Según registros del Inta Ucacha, el 2022 es el año más seco de los últimos 83 años y la situación parece agravarse. El viernes pasado la tormenta que anunciaba algo de alivio descargó con furia al norte de Bengolea, y en los campos de esa zona se acumularon hasta 20 centímetros de granizo que acabaron con la poca pastura que quedaba para los animales, decenas de vacas de ordeñe terminaron lastimadas y hubo estructuras destruidas.
El panorama es desalentador por donde se lo mire, aseguran los productores, ya que la sequía provocó una abrupta caída en la producción de los tambos ubicados en esta zona, obligando a algunos a cerrar. Ahora el fenómeno climatológico sumó aún más preocupaciones.
“Hay tambos en esta zona que cerraron y va a seguir ocurriendo. A unos 15 kilómetros de Bengolea pasó una enorme tormenta. En el tambo de mi familia no dejó nada en pie”, comentó a Puntal Alberto Guendulain, productor tambero y titular del Inta Ucacha.
Se acumularon de 15 a 20 centímetros de granizo. El viento voló chapas, al tendido de luz eléctrica lo volteó casi todo y de los cultivos en nacimiento y pasturas no quedó nada, además de varios animales lastimados.
Más daños
Fueron suficientes 50 milímetros en 10 minutos para que la lluvia, que esperaban fuera un alivio, profundizara aún más la crisis del sector.
“Veníamos de una sequía realmente espantosa. En el Inta de Ucacha tenemos registro de agua de 84 años y hasta el día de la fecha, este año solo llovió 322 milímetros. Comparando el mismo período este es el año con menos lluvias de las últimas 8 décadas”, detalló Guendulain.
De acuerdo a los cálculos de este productor con la tormenta del viernes y los daños que dejó, se perderá más de la mitad de la producción de leche que tenían.
De acuerdo a los registros de lluvias que lleva el Inta desde hace 82 años, este 2022 fue el más seco. Sin pasturas, la producción de los tambos sufrió una abrupta caída.
“Los tambos se quedaron sin reservas para alimentar a los animales. Ya venimos viendo una caída de la producción que se suma a la espantosa seca que venimos sufriendo”, recalcó.
El granizo del pasado viernes también afectó lotes y tambos ubicados al norte de Carnerillo.
En una franja que abarca el norte de Bengolea y Etruria hay 58 tambos, que suman unas 16.000 vacas que producen unos 250.000 litros de leche.
“Contabilizamos solo en lo que es producción primaria que comprende a ordeñadores, guacheros, ayudante de tamberos, tamberos, mixeros, unos 300 puestos de trabajo, de los cuales 170 a 180 son familias”, detalló Guendulain.
Y sostuvo que, de cerrarse un tambo más, el impacto económico y laboral sería muy fuerte para toda esta región.
En el campo de este productor el granizo que llegó a acumularse en más de 20 centímetros provocó además la caída de media sombras que son para la protección de los animales y la destrucción total de las pasturas.
“La alfalfa que es dura de quebrar no quedó nada, imaginate otros cultivos más blandos”, señaló.
Estas pasturas son base de la alimentación de los animales y su escasez impacta directamente en la producción de leche.
“En nuestra zona se han cerrado tambos de 115 a 120 animales, que son el promedio que tienen en su mayoría. Los más grandes llegan a unas 200 vacas”, precisó el titular del Inta Ucacha.
Mientras seguían ayer relevando los campos, algunos vecinos estimaban que posiblemente tendrán que hacer resiembras de algunos lotes con los costos que ello implica y el riesgo que otra tormenta o la sequía solo les deje pérdidas.
“Contabilizamos solo en lo que es producción primaria que comprende a ordeñadores, guacheros, ayudante de tamberos, tamberos, mixeros, unos 300 puestos de trabajo, de los cuales 170 a 180 son familias”, detalló Guendulain.
Y sostuvo que, de cerrarse un tambo más, el impacto económico y laboral sería muy fuerte para toda esta región.
En el campo de este productor el granizo que llegó a acumularse en más de 20 centímetros provocó además la caída de media sombras que son para la protección de los animales y la destrucción total de las pasturas.
“La alfalfa que es dura de quebrar no quedó nada, imaginate otros cultivos más blandos”, señaló.
Estas pasturas son base de la alimentación de los animales y su escasez impacta directamente en la producción de leche.
“En nuestra zona se han cerrado tambos de 115 a 120 animales, que son el promedio que tienen en su mayoría. Los más grandes llegan a unas 200 vacas”, precisó el titular del Inta Ucacha.
Mientras seguían ayer relevando los campos, algunos vecinos estimaban que posiblemente tendrán que hacer resiembras de algunos lotes con los costos que ello implica y el riesgo que otra tormenta o la sequía solo les deje pérdidas.