“Sin duda, la aplicación de una medida de salvaguardia para el sector lácteo es una necesidad latente para los productores…”. “El TLC ha provocado un aumento en las importaciones que provocan daño a la producción nacional”.

Las anteriores, bien podrían ser palabras mías, como presidente de FEDEGÁN en defensa de los productores de leche, pero tan contundentes afirmaciones hacen parte del Informe Técnico Final de la Subdirección de Prácticas Comerciales del Ministerio de Comercio, como resultado de la investigación administrativa sobre la solicitud de salvaguardia a las importaciones de leche en polvo desde Estados Unidos, presentada por FEDEGÁN en marzo pasado.

El informe, además de desbaratar uno a uno los argumentos de los oponentes, concluye, como para que no queden dudas, que, por cuenta de las importaciones, “Se encontró daño grave en el desempeño de las variables económicas de la rama de producción nacional de leche líquida…”

El “Informe Técnico”, que hace parte del procedimiento oficial para el estudio de una solicitud de salvaguardia, es entregado al Comité de Asuntos Aduaneros, Arancelarios y de Comercio Exterior, conocido como “Comité Triple A”, instancia que tiene a su cargo la decisión final

Pues bien, teníamos razones de sobra para esperar una decisión favorable; pero el golpe es más duro cuando la razón nos asiste y, sobre todo, cuando se trata del bienestar de más de 300 mil pequeños productores. El Comité Triple A, en su sesión del 6 de diciembre, apartándose de las conclusiones del Informe Técnico y de su recomendación sobre el mérito para imponer la salvaguardia, decidió en contra de los ganaderos colombianos y negó la solicitud de FEDEGÁN.

En palabras castizas, al Triple A “le importó un carajo” el “daño grave” que las importaciones están causando a nuestros campesinos, que se quedan con su leche o la malvenden, porque la industria prefiere comprarles a prósperos ganaderos estadounidenses.

He solicitado formalmente el acta de esa reunión para confirmar los argumentos que ya sospecho. El Triple A cedió a la presión de no “contrariar” a Estados Unidos por temor a eventuales represalias comerciales, y a la de los opositores a nuestra solicitud, los exportadores estadounidenses, la Cámara de Alimentos de la ANDI y la industria láctea, que se apuró a anunciar en los medios, a través de Asoleche, una supuesta “disminución en la producción de leche”, dizque “por encima de los 1,6 millones de litros al día”.

Bonita forma de preparar el terreno para aprovechar lo que se viene, quedando bien ante el país, pues como también advirtió el Informe Técnico, el daño será más grave “al considerar que se está a menos de un mes de iniciar una nueva etapa en el proceso de desgravación arancelaria pactada en el TLC, siendo el cupo libre de arancel para el año 2022 de 14.266 toneladas de leche en polvo, y una tarifa arancelaria extra contingente de tan solo el 8,8%”.

Por ahora, nos queda esperar que el dólar caro alcance para disuadir a la industria de inundarnos con leche importada, aunque ese dólar también ha encarecido exageradamente los insumos, abonos y concentrados principalmente, llevando a la ganadería de leche a una situación insostenible, que demanda acciones gubernamentales. Como quien dice, “tras de cotudos con paperas”.

Si el dólar no hace su tarea, veremos, como en años anteriores, los cargueros llegando a puerto en enero, con el cupo completo de leche en polvo sin arancel, y mucha más con el bajo arancel extracupo. Allí estaremos también los ganaderos, protestando por “el conejo” que las autoridades de comercio le hicieron a la salvaguardia lechera.

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