arrasando todo precepto constitucional y legislación laboral derivada del 14 bis de nuestra CN-, algún político trasnochado -y de copas- propone abiertamente un regreso a la esclavitud argumentando que como la empresa no puede competir con otras, ¡que pague lo que pueda! ¡¡Insólito!!
Como era de esperarse, «La Familia Ingalls» actúa de manual: 1) Se victimiza -en idéntica actitud de los que ejercen violencia familiar a puertas cerradas-; 2) Trata de desacreditar la misión de los representantes de los trabajadores por medio de la calumnia, argumentando que buscan otra cosa; 3) Realizan infundadas denuncias, esforzándose por convertir el reclamo laboral en una cuestión penal.
En su larga trayectoria en defensa y protección de los derechos laborales de sus afiliados, ATILRA, lamentablemente, cuenta con compañeros asesinados y desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar, e innumerables persecuciones políticas de los gobiernos neoliberales que asolaron nuestra Nación. Hechos aberrantes que siempre se iniciaron con maniobras, pensamientos y declaraciones canallas, como las que exhibe la empresa y sus acólitos, en este conflicto causado exclusivamente por ella.
Por mucho que se intente exhibir una visión distorsionada, infantil y maniquea, ni LÁCTEOS MAYOL es «La Familia Ingalls», ni los trabajadores afiliados en A.T.I.L.R.A., la mafia. Solo se trata de cumplir con las leyes laborales.
En este sentido y a instancias del Ministerio de Trabajo provincial, se irá recorriendo el camino conciliatorio, dependiendo su resultado de la voluntad y predisposición empresaria para regularizar la situación de sus trabajadores, encuadrándolos dentro del marco legal correspondiente.
PRENSA ATILRA

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