Para los empresarios que estuvieron el último jueves con el ministro Caputo en la Casa Rosada, la decisión del Gobierno de dar marcha atrás con el paquete fiscal fue toda una sorpresa. Y les trajo alivio.
La principal preocupación eran las generalizadas retenciones del 15% a los productos de valor agregado. “Nos deja fuera de competencia en un mundo más difícil”, había sido el reclamo generalizado.

A las entidades y especialmente a la Unión Industrial le llevó varios días y muchos estudios hasta dar con los ejemplos que pudieran sensibilizar no solo al Gobierno. También, a los legisladores.

Es lo que explica la maratón de reuniones, como el zoom con todos los diputados del Pro, el jueves pasado o el encuentro del viernes con Martín Menem del oficialismo y otro más con radicales bajo la batuta de Rodrigo de Loredo.

“Retirar el paquete fiscal fue inteligente. Hay una atmósfera más optimista y ayuda a generar expectativas más favorables con la oposición dialoguista”, resumió Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, a Clarín.

“La estabilidad macro y el déficit cero son objetivos incuestionables”, agrega Funes de Rioja al reconocer que el Gobierno está solucionando con “previsibilidad y seriedad la deuda comercial en el exterior”.

José Martins, presidente del Consejo Agroindustrial, que une a casi todos los eslabones de ese amplio sector, también trajinó despachos para explicar que la suba de las retenciones “no solo es pérdida de mercados, sino oportunidades de inversión con otros países y en muchos casos provoca quebranto”.

Martins “celebra la medida” y está convencido que hay otros caminos para reemplazar esos US$ 2.000 millones que se estimaban.

“La decisión es muy positiva. La industria exportadora valora el esfuerzo del gobierno y la capacidad que tuvo de revisar esta medida que tenía un altísimo nivel de rechazo por parte de todos los sectores exportadores y de muchas provincias. Es lo correcto y hay que trabajar apoyando al gobierno para avanzar en un plan económico que permita el crecimiento con desarrollo exportador”, señaló Gustavo Idígoras, titular de la poderosa CIARA que aglutina a la industria aceitera.

Entre los empresarios hay otras preocupaciones como la que expresó casi en la intimidad al ministro Caputo el titular de CAME, Alfredo González. “Las tasas que va a cobrar la AFIP ante cualquier atraso matan a las pymes”, lo anotició mientras le explicaba que están muy golpeados por la caída de ventas.

González, dueño de una fábrica de muebles en su Chaco natal, se llevó la promesa del ministro de considerar las firmas de hasta 9 empleados en el régimen especial micro pymes.

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