El freyrense Emiliano Yafar es uno de los tantos jóvenes profesionales que se fue del país en búsqueda de oportunidades laborales. Se recibió de Ingeniero Químico en noviembre de 2016, en la Facultad Regional San Francisco de la UTN y al año siguiente se fue a Sidney, Australia.
Los comienzos no fueron fáciles, ya que sus primer trabajo no fue precisamente como profesional, sino como vendedor de helados de la fábrica en la que hoy se desempeña como jefe de control de calidad y es además el encargado de la línea de producción de dulce de leche que tiene esta pyme familiar y cuya materia primera utilizan para la elaboración del producto final.
Lejos de su pueblo natal valoró esta experiencia y destacó la formación que recibió desde la casa de altos de estudios sanfrancisqueña. “Una vez que estas en el campo de trabajo te das cuenta cuan fuerte son las herramientas que te da la facultad durante la carrera”, expresó Yafar en una comunicación telefónica con LA VOZ DE SAN JUSTO. “Son herramientas muy sólidas que tal vez un estudiante no dimensiona hasta que las lleva a la práctica”, agregó.
De heladero, a ingeniero
Yafar reside en Sidney desde hace más de dos años y medios. Cuenta que decidió irse por comentarios de amigos de sus amigos que estaban viviendo en Australia.
“Apenas llegué vendía helados en la playa para esta empresa. Uno a veces viene con una expectativa, pero después se choca con otra realidad”, sostuvo el joven profesional. No obstante valoró la oportunidad que le dio la fábrica para desempeñarse como ingeniero. “Las posibilidades son grandes y cuando uno logra establecerse como profesional, las cosas cambian y ya podés proyectar otra vida”, sostuvo el joven que hoy es jefe de calidad y está a cargo de la línea de producción propia de dulce de leche.
El freyrense destacó que “se trata de la única fábrica de dulce de leche de Australia, pero que no cuentan por ahora con ventas externas, sino que se usa para consumo propio, como materia prima para el producto final: los helados”.
Gelato Messina es una pyme familiar que emplea a unas 70 personas y cuyo objetivo “es obtener la mejor calidad de materia prima posible por lo que en su momento invirtieron en una máquina argentina para fabricar dulce de leche”, dijo el profesional.
Contó que la empresa cuenta además con un tambo propio, en el sur de Australia con unas 300 vacas en producción de raza jersey.
Para no extrañar las costumbres de pueblo
Yafar contó que los propietarios de la fábrica son descendientes italianos, y que inclusive la mamá de uno de sus dueños es la que les cocina comida “bien piamontesa”.
También indicó que entre sus amigos predominan los argentinos. “Mi grupo social es prácticamente argentino. Somos bastantes y eso es bueno para no extrañar tanto”, manifestó el ingeniero.
El helado, una cultura “fuerte” también en Australia
Por otra parte, el joven profesional señaló que la cuarentena obligatoria en su país fue intensa pero reducida. “En pocos días y con las restricciones lograron aplanar la curva de contagios. Hoy estamos casi en la normalidad”.
Asimismo comentó que si bien algunas actividades como gimnasios y deportes no volvieron “las heladerías nunca estuvieron cerradas y la gente siguió consumiendo helados”.
Tenemos la ventaja de que la gente siempre siguió comiendo helados”, sostuvo Yafar. Al respecto contó que “el helado se consume de manera muy masiva y de grandes marcas por lo que la gente busca helado artesanal, de calidad y con trayectoria en el país”.
“Es cultural, por eso la gente busca algo distinto”, concluyó.