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Otro punto destacado es la composición única que tiene la leche de camello en lo referente a proteínas y péptidos, lo que sugiere que podría proporcionar beneficios terapéuticos de importancia. Esto es muy relevante para aquellas personas que padecen intolerancia a la leche de vaca, o para aquellos consumidores que buscan alternativas lácteas que cuenten con propiedades funcionales concretas.
Como decíamos, la ausencia de β-Lg (proteína beta-lactoglobulina) en la leche de camello convierte a este alimento lácteo en una opción bastante prometedora para las personas que padecen alergia a la leche de vaca, por lo que este descubrimiento podría, según los investigadores, revolucionar el mercado de los productos lácteos alternativos, ofreciendo una nueva opción para aquellos que no pueden tomar leche bovina por razones de salud.
Los resultados sobre las diferencias entre la leche de vaca y de camello muestran un impacto con calado para la industria y la investigación. Se pueden desarrollar nuevos productos, ya que la industria láctea podría aprovechar las diferencias señaladas para crear alimentos innovadores basados en la leche de camello, que se dirigirían a los consumidores con necesidades nutricionales específicas. En el apartado de la investigación, se abren nuevas vías de estudio sobre los beneficios potenciales de la leche de camello en áreas como la inmunología y la nutrición personalizada.
Si hablamos de sostenibilidad, hay que destacar la adaptabilidad de los camellos a los climas áridos, algo que podría ofrecer una alternativa sostenible para la producción láctea en aquellas regiones sin las condiciones adecuadas para la ganadería bovina. Por último, los expertos comentan que a medida que se realicen nuevas investigaciones, es posible que veamos un aumento en la popularidad y disponibilidad de productos lácteos de camello como una alternativa saludable y potencialmente hipoalergénica a la leche de vaca tradicional.
En conclusión, este estudio marca un hito en nuestra comprensión de las propiedades nutricionales y funcionales de diferentes tipos de leche. A medida que se realicen más investigaciones, es probable que se incremente la popularidad y la disponibilidad de productos lácteos basados en la leche de camello, presentados como una alternativa saludable y potencialmente hipoalergénica.
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Pero hay varios inconvenientes que se deben tener en cuenta, y es que a pesar de las mencionadas ventajas de la leche de camello, su adopción en el mundo occidental sigue siendo limitada por varias razones de peso. Uno de los principales inconvenientes es la disponibilidad de este tipo de leche y su formato, en los mercados nativos de África, Oriente Medio y Asia se encuentra con facilidad, en Europa y América del Norte sigue siendo un producto de nicho, es decir, que está diseñado para un segmento de mercado específico y reducido.
En la mayoría de casos, este tipo de leche se comercializa en polvo, por lo que es necesario añadir agua para poder consumirla, y esto no es tan aceptado como el hecho de comprar leche líquida y lista para consumir.
Otro punto negativo es que la leche de camello es más perecedera que la leche de vaca, lo que inevitablemente y por el momento, complica su exportación a los países occidentales. El uso de tratamientos térmicos como la ultra-pasteurización (UHT) ayudarían a extender su vida útil, pero este tipo de procesamientos ha demostrado ser ineficaz porque se produce una sedimentación de proteínas, lo que afecta a su textura y estabilidad. También es un inconveniente importante el sabor, ya que a diferencia de la leche de vaca, su gusto es más fuerte y salado, algo que resulta poco atractivo para los consumidores occidentales acostumbrados a sabores más suaves y dulces. Cierto es que algunas marcas han trabajado en la diversificación con opciones saborizadas, con helados y otros productos derivados, pero el paladar de los consumidores aún no está familiarizado con ese particular perfil de sabor.
El coste es otro problema, la leche de camello es significativamente más cara que la leche de vaca, la razón es que hay una menor producción y a esto hay que sumar los desafíos logísticos para su distribución. Un camello produce menos leche que una vaca y su ordeño es más complicado, así que contribuye al encarecimiento de los costes de producción. Por tanto, al sumar todos estos inconvenientes, es lógico que los consumidores occidentales se decanten por otros productos lácteos más asequibles como los derivados del ganado bovino.
Hay más cuestiones que se pueden citar, como las regulaciones, las certificaciones, la aceptación cultural, las campañas de marketing, el escepticismo de los consumidores, etc. Por ello, aunque el estudio destaque los beneficios nutricionales de la leche de camello, hoy por hoy parece improbable que sea un alimento aceptado en el mundo occidental. La industria deberá seguir trabajando e innovando para que resulte una leche más aceptada.
Podés conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad Edith Cowan, y en este otro más detallado publicado en la revista científica Food Chemistry.