na inquietud que asalta al desayunar es entender el precio de la leche. Miles de tambos en Argentina tienen un cuidado especial con sus rodeos, invierten en genética, pasturas y tecnología. Diferentes rodeos lecheros de diversa estrategia sanitaria y alimenticia confluyen en patrones industriales a lo largo de la geografía del país y, el consumidor –distraído- no cae en la cuenta de que la leche “tiene el mismo gusto”.
La actividad tambera es la producción agropecuaria más difícil y exige atención los 365 días del año. Hay mucho por saber más allá del precio.
La leche entera en sachet tiene un valor promedio por litro que el tambo explica el 35,2 %, la industria el 33,2 %, el comercio 5,6 % y los impuestos el 26 %. Por otra parte, dicho monto está compuesto en un 89,2 % por costos de producción, 26 % impuestos y (-15,2) % van a pérdida de la cadena.
Cuando se analiza el sachet de leche, se observa que la cadena se enfrenta a una situación crítica en todos los eslabones: en el tambo no cubre en economía, la industria y el comercio exhiben valores a la venta contenidos, ocasionándoles un desfasaje y generando pérdidas económicas en casi todos los eslabones de la cadena.
El valor de la leche se multiplica por 2,8 desde que sale del campo y llega a la góndola. El maíz, un insumo, representa el 18,4 % del monto de la leche cruda –tambo- y el 6,6 % sobre el final, del sachet. De los impuestos que paga la cadena, 77,6 % son nacionales, 17,8 % provinciales y 4,6 % municipales. El IVA representa el 67 % de todos los impuestos.
Al ser un alimento altamente requerido que tiene continuo control por parte del Gobierno, el rubro productos lácteos subió 8 % y alimentos 23,8 % -según los guarismos de febrero de 2021-, mientras que la inflación general trepó a 21,6 % y el tipo de cambio minorista situaba un 24 %, en esos últimos 6 meses. Esto muestra el atraso de precios que presenta la leche, en comparación a otros productos de la canasta alimentaria y de la propia inflación. Este efecto puede estar condicionado, en parte, por el programa de Precios Máximos, donde el precio de productos como la leche está controlado, impactando negativamente a lo largo de la cadena por el desfasaje que produce entre precios y costos.
Cuando se analizan los impuestos que paga la cadena, más de la mitad son nacionales, mientras que los provinciales representan el 18 % y en menor medida municipales con el 5 %. Estos valores son similares a los obtenidos previo a la aplicación de la compensación al IVA durante el año 2020. Si se analiza la participación de cada impuesto sobre el total que aporta la cadena, el IVA representa el 67 %, seguido de ingresos brutos con el 17 %.
En este caso, Ganancias es uno de los más bajos dado la baja y nula rentabilidad del sector. Los consumidores pagan el 21 % de IVA sobre la leche, cuando debería estar exenta por ley. El problema radica que la ley contempla exenta la leche pasteurizada, producto que casi no se produce ni consume. En cambio, la leche que se produce y consume actualmente es la ultra pasteurizada, razón por la cual no queda exenta. En un contexto donde el 42 % de la población es pobre y el 57 % de los chicos menores de 15 años también lo son, debería ser fundamental mejorar el acceso a alimentos de primera necesidad con políticas que no generen distorsiones en el sistema productivo y sea coherente con el tratamiento de otros alimentos, tomando como ejemplo la carne y pan tienen alícuota reducida del 10,5 %. Hay que tener en cuenta que el IVA es un impuesto regresivo que paga toda la población, independientemente de los ingresos que tengan.
Otra forma de mostrar cómo se compone es a través de la participación de cada eslabón sobre el final. Teniendo en cuenta los costes de producción y el resultado económico de cada actor, se calcula la participación de cada uno.
Al comparar resultados de febrero del 21 con agosto del 20, se visualizan cambios: el tambo aumentó casi 5 % su participación en el precio final, producto de una actualización del 30 % del precio de la leche cruda, pero fue insuficiente ante el aumento de costos e insumos de producción por lo que continuó con márgenes negativos en su actividad, en torno a -$ 1,95 por litro. Por otro lado, la participación de la industria bajó 6 %. Así, se ve claramente el desfasaje precio/costo, ya que el de planchada de la industria sólo aumentó el 7 % mientras que los de producción lo hicieron en promedio un 16 % en esos últimos 6 meses. Este efecto puede estar explicado por la intención de contener la suba de precios, por medio.
La actividad tambera es la producción agropecuaria más difícil y exige atención los 365 días del año
En el caso del comercio, resalta una pérdida que ronda los $10 por sachet. Sin embargo, se debe recordar que la leche es un producto de primera necesidad, un bien de atracción o de consumo masivo para el comercio, compensando dicha pérdida con otros productos de la cadena láctea. Al no poder individualizar los costos del supermercado para cada uno de los productos, en la metodología se aplica una distribución de los distintos ítems de costos por cada peso vendido. Luego está en la estrategia del comercio a qué productos les pone más o menos margen.
Tomando la etapa de referencia, la industria, por su parte, compra la leche cruda a $ 24,20, tiene otros costes por $ 20,39, paga impuestos por $ 2,06 y con resultado de $ 1,94, siendo el de planchada $ 48,59.
El comercio compra el monto e incluye otros costos operativos por $ 14,02 y paga impuestos por $ 3,25 y tiene un resultado negativo de (- $ 10,24) por sachet de leche. Finalmente, se incluye impuesto al IVA que paga el consumidor por $ 11,68 y se obtiene en góndola a $ 67,31. Es decir que se multiplica por 2,8 desde que sale del campo y llega al público.
En síntesis y para ese período, el precio de la leche a la salida de la industria y en el comercio estuvieron por debajo del incremento de la inflación entre un 9 % y 14 % de diferencia, con costos que aumentaron al ritmo de la inflación. En el caso del tambo, viene con aumentos mensuales en torno al 4 % – 6 % desde noviembre 2020, dichos aumentos no alcanzan para recomponer la situación del sector, que está rezagado con aumentos simultáneos de sus insumos claves.
Sin embargo, cuando se analiza la variación anual, la leche nuevamente volvió a perder frente a la inflación y al tipo de cambio, en todos los eslabones que conforman la cadena.