¿Es el modelo americano el que se impondrá en América Latina? Especialmente en Argentina y en Uruguay, con Bulgheroni y Adecoagro a la cabeza.

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Es algo que nos resulta conocido últimamente, por ejemplo en Córdoba, Argentina, donde  proliferan los megatambos, en tanto en Santa Fe todavía sobreviven los tambos pequeños, con fuerte tendencia a desaparecer. Los chiquitos que quedan, van agrupándose, o asociándose para poder sostener en la escala, los costos. 

Las políticas de  producción de leche y expansión de los mercados de exportación, tuvieron efectos devastadores para las pequeñas granjas familiares durante los últimos 20 años en Estados Unidos. 

Hay menos granjas, con un un 139% más de vacas por granja. Según el análisis de datos del USDA, más del 70% de la leche estadounidense se produce en granjas con al menos 500 vacas, y las lecherías más grandes cuentan con rebaños de más de 25,000.

En los últimos 20 años, las exportaciones de lácteos de Estados Unidos se multiplicaron por ocho, más que casi cualquier otro producto. Son cada vez menos empresas y cooperativas, pero más grandes, las que compran, procesan y comercializan lácteos, en tanto en Argentina todavía la industria está muy atomizada. 

 

Una compleja dinámica revela la tendencia que es, crecer o morir

El costo de esta concentración, es un sin número de pérdidas y dificultades devastadoras para los agricultores, cuyos costos de producción aumentaron más rápido que el precio de la leche, pero ha beneficiado a los agronegocios y a los grupos de presión corporativos.

En los últimos 20 años, la espiral de deuda y las quiebras se han relacionado con los suicidios de agricultores y la disminución de las poblaciones rurales.

En Argentina, hay productores que salen del sistema, y otros que están a la expectativa y toman el lugar agrandando su negocio, sumando el rodeo y las instalaciones del que se va.

La macroeconomía en Argentina retrasa decisiones de inversión y genera retracción en el sector, pero la leche no deja de fluir, porque estamos ante un fenómeno de concentración, y no de disminución de la producción. 

Hay productores creciendo, haciendo obras, enfocados en una buena gestión económica del negocio, y hay otros que no quieren o no pueden invertir, y que son los que están dejando el escenario. 

Con políticas de gobierno que respalden a los productores, no tendría que pasar, ni en Estados Unidos, ni en Latinoamérica. No sólo no tendrían que cerrar, sino que tendrían que aparecer nuevos tambos. 

El negocio de la producción primaria de leche está cambiando. El tamaño de la escala va a definir la sustentabilidad, lo que se traduce en que algunos productores tengan que dejarlo, tal como lo vienen desarrollando, y otros se agranden. 

En el negocio de producir leche habrá que adaptarse a los nuevos tiempos. La leche no dejará de fluir, pero las políticas macroeconómicas forzarán a los lecheros más chicos a repensar el negocio. 

¿Latinoamérica sólo se subirá a la tendencia, como viene haciendo, o con el diario del lunes en la mano, será capaz de encontrar la manera de cuidar a los suyos?

Consumir lácteos hace bien. Producirlos hoy requiere de una complejidad mayor, en todo el mundo, y exige cambios en el pensamiento y la infraestructura del productor, así como políticas lecheras que salvaguarden a los pequeños y medianos.

Valeria Hamann

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