Entidades y productores dicen que el impacto de la sequía y de algunas medidas económicas pusieron en jaque a la actividad tambera. Se concentra la producción lechera.
El desastre climático que perjudicó al sector productivo en los últimos años dejó al borde del abismo a la lechería. Por eso, desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) pidieron recientemente que se declare a todos los tambos del país en situación de “desastre agropecuario” para que así se puedan aplicar los recursos económicos que pueda brindar el Estado para en el sostenimiento de la actividad.
Es que las últimas tres campañas dejaron a los productores lecheros casi sin reservas y muchos aseguran que este año irremediablemente caerá la producción. El reclamo de los productores agremiados en CRA no es únicamente para el Gobierno, sino que también interpela la industria láctea, a quien se le pide “empatía” ya que “sin productores no habrá lácteos que ofrecer”. Ámbito dialogó con productores tamberos ubicados en las cuencas más importantes del país.
Lucas Marenchino es productor tambero en la zona de Las Varillas, departamento San Justo, en la Provincia de Córdoba. Aseguró: “Este año, con estos niveles de inflación, y la relación que hay entre maíz y leche se complica más. En este contexto de sequía no va a haber maíz en nuestra zona y eso se replica en toda la provincia. Lo poco que se consigue tiene un precio altísimo y eso va a aumentar los costos de producción. Hoy hay tambos que tenían reservas y lo pueden superar, pero hay otros más chicos que son netamente pastoriles que tuvieron caídas de producción cercanas al 50%. De noviembre a hoy, las industrias reciben casi la mitad de la producción y el futuro no es alentador. Este año va a ser una batalla por conseguir alimento, rollos o maíz. Van a quedar muchos en el camino; de hecho, ya sabemos en nuestra zona de tres tambos que no saben cómo van a continuar porque ya no tienen reservas.
Fernando Córdoba es productor en la Provincia de Santa Fe. En diálogo con Ámbito, aseguró que “el alimento de reserva que se tiene es de muy mala calidad” y que “la situación es muy preocupante”. “Están pariendo las vacas y no producen lo que estimábamos. Se están pagando las consecuencias de los calores del verano, que provocó una caída de producción del 20%. Aún no se ve la problemática de la alimentación, pero ya nos estamos quedando sin reservas y lo que hay disponible es de mala calidad. Cuando eso ocurra tendremos el pico de caída en la producción, que va a ser generalizado porque la sequía abarcó a todas las cuencas lecheras. Hacia adelante tenemos un cuello de botella que es preocupante”, advirtió.
Según Córdoba, “la lechería se va a arreglar cuando lo haga la economía. Hoy tocas en un lugar y se descompone en el otro. El que venga va a tener que hacer un ajuste muy serio en el gasto público, tenemos que salir a exportar al mundo para que entren divisas, hay que hacer un ordenamiento de la economía. No podemos seguir así, porque este país como está es totalmente inviable”. Guillermina Mass, titular de la Cámara de Productores Lecheros de la Cuenca Oeste de Buenos Aires (CAPROLECOBA), aseguró que desde la entidad han planteando cuestiones más de fondo, como por ejemplo la eliminación de los derechos de exportación. “La lechería, más allá de los distintos vaivenes, tiene mucho potencial y nuestro destino son las exportaciones, pero los derechos de exportación se extraen de la cadena, tiran para abajo el precio y perjudican el negocio”, señaló. En todos los casos hay coincidencias en cuanto a que los acuerdos de precios, las retenciones y el atraso cambiario trastocan lo que podría estar recibiendo el productor, no sólo en la lechería sino también en el resto de las economías regionales. La necesidad de recuperar rentabilidad es imperiosa y a medida que pasa el tiempo y eso no ocurre, caen los que menos espalda tienen.
Según el Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA), tomando como referencia la producción del mes de febrero de los últimos 13 años, los tambos de menos de 2.000 litros de producción diaria redujeron más de un 30% su importancia relativa en la producción de leche total y los tambos de más de 10.000 litros diarios de producción multiplicaron casi por cinco su participación en la producción. La tendencia no se revierte y los tambos chicos desaparecen: las vacas siguen dando leche en otro establecimiento pero las familias dejan el campo, lo alquilan y se van a la ciudad.

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