Una pyme familiar comprometida con el triple impacto de su actividad
El modelo de desarrollo sostenible implementado por Lácteos Capilla del Señor le permitió construir una red de valor agregado de la producción primaria; con un enfoque de procesos orientado al triple impacto: social, ambiental y económico. A partir de ello alcanzó la certificación de Sello Came Sustentable, destacando el compromiso de la firma basado en la confianza, el trabajo en equipo y la mejora continua.

La pyme familiar nace en 2006 para elaborar una amplia variedad de quesos de masa blanda, dura e hilados, como también cremas y ricota. Desde sus comienzos apuntó a fortalecer la responsabilidad social empresaria atendiendo las necesidades del mercado interno y externo, como también de la sociedad y el medio ambiente.

“La capacitación continua nos permitió profesionalizar las acciones dentro de la empresa y desde 2018 cambiamos la visión y la estructura de los vínculos”, indicó el gerente general de la firma, Álvaro Ugartemendia. Explicó que se dejó de “crecer en cantidad para empezar hacerlo con agregado de valor, eliminando la toma de decisiones verticalizada y desarrollando una gestión horizontal, con un organigrama de tipo burbuja”.

El punto fue cuando se abandonó el concepto de recursos humanos adoptando un modelo de gestión de personas, integrado por colaboradores autogestionados a quienes se puso a consideración sobre la visión y misión de la empresa, los procedimientos y especificaciones técnicas. “Dejamos de hablar de imposición y pasamos a trabajar por consenso, para hacerlo en equipo según lo planificado”.

En 2013 certificaron para las normas de calidad ISO 9001:2008 y en 2020 para el sello Came Sustentable, el que avala en el triple impacto: social, ambiental y económico. Este último logro significó “poder alinear los planes de trabajo diseñados por la empresa con los 17 ítems de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, establecidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Además, se empezó a trabajar de manera sistémica y ordenada, monitoreando los planes de acción y mejora continua.
En materia ambiental, la firma forma parte del primer manual en el sector lácteo que mide la huella de carbono, para determinar el impacto de la actividad y qué plan de acción se puede ejecutar. Asimismo, están trabajando para cumplir con el tratamientos de efluentes y desarrollar un esquema de gestión del suero.

La producción, bajo la marca Lombarde, destaca el queso que ayuda a reducir el colesterol; resultó del trabajo en conjunto con el INTA desde 2010 y fue premiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (actualmente patentado). Con el INTI llevan adelante una línea completa sin lactosa, la cual ya se encuentra en el mercado interno y desde agosto se firmó un acuerdo para enviar a Brasil la mozzarella sin este componente.

En la ciudad de Córdoba y alrededores planean instalar el mismo desarrollo comercial caracterizado por el trato directo con almacenes y clientes de la gastronomía general, a través de un canal de comercialización fijo y propio.

De esta manera, la pyme láctea enfoca sus esfuerzos en el valor agregado, sumando el aspecto social, ambiental y económico para alcanzar una transformación real. “El cambio que necesita el ambiente y la sociedad debe surgir de lo que aportamos cada uno, invirtiendo nuestro esfuerzo y actuando en función de lo que realmente decimos, más allá de las palabras colgadas en una pared”, concluyó Ugartemendia.

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