La multinacional nacida en Córdoba es una de las compañías con mayor grado de internacionalización del país (47 plantas en Latinoamérica y presencia comercial en 120 países), cuenta con una importante diversificación de sus negocios (alimentos de consumo masivo, agronegocios y packaging), un muy amplio portfolio de productos (fábrica más de 1.500 ítems distintos), además de tener presencia en diversos sectores a partir de una serie de alianzas y adquisiciones que se concretaron en los últimos años. Tiene un sinnúmero de proyectos de desarrollo sustentable e invierte millones (en 2018 unos US$ 12 millones) en iniciativas de investigación y desarrollo. Con todo, gran parte de sus ingresos provienen del mercado interno, puntualmente el 71% de sus ventas, y ahí radica buena parte de la explicación para entender la compleja situación que atraviesa la empresa.
Sin ser el sector más afectado por la crisis macro que arrancó a mediados del 2018 –el sector automotriz se desploma al 40%, las ventas de departamentos caen a valores interanuales similares los fabricantes de alimentos y bebidas están atravesando momentos críticos. El primer semestre de 2019 dejó caídas del 13% en congelados, del 12% en lácteos (cayeron fuerte postres, leches líquidas y saborizadas), del 11% en bebidas, del 5% en infusiones y del 4% en alimentos en general. La quita del IVA en productos de la canasta básica alivianó la caída en agosto, pero se espera que el rebrote inflacionario vuelva a hundir el consumo en el último cuatrimestre del año. Esta semana, Arcor definió dar vacaciones a 2.500 de sus operarios de cuatro plantas. Más allá del impacto de la noticia lo grave es el marco en que se da: la empresa cerró una planta en San Martín, Mendoza, dejó en operación mínima otra en Choele Choel, en Río Negro, y las perspectivas para los próximos meses no son las mejores.
Impacto proveedores. Arcor tiene más de 14 mil proveedores para sus plantas en la región, 8.100 de ellos en la Argentina y con un perfil, casi en su totalidad, de pymes. La decisión de dar vacaciones a sus empleados obedece al sobrestock de las distintas líneas de la empresa producto de la caída del consumo. El diseño de las vacaciones no es lineal y homogéneo. Se definió tratando de encastrar la demanda para evitar un parate generalizado y un impacto directo en toda la cadena. Pero ya hay alarma entre sus proveedores. “Todavía no ha tenido fuerte impacto porque la medida de la empresa va en diferentes fechas, no se discontinua totalmente todos los procesos. Todo esto configura un panorama que no tiene una repercusión inmediata en la distribución y los proveedores, pero sin duda que la va a tener en cualquier momento. Si producís menos vas a comprar menos”, razona una fuente del sector.
Un dato a tener en cuenta, relacionado con los proveedores: en un año Arcor redujo en más de 600 el número de firmas de las que se abastece. Según el Reporte de Sustentabilidad de 2018 la firma pasó de 8.778 proveedores en 2017 a 8.100 ese año, en línea con lo que muestra a nivel regional. En países como Brasil y Chile la reducción de proveedores también es marcada.
Caída sectorial. Los golpes que muestra Arcor están lejos de limitarse a sus plantas. Todo el sector está afectado. Héctor Morcillo, secretario General del Sindicato de la Alimentación, remarca que la caída en las ventas de Arcor oscila entre el 15% y el 20%, y también es así en buena parte de la industria. “La realidad industrial del sector muestra una capacidad ociosa en las plantas del 50%. Si ha disminuido el consumo de leche per cápita imagínense cómo ha caído el consumo de dulces, caramelos, galletitas”, señala. Según Morcillo, en el país hay cerca de 12 mil trabajadores afectados por la crisis, en distinta medida, con acciones que van desde adelanto de vacaciones, suspensiones, despidos, jornadas reducidas o retiros voluntarios. “Más allá de los argumentos de las empresas que toman medidas por acumulación de stock esto también es producto de una política económica que ha destruido la industria nacional. Son los reflejos de estas políticas”, señala.
Mala reacción. Morcillo también advierte que parte de los resultados actuales que se ven en el sector industrial alimenticio se dan por las reacciones de las empresas ante los cimbronazos de la macro: “Muchas de estas empresas han apostado a precio y no a volumen y esta es la consecuencia directa. Cuando hay una caída abrupta de la demanda lo primero que se produce es que se traslada el ajuste a los trabajadores. Todas las empresas grandes están más o menos en la misma situación. Estas empresas aumentaron los precios indiscriminadamente y fueron aumentando con cada salto del dólar. Después de las PASO remarcaron entre un 15% a un 35%, es decir que apostaron a precio y no a volumen. Podrían no haber aumentado tanto los precios, entonces cuando se cae toda la demanda del mercado interno producto de la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y la alta inflación existente vienen estos coletazos”, razona.
FIX advierte riesgo de descalce de moneda para Arcor
El jueves pasado la calificadora de riesgo FIX/ Fitch Rating elaboró un reporte Credit Update sobre la situación de Arcor. Allí, si bien destaca que la calificación de Arcor “refleja su sólida posición de negocio como productor de Alimentos”, apunta algunos claroscuros. FIX señala que el sector de Alimentos y Bebidas continuará viéndose presionado por la débil demanda en el mercado local, los cambios en las decisiones de consumo hacia segundas y terceras marcas y el elevado costo financiero. “Las ventas en supermercados caen por cuarto año consecutivo a una tasa real anual compuesta del 5,2% producto de la pérdida de poder adquisitivo promedio de los consumidores locales en un contexto de crecientes tasas inflacionarias y un reacomodamiento de precios relativos”, dice.
A su vez, la calificadora juzga previsible el desempeño financiero de Arcor que ha mostrado “resiliencia a los vaivenes de actividad económica en Argentina”, aunque señala que los resultados operativos a junio de 2019 se vieron afectados, con menores márgenes de rentabilidad. Riesgo de descalce de moneda. Al mismo tiempo, FIX considera que “la compañía posee riesgo de descalce de moneda ya que, a diciembre de 2018, aproximadamente el 65% de la deuda de Arcor estaba denominada en moneda extranjera, mientras que la generación de fondos se concentra mayoritariamente en Argentina. Si bien el impacto de la devaluación del peso ha sido significativo sobre el Estado de Resultados a diciembre 2018, la misma no altera su fortaleza operativa y robusta situación financiera. Los factores que podrían individualmente o en conjunto afectar negativamente la calificación podrían ser un desapalancamiento menor al esperado como consecuencia de un retraso en la maduración de las inversiones en Argentina, continuidad de fragilidad en la liquidez disponible en el mercado y/o desmejoramiento del entorno operacional en Argentina, México o Brasil”.