Alberto Garibotti, tambero de Suipacha, conjuga pasión lechera y ecuestre en un legado que trasciende generaciones.
En Suipacha, provincia de Buenos Aires, Alberto Garibotti (75) lidera desde hace medio siglo un tambo familiar junto a su cuñado Agustín Badiola. Iniciaron con ordeñe manual y atraviesan con éxito crisis económicas y desafíos climáticos, ampliando la producción diaria de 4 000 a 6 000 litros en sus mejores épocas.
La dupla estructuró roles claros: Badiola se enfoca en la crianza de terneras, mientras Garibotti se dedica a la recría e inseminación. Esa labor profesional y técnica, que incluye innovar con inseminación artificial desde 1987, refleja su profundo conocimiento del ganado Holando Argentino,
La resiliencia de este tambo se refleja en su adaptación: durante la crisis de 2001 vendieron tierras para mantenerse y hoy operan con financiamiento prudente, priorizando la alimentación y gestión del rodeo sobre endeudamientos excesivos.
Más allá del establecimiento, Garibotti proyectó su experiencia al presentar vacas de tambos comerciales en competencias de la Sociedad Rural de Suipacha. La selección cuidadosa del ganado le valió premios destacados, incluyendo campeonas y segundos puestos en categoría primer parto.
Complementa su pasión lechera con la hípica: monta desde hace más de 20 años, compitió en Palermo y La Ganadera, y a pesar de un grave accidente volvió a cabalgar. Su mensaje es claro: cuidar a las vacas y los caballos con el mismo compromiso es el secreto de un legado sólido.

Fuente: La Nación