Un cuchillo para todos los quesos servidos
En la tabla de quesos, coloque un cuchillo para cada queso para evitar que se mezclen los sabores.
Como los quesos no tienen la misma consistencia, hay un cuchillo especial para cada queso: el cuchillo de doble punta permite cortar y picar el queso para servirlo, el cuchillo en forma de almendra para los quesos duros o el cuchillo abierto (de encaje) para los quesos más blandos.
No utilice envases de papel
El envase de papel permite que el queso respire sin secarse. También puede utilizar papel de horno.
Cortar todos los tipos de queso de la misma manera
Los quesos se cortan según su forma, los quesos redondos se cortan como una tarta, para los quesos redondos pequeños, se cortan por la mitad y luego transversalmente.
Los quesos con forma de tallo se cortan en redondo.
En cuanto a los quesos puntiagudos, los cortamos en lonchas paralelas al lado, como en el caso del brie.
Para los quesos cortados en cuartos, coloque el queso en un lado y córtelo en rodajas triangulares.
Retirar la corteza del queso
Evite quitar la miga del queso dejando la corteza, quien lo sirva después quedará decepcionado. Corte el queso en lonchas para evitar este pequeño inconveniente.
Congelación de determinados tipos de queso
Los quesos blandos, como la ricotta o el requesón, no pueden congelarse. Ciertos quesos tendrán una textura granulosa después de la congelación, es porque es más seguro no congelarlos. Cómprelo en pequeñas cantidades.
Dejar que los quesos se estropeen
Si le sobra queso ya abierto o trocitos de queso, piense en preparar quiches, soufflés o tartas para no perder ninguno.
¿Refrigerar o no?
Nunca ponga en el frigorífico la mozzarella que viene envasada en líquido, pierde firmeza y se vuelve menos jugosa. Guardar el líquido en el envase para conservar el resto de la mozzarella.