La vida de Pablo Barrio es una sucesión de reinvenciones: músico, campeón deportivo, conductor de radio y TV; hoy, crea quesos artesanales con combinaciones impensadas que recorren el mundo
La historia de Pablo Barrio no se ajusta a un camino lineal. Nacido en San Cayetano en 1976, a los 16 años ya había grabado su primer disco. Poco después, casi por casualidad, comenzó a conducir un programa de radio y, con un crédito que su padre le sacó porque aún era menor, compró su propia emisora. En la actualidad, saltó a la fama por hacer quesos con intervenciones extravagantes como el de frutilla.
Sin embargo, antes de llegar a ser reconocido incluso desde una base militar estadounidense, su vida tuvo proyectos y aventuras: bicampeón argentino de ciclismo, campeón sudamericano de atletismo, músico con cinco discos editados, peluquero, animador de eventos y conductor de radio y TV.
La televisión le permitió recorrer el país con su programa “Guía Gastronómica TV”, donde conoció sabores, productores y culturas. Fue embajador turístico de Mar del Plata y se vinculó con la fábrica de quesos más importante del mundo, en Suiza. Sin embargo, cuando la enfermedad tocó a su puerta —un tumor en la mandíbula que requirió cirugía— decidió bajar el ritmo y mudarse a Misiones, según contó en una entrevista con el medio Info Brisas. La pandemia lo encontró de regreso en San Cayetano, sin trabajo y con la necesidad de empezar de cero.
En 2021, junto a una expareja, abrió “Pueblito Mío”, un pequeño local de productos regionales. Al principio vendía artículos de otros, pero su curiosidad y espíritu creativo lo llevaron a intervenir quesos, sobre todo los azules, que consideraba “aburridos”. Así comenzó a experimentar: cacao con whisky y nuez, lavanda, cerezas al marrasquino, arándanos y limón, queso sardo de menta para pastas, combinaciones con café, jengibre o naranja glaseada.
Su última creación, el primer queso semiduro de frutilla del mundo, nació casi como un juego. “Es muy aromático y en boca tiene dos facetas: primero sabe a un yogurt hecho queso, y después el sabor de la frutilla se vuelve más intenso”, describe. En sus estanterías conviven quesos de colores y aromas sorprendentes, salames con pistacho, cacao o frutas cítricas, bombones artesanales con Gancia y hasta un vermouth propio.
El boca a boca y las redes hicieron el resto: famosos como Los Tipitos, Los Pericos, Valeria Lynch o Javier Calamaro han probado y recomendado sus productos. Pero la anécdota más increíble fue un llamado desde una base militar estadounidense en Oceanía. Al principio pensó que era una broma, hasta que vio la videollamada de un tal Héctor, que le dijo: “Creo que es único, algo que va a causar sensación. Prepárese para recibir más llamadas así”.
Hoy, “Pueblito Mío” cuenta con un local central en Tres Arroyos, una franquicia en Mar del Plata y un objetivo claro: multiplicar la marca dentro y fuera del país. “La vida es muy aburrida si siempre comemos el mismo queso o el mismo salamín”, afirma Pablo, que sigue explorando nuevos sabores con la misma pasión con la que, décadas atrás, pedaleaba en las pistas o presentaba programas de radio.
De su historia se desprende una certeza: soñar en grande, innovar y trabajar sin descanso pueden convertir a un queso de frutilla en un pasaporte para llegar a cualquier rincón del mundo.
Fuente: Agrofy News