Por algo, tal vez no tan conocido, el consumo de leche, de vaca propiamente, ha llegado a ocupar en el país el cuarto lugar en el top 10 de los productos más consumidos durante la cuarentena prolongada del Covid.

Parece ser que las culpas cargadas a la vaca, ambientales, del consumo de lo saludable y de costo para muchos, se cambiaron por otra manera que logra ver las propiedades del consumo de leche como uno de los muchos aprendizajes de la vivencia de esta pandemia.
Cuestiones cómo estas pueden determinar cómo aprovechar los nuevos hábitos en la reingeniería de toda la cadena de producción de leche en Colombia que sufre la amenaza de las importaciones de la leche en polvo, la informalidad de muchos productores, altos costos y baja productividad.
La producción lechera en Colombia llega a más de 9 millones de litros al día: Antioquia y Cundinamarca suman cerca del 36% nacional y le sigue Córdoba con el 7%. Además, en el bosque completo, como hay importaciones, también hay quienes han desarrollado capacidad para realizar exportaciones, las cuales aumentaron un 40% en los dos primeros meses del año. Colombia es el cuarto productor de leche en Latinoamérica, después de Brasil, Argentina y México y la productividad media de leche es de 5 litros por vaca al día (Sectorial, 2020).
De esta experiencia se podrán nutrir los compromisos del sector privado y público, en cabeza de la Vicepresidente sentados en el Pacto por el Crecimiento Económico y la Generación de Empleo del sector lechero -que acaba de cumplir su primer año de vigencia-.
En el primer eslabón está ese trabajo constante y diario de un ordeño de mañana y tarde y del permanente cuidado del hato, el horro y las terneras, donde termina la cadena para muchos con la entrega de la leche cruda o en un eslabón más con la leche del cuarto frío para llegar luego a la industria procesadora.
Bien explica, José Félix Lafaurie, presidente ejecutivo de Fedegán y en su artículo publicado en este diario sobre ¿Qué pasa con la leche? y en su énfasis en su exposición ante la Cámara de Representantes que existen “dos Colombias”, una que le vende a las grandes procesadoras y otras en la que están los pequeños lecheros, muchos en la informalidad con dificultades para encadenarse con la gran industria, mientras ésta compra casi ¡500 millones de litros en importaciones!
Sólo en el primer trimestre de este año Colombia importó la mitad de los productos lácteos que importó durante todo el año de 2019, como anticipo al cupo que permiten los TLC libres de arancel. Tal vez la misma cuarentena invite a pensar de manera más visionaria en un sector capaz de cambiar su historia de una balanza comercial deficitaria, caracterizado hoy por un volumen de importaciones cien veces mayor al de las exportaciones, donde los fondos comunes, las asociaciones de productores y la formalidad vigoricen la industria y productividad nacional, sobretodo del productor que espera una mayor eficiencia frente a sus costos, muchas veces inflexibles a la baja.
Presidente de la Corporación Pensamiento Siglo XXI
uribemariaelisa@gmail.com

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