“En México, para ser autosuficientes, si importamos el 30 por ciento, significa que tendríamos que crecer nada más para las necesidades actuales un 45 por cierto de lo que producimos y además le sumamos ese 30 por ciento (de aumento para el abasto a 2050), ya estás hablando de un 75 por ciento y si le sumas que consumiéramos lo que dice la FAO, México tendría que producir mínimo el doble de lo que hoy produce para poder estar en condiciones”, enfatizó Vicente Gómez, presidente de la Federación, en conferencia de prensa.
Sin embargo, en la actualidad, el sector no tiene cómo hacerlo, pues hay falta de producción por el aumento de insumos.
El contexto global actual, entre condiciones climatológicas y el entorno político, ha incrementado en 40 por ciento los costos de producción para los lecheros a febrero sólo en lo que respecta a la alimentación de su ganado, el cual representa el 70 por ciento del costo total; esto se refleja en un alza del 10 por ciento en el precio al público.
La ruptura de las cadenas de producción e, incluso, la destrucción de algunas capacidades productivas durante la pandemia generaron una crisis de oferta que continúa su impacto en la inflación, apuntó Gómez.
“México está en una disyuntiva crucial, o genera políticas públicas para detonar la producción del sector rural y hacer frente al entorno internacional o sufre la crisis”, alertó el dirigente.
En datos de la Femeleche, en 2020, se produjeron 12 mil 564 millones de litros de leche; mientras que el año pasado cerró con 65 millones de litros menos.
Para este 2022, ese podría alcanzar una baja de 130 millones de litros menos, por un número de vacas para ordeña, ya que se venden como carne para compensar el precio piso que se paga a los productores de 9.20 pesos por litro, que está por debajo del precio internacional de 13 a 14 pesos por litro.