Rodolfo Daniel Montechiari ordeña 1120 vacas en Monte Maíz, en el sudeste de Córdoba. Produce 39 litros por vaca y por día en un free stall (galpón en el que se mantienen las vacas en confinamiento permanente) con ordeñe robótico y collares de monitoreo individual.
También montó un dry lot (corrales al aire libre donde suministra alimentación intensiva mediante una ración totalmente mezclada (TMR) creada en la empresa. Pero también va más allá del campo: industrializa el 50% de los 37.000 litros que produce diariamente en una fábrica que vende quesos, dulce de leche y crema. Próximamente planea llegar a 2000 vacas en ordeño con nuevos galpones e incorporar un alimentador autónomo para la crianza de terneros.
El tambo “La Margarita”, de 230 hectáreas, está ubicado sobre la ruta provincial 11, a 10 kilómetros de Monte Maíz, en el departamento de Unión, en el sudeste cordobés. Está enclavado en una zona húmeda, con 800-850mm de lluvia anual y suelos clase II, con 3% de materia orgánica y muy buena aptitud agrícola. Su propietario tiene otro campo de 1000 hectáreas en San Luis y, además, alquila fracciones cercanas para trabajar 2100 hectáreas. De ese total, destina 650 para producir alimentos para el tambo (silo de maíz, de sorgo BMR, de alfalfa y de vicia combinada con raigrás). En el resto produce grano comercial y mantiene un segundo tambo que próximamente cerrará.
Un sistema intensivo
Montechiari recuerda que arrancó con el primer tambo en 1990, sobre tierras alquiladas. Después, en 1994, inauguró el segundo en otro campo y en 1998 montó el tercero sumando 900 vacas en ordeño en total, siempre sobre la base de sistemas pastoriles. En esos tiempos, la producción corriente de los tambos eficientes de la zona era de alrededor de 18-19 litros por vaca y por día. Después, de a poco, se fueron superando esos niveles gracias a cambios en la alimentación y en la genética, para llegar a 22 litros como promedio anual.
“En diciembre de 2016 se tomó la decisión de juntar dos tambos en uno y concentrar vacas en el que estaba sobre la ruta, en el que se montó un dry lot”, recuerda Rodolfo. Eso exigió reformas de la sala de ordeño llevándola de 16 a 30 bajadas, para poder ordeñar 600 vacas con comodidad.
El dry lot es un sistema que mantiene los animales en corrales a la intemperie, donde reciben una ración totalmente mezclada (TMR), que se prepara en dos etapas. Primero se hace un premezclado con harina o expeller de soja, burlanda de maíz, cáscara de soja y sales minerales, entre otros ingredientes. Luego se confecciona una dieta específica para cada rodeo agregando silaje u otros elementos según la producción objetivo, estado de las vacas (seca, fresca, preparto, etc.).
“Al poco tiempo, en 2017, empezamos a pensar en hacer un galpón para encerrar el resto de las vacas; para eso, recorrimos tambos intensivos en Paraguay y Brasil”, agrega Rodolfo. A la vuelta de esos viajes, Montechiari comenzó a construir un galpón de 10.000 metros cuadrados –un free stall- para alojar 500 vacas en ordeño.
El free stall de Montechiari consta de un galpón de180 metros de largo por 58 de ancho con una calle central por la que se alimenta a las vacas. Está abierto en el medio del techo, para favorecer la circulación de aire desde los costados. Con estas instalaciones se busca una producción lechera cada vez más eficiente, con más bienestar animal y menos dependiente de la evolución climática.
“El galpón está dividido en cuatro corrales, en los que se han incorporado ocho equipos para ordeño robótico”, describe Keisy Montechiari, hija de Rodolfo, bióloga incorporada a las empresa desde 2018. Los corrales se dividen según el estado de lactancia de las vacas.
La cama del galpones es de compost con una base de cáscara de maní, un subproducto que absorbe los purines y se consigue con pocos gastos de transporte en la región. Se mantiene con dos pasadas de cinceles por día y con reposición semanal de la cáscara de maní sobre la base de la temperatura del compost.
La bibliografía indica que la “carga animal” del galpón debe ser de una vaca cada 13 metros cuadrados. Sin embargo, con animales de alta producción diaria de leche, que están todo el día en el galpón y producen mucha orina y bosta, los 13 metros son insuficientes. Para resolver esa situación Montechiari abrió patios complementarios. También, para mejorar el confort y el bienestar animal en verano, montó aspersores y ventiladores cerca de los comederos en la calle central.
En el galpón, las vacas se alimentan con pellets durante el ordeño robótico y completan con el reparto de ración en el frente de comedero de la calle central. El robot Yuno les arrima comida permanentemente: está programado para que pase en distintas horas del día para asegurar que el alimento esté siempre cerca de las vacas. Reciben una dieta para alta producción que incluye grano húmedo.
La producción por vaca y por día en el free stall es de 39 litros, con 2,3 ordeños por vaca. Como el ordeño robótico es voluntario, algunas vacas recién paridas van 3-4 veces por día a ordeñarse, mientras que las próximas a secarse van una o dos veces. En el dry lot, con tres ordeños diarios con instalaciones convencionales, se producen 36-37 litros por vaca y por día como promedio.
Actualmente, Montechiari tienen 1120 vacas en ordeñe: 460 en el free stall, 560 en el dry lot, y 100 en Indio Muerto, que próximamente se cerrará. En los tambos trabajan 30 personas.
Genética
La genética y la reproducción de los vientres son otras preocupaciones centrales en el esquema de alta producción de Montechiari. “Nunca empleamos toros en servicio natural para las vacas en ordeño; durante muchos años fuimos comprando semen de Select-Debernardi, que nos da excelente resultados”, apunta Keisy. “Empleamos mucho semen sexado, que nos permite disponer de gran cantidad de vaquillonas para reposición y para el crecimiento del tambo”, destaca.
Las cuestiones reproductivas están contempladas con protocolos que son utilizados por todo el personal. “Hay una veterinaria que trabaja todos los días en la empresa y cada persona del tambo está capacitada para detectar enfermedades”, explica.
Para todas estas acciones en el establo, son muy útiles los collares que registran datos. “Con la información de los robots y de la collares se tiene aviso temprano de una anormalidad antes de que el ojo humano la detecte”, se sorprende Keisy. Por ejemplo, el robot puede detectar mastitis mediante un código de conductividad eléctrica o de cambio de color de la leche. Con ese información se busca la vaca y se envía una muestra al laboratorio para iniciar el control.
Para respetar el cuidado del ambiente, Montechiari montó un sistema de manejo de efluentes que da como producto final fertilizantes orgánicos que se reciclan hacia los lotes agrícolas.
Fábrica de lácteos
Montechiari produce 37.000 litros de leche por día, de los cuales el 50% va a una fábrica de productos lácteos y el resto a usinas de venta convencional para disponer de un flujo financiero mensual.
La fábrica de Rodolfo está ubicada en Laborde, a 12km del tambo, y allí trabajan 15 personas. Es un negocio completamente aparte del tambo y se maneja con dos empresas distintas. Procesa 38.000 litros de leche por día entre la producción propia y las compras a otros tambos, en ambos casos a precios de mercado.
Está posicionando tres marcas: Masterlac, que incluye quesos blandos, duros y semiduros, dulce de leche y crema; Granje, segunda marca, con queso cremoso y en barra, y Exquesitos, una línea gourmet de quesos saborizados especiales con orégano, pimentón, etc. orientados a un mercado premium.
La producción de la fábrica se comercializa con mayoristas y supermercados de Mendoza y de Córdoba, y con comercios de la zona. La rentabilidad de la fábrica es variable: “Cando el negocio es bueno en el tambo, también es bueno en la fábrica, y viceversa. Hay una correlación estrecha, porque cuando el negocio industrial no es rentable, la única posibilidad que tiene la empresa es ajustar el precio de la leche hacia la baja, porque es el 70-75% del costo de cada producto lácteo. Así se termina perjudicando toda la cadena en los momentos de baja demanda”. Según el empresario, generalmente la industria maneja rentabilidades de 5-10% y el tambo, del 5 al 15% en función del año y del sistema productivo.
Planes hacia adelante
Los Montechiari no se conforman con lo conseguido. Tienen un proyecto en carpeta para llegar a 2000 vacas en ordeño con 36 robots. Construirán otro galpón con ventilación forzada y cama de arena, para facilitar el mantenimiento y aumentar el bienestar animal.
También piensan incorporar alimentadores autónomos para los terneros. Son diseñados por Lely y se basan en una crianza colectiva de 10-12 animales por alimentador. Suministran 12 litros de leche por ternero, en 6-7 tomas diarias, en vez de los 8 litros en dos momentos del día de la crianza tradicional, sin necesidad de adicionar personal y con una calidad de leche homogénea. Es un sistema que está muy difundido en Europa y La Margarita sería el segundo tambo que lo incorporaría en la Argentina.
La impresión final de la empresa es que el resultado que obtiene Montechiari no es producto de dos o tres herramientas mágicas (galpones, robots, collares) sino de la suma de la atención de todos los aspectos que inciden en la productividad y en la rentabilidad del negocio lechero, entre los que emergen la alimentación, el confort de los animales, la genética de punta y el agregado de valor a la producción primaria, pero que incluyen mucho más.
Esta nota se publicó originalmente el 23 de marzo de 2023