Costos | La semana anterior el DANE reveló los datos de inflación a noviembre de 2022, en donde en lo corrido del año la cifra llega a 11,7%.
Son más las razones internacionales que han hecho que los precios de muchos bienes y servicios estén al alza, aunque en el orden interno se debe destacar como variable causante lo relacionado con el largo invierno que continua sin dar tregua.
La inflación, el IPC, la carestía, o sencillamente el alza en los precios al consumidor final, es el resultado de la subida en la cotización de las materias primas, la mayoría de ellas importadas, y que en 2022 han tenido menor oferta o se han expuesto a una tasa de cambio 13% más alta.
En el caso del sector ganadero, se han registrado subidas importantes en el precio del novillo y del litro de leche cruda, que en una primera vista harían creer que el ingreso del productor ha mejorado ostensiblemente. Esto por lo menos en términos corrientes, porque la inflación también le ha pegado de manera muy fuerte al sector agropecuario y a sus cadenas de suministro, lo que ha hecho que el bolsillo del productor termine seriamente afectado.
De hecho, teniendo como cotización base el registro de enero de 2006, el precio constante del novillo gordo para mayo de 2007 fue de $2.355, mientras que para octubre de $2022 alcanzó $2.752 kilo en pie. Un mejoramiento real solo de $397 por kilo en quince años y medio, $2 por mes en promedio, eso si hubiese subido esos dos pesos mensualmente. La realidad es que el productor debió afrontar caídas fuertes del precio por coyunturas como el cierre del mercado venezolano en 2009 o la pérdida del estatus sanitario en 2018.
Respecto a nuestro sector, los analistas económicos en la mayoría de los casos solo hacen cuentas del ingreso que recibe el productor, y peor aún, solo lo hacen en términos corrientes o nominales. Escasas veces profundizan en los costos o precios relativos o sus distorsiones y asimetrías, y vale recordar que los insumos y materias primas agropecuarias han tenido en los últimos años grandes incrementos.
Hablando precisamente de precios relativos, un productor lechero en diciembre de 2012 adquiría 64 kilos de maíz amarillo con los ingresos obtenidos por la venta de una cantina de leche de 40 litros, hoy solo puede adquirir 53 kilos de maíz. No es diferente con los fertilizantes: con los mismos ingresos por la venta de la cantina de leche el ganadero lograba comprar 23 kilos (promedio urea, DAP, KCI) al finalizar 2012, hoy solo logra adquirir 16 kilos.
Ahora bien, también se debe reconocer que frente a uno de los mayores costos para el productor, el salario mínimo, este no ha crecido al mismo ritmo de los precios nominales del novillo o de la leche cruda. Sin embargo, vale aclarar que hasta el segundo trimestre de 2020 el salario sí crecía a mayor ritmo que los precios.
Esto indica que, por fortuna para el ganadero, la dinámica de exportación ha mejorado en una proporción los precios nominales y ha permitido mitigar los altos costos de producción. ¿Imagina usted el tener que afrontar los costos actuales de insumos y materias primas recibiendo ingresos con un precio del litro de leche de $1260 o con el kilo en pie del novillo de $4600? Evidentemente la producción se encontraría muy desestimulada y la inflación de carne y leche sería el doble de la actual. Gracias exportaciones.