La mozzarella de búfala tiene una textura blanda y elástica, mientras que la burrata tiene una textura extremadamente cremosa y suave

Los quesos italianos mozzarella de búfala y burrata son famosos y deliciosos, pero sus características únicas los distinguen por completo. Exploremos los orígenes e historias de cada uno, sus métodos de producción y las diferentes sensaciones que proporcionan al gusto y al tacto.

Con esto en mente, el portal InteTvWeb explica un poco la diferencia. Compruébelo:

Origen y evolución

La mozzarella de búfala tiene sus raíces en la región de Campania, al sur de Italia. Elaborado con leche de búfala, este queso tiene un sabor suave y rico que se remonta al siglo XII, cuando se introdujeron las búfalas en la zona. Desde entonces, se ha convertido en un icono de la cocina italiana, disfrutado por generaciones.

Por su parte, la burrata tiene su origen en la región de Apulia, también en el sur de Italia. Su historia comenzó a principios del siglo XX, cuando un maestro quesero decidió innovar creando un queso que aprovechara eficazmente la leche fresca de búfala. Así nació la burrata, un queso fresco y cremoso delicadamente envuelto en una fina capa de mozzarella.

Proceso de producción

La mozzarella de búfala se elabora con leche de búfala y pasa por un proceso de coagulación y maduración. La leche se coagula con cuajo, convirtiéndola en cuajada, que luego se corta y se somete a agua caliente para formar las hebras de queso. A continuación, la mozzarella se moldea y se enfría en agua helada, lo que da lugar a su característica textura elástica.

La burrata, por su parte, se elabora a partir de la misma base de mozzarella de búfala, pero el proceso es algo diferente. La cuajada se forma de la misma manera, pero en lugar de moldearse, se desmenuza suavemente y se mezcla con nata fresca. A continuación, esta mezcla se coloca cuidadosamente dentro de una fina capa de mozzarella, creando una bola rellena con una textura increíblemente cremosa.

Textura y sabor

La mozzarella de búfala tiene una textura suave y elástica, con hebras largas y una consistencia firme. Su sabor es suave y delicado, con notas lácteas y una ligera acidez. Es un queso versátil y puede degustarse solo, en ensaladas, sándwiches o fundido en platos calientes.

En cambio, la burrata tiene una textura excepcionalmente cremosa y suave, casi como un queso cremoso. Al cortarla, el relleno cremoso se extiende, creando una experiencia gustativa única. Su sabor es rico y untuoso, con un toque de frescor procedente de la nata. Es un queso ideal para servir con pan, tostadas y acompañamientos ligeros.

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