Lo que si es cierto es que más de una vez se han invertido importantes recursos y tiempo en estudios y diagnósticos en múltiples consultorías —muchas extranjeras— que, con amplio conocimiento, equiparan el desarrollo de nuestro sector al desarrollo que se ha tenido en países con características climáticas, económicas y sociales muy distintas a las nuestras.
Desde mi opinión y conocimiento —creado y destruido para volver a crearlo por más de tres décadas—, se tiene más que un diagnóstico de la enfermedad un diagnóstico de los síntomas, eso sí muy claro. Las causas concretas de enfermedad, muchas veces no se ven o se sub dimensionan y los tratamientos son de escopeta o muy ambiguos y sin prioridad según la importancia de los males.
Además de que esos tratamientos que se traducirían en políticas públicas y programas sectoriales se han convertido en muchos casos en la caja menor de la imagen o campaña política de los tomadores de decisión para estos casos.
Los diversos CONPES lácteos y las ayudas internacionales que se han “invertido” durante muchos años en el sector, no han logrado ni medianamente sus objetivos de modernizar y aumentar la competitividad del sector; y prueba de ello es la actual crisis.
Así las cosas, seguimos cíclicamente en crisis y —como lo mencionamos en otra columna—, llegamos a esta que es más estructural y profunda, más grave y prolongada que cualquiera otra que hayamos vivido en los últimos 35 años en el sector.
Seguimos con campesinos ganaderos con bajos indicadores técnicos y económicos, sin programas robustos y nacionales de asistencia técnica, sin suficientes canales de comercialización modernos, sin encadenamientos reales, sin transferencia de tecnologías y una larga lista de etcétera.
Los servicios públicos, las vías terciarias y de penetración, la seguridad, la salud, la presencia institucional y en general la calidad de vida en el campo colombiano sigue fuertemente rezagada y las pocas mejoras que hemos tenido en las últimas décadas, se van perdiendo nuevamente.
Quizá muchas de las medidas que proponemos hoy aquí, ya las hemos mencionado antes y en múltiples escenarios, algunas pocas no tanto; pero todas son fruto del análisis serio y de la recopilación de ideas de muchos actores en las discusiones que a diario tengo tanto de manera institucional como al calor de un buen café con leche eso si 100% colombiana con algún amigo ganadero o funcionario sectorial.
Sonará para algunos, atrevido, arrogante quizá y para otros, sea la repetición de la repetidera, pero habré de repetirlo una y otra vez hasta que se realice o hasta que ya no haya ganaderos lecheros y sector lácteo en el país que salvaguardar; pues estoy convencido que otro sería el panorama si las implementamos y mejor aún si las hubiéramos implementado correctamente años atrás.
Algún día me leerán, algún día harán eco mis palabras en los tomadores de decisión y algún día tendré quizá desde un mejor micrófono y el pulpito necesario podré entregar mi mensaje mas fuertemente.
Menciono la recopilación de medidas a manera de hoja de ruta 2024-2025 de manera muy básica pues la arquitectura legal de la misma, así como la operativización habrán de ser definidas por quienes corresponda siempre eso sí, buscando la practicidad y la consecución del objetivo superior más allá de algunos obstáculos legales que hay que superar.
A- Medidas de choque.
De tomar ya, pues si no se hace no habrá tiempo para las demás que quizá son más importantes, pero menos urgentes.
1- Destinar recursos del presupuesto nacional para compra de leche y quesos para población vulnerable, ejército, policía, ICBF, PAE, población carcelaria etc.
2- Definir por decreto, el suministro de proteína láctea en dietas ICBF y PAE, atendiendo recomendaciones nutricionales FAO.
3- Realizar alianzas público-privadas para la compra y pulverización de excedentes de leche que hoy la industria formal se rehúsa a comprar, destinando recursos públicos para permitir estas alianzas y su desarrollo.
B- Medidas de corto plazo
4- Fondo tripartito (FNG-Industria-Gobierno) para impulsar programas de compras públicas en Bolsa Mercantil y compensaciones para exportación de Leche en Polvo colombiana, ampliando su cobertura actual que proviene exclusivamente de recursos de la parafiscalidad ganadera en el fondo nacional del ganado y que con los 4.000 millones destinados para el mercado nacional en la Bolsa mercantil y los 3.600 millones de pesos asignados para compensaciones de exportación; han permitido evacuar un volumen importante de leche de los inventarios que acosan a la industria y que traen como consecuencia lógica la reducción de precios de compra al productor y la reducción en los volúmenes de compra.
5- Promoción al consumo dentro del programa nacional de “mejor lo nuestro” y con el desarrollo de un sello 100% leche colombiana. Esta promoción debe impulsar fuertemente el consumo de quesos y productos accesibles a estratos bajos.
6- Incremento de controles del INVIMA a la calidad de los productos ofrecidos al consumidor e implementar un Sistema Nacional de Trazabilidad de Leche en Polvo y lactosueros importados que ayudaría muchísimo en este proceso de control.
7- Establecimiento de contratos de proveeduría entre industria y productores ganaderos, para que unos y otros tengan claras las condiciones de negociación tanto en precios como en volúmenes de compra y venta.
8- Reducir la oferta de leche en cada finca en la medida de lo posible técnica y económicamente, por ejemplo, con estrategias de crianza con más leche, sacando terneros destetos más pesados y/o en menor tiempo.
Aquí un llamado al gobierno nacional a que no desestimule la producción de carne ni la exportación de novillos en pie pues adicionalmente al daño causado directamente a ese subsector, también se afecta fuertemente de manera indirecta el subsector lácteo.
C- Medidas mediano plazo
9- Establecimiento de plantas regionales de pulverización, UHT y quesos en alianzas público-privadas. Realizar estudios serios de factibilidad financieros, técnicos y sobre todo de mercado. Aquí ya hay algunas iniciativas y estudios que deben simplemente actualizarse en varias regiones del país, como Caquetá y Boyacá.
10- Salvaguardias al comercio para protegernos del ingreso de leche en polvo y lactosueros desde Bolivia y USA usando las herramientas actuales en los tratados comerciales. No debemos insistir en la propuesta populista pero impracticable de renegociar los TLC y sobre todo; las autoridades sectoriales y el gobierno no deben comprometerse a algo así como ha pasado desde años atrás.
11- Diseño y puesta en marcha de un sistema nacional de asistencia técnica con visión de mediano y largo plazo y no de la “vigencia presupuestal.” Adicionalmente debe ser obligatoria esta asistencia técnica en créditos de fomento e inversión agropecuaria.
12- Impulso con presupuesto nacional a sistemas silvopastoriles que logran la sostenibilidad ambiental y permiten redireccionar el modelo productivo con reducción de costos.
13- Impulso a alianzas productivas y proyectos de encadenamiento.
14- Campaña de reducción de la informalidad en el mercado de leche y derivados con estímulo a los pequeños industriales y comerciantes informales.
Ricardo Arenas Ovalle. Médico Veterinario. Especialista en Finanzas y Negocios Internacionales. Especialista en Gerencia de empresas agropecuarias. Consultor agroindustrial. Experto en producción y calidad de leche.
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