Una de las principales propuestas es el diálogo con las autoridades federales para lograr un precio de 10.2 pesos que pueda ayudarlos a sobrellevar la difícil situación de altos costos de la materia prima, la falta de pago de Liconsa y el poder trasladar agua a sus hatos por la prolongada sequía.
Una de las últimas propuestas es crear dispensadores de leche en los centros de la ciudad para ofrecer litros del producto en 13 pesos, precio 10 pesos más barato que empresas comerciales.
Saúl Guevara, quien tiene su establo en la comunidad de Orranteño, propuso de forma insistente la instalaciones de estos dispositivos dispensadores del líquido blanco.
Afirmó que tiene un proyecto bien desarrollado, pues para poder meter la leche en los dispensadores se necesita que esté pasteurizada. “Y el plan es pagarle a la gente a diez pesos, venderla a trece al público, pasteurizada y todo”.
Estos centros expendedores ya están instalados en Delicias y Meoqui, lo que lo hace una opción viable para los pequeños lecheros.
Es urgente aterrizar el proyecto, para que los productores que están vendiendo sus establos no terminen trabajando en la maquila o lejos buscando el sueño americano, que por la pandemia se complica.