Las empresas ganaderas uruguayas mejoraron su productividad e ingresos en el último ejercicio ganadero (de julio de 2021 a junio de 2022), según datos de las Carpetas Verdes del Instituto Plan Agropecuario. El director general del instituto, Carlos Molina, en una entrevista que concedió a El Observador, destacó que fue un año “excepcional”.
¿Qué idea dejaron los resultados de las Carpetas Verdes?
A mitad de semestre (del año ganadero) ya pintaba que iba a ser un año realmente excepcional. Se terminó consolidando como un año muy bueno para los resultados de las empresas que participan del Programa de Monitoreo de Empresas Ganaderas, pero no podemos afirmar que estos resultados sean los de todas las empresas ganaderas del país.
Dos variables jugaron en la construcción de los resultados: el precio del ganado vacuno y de los lanares, que fue creciente y alcanzó valores realmente inéditos; y la productividad, que responde a lo que los productores hicieron. El precio del novillo gordo creció en promedio 37% con respecto al año pasado, el ternero 21% y el cordero 30%, y eso puede dejar oculto que también, a pesar de la Niña, la productividad creció entre 3 y 5%, lo que no es un resultado menor en el marco de un contexto climático adverso.
No es que los productores se quedaron de brazos cruzados y el precio hizo a los buenos resultados, sino que las decisiones de los productores, a pesar de que el clima no jugó a favor, los construyeron. Lo que hacen los productores y las características que le imponen a sus empresas es lo que perdura, no como los precios, y la prueba está ahora (que los precios del gordo bajaron).
¿Cuántas empresas se analizaron?
Este año analizamos 150 empresas que separamos en cuatro grandes grupos y por sistemas: en el norte del país sobre suelo de basalto criadores y de ciclo completo y en el este y noreste con los mismos sistemas. Desde el punto de vista estructural las empresas son bastante parecidas en cuanto a superficie, sistemas de producción y los resultados que lograron.
¿Cómo se aumentó la productividad, aún teniendo sequía?
Lo primero que caracteriza a estos productores es que desacoplan la falta de lluvia con la falta de pasto, y eso es clave. Eso se logra si se trabaja y se gestiona el pasto. La base de ese desacople es trabajar con más volumen de pasto en el campo, no trabajar con un campo pelado.
Tener un campo más sano, con más especies y diversidad permite tener mejores resultados, a pesar de la seca, porque el productor tiene más flexibilidad.
Esas son decisiones que se toman una vez y se tienen que mantener. Es un proceso que las empresas van recorriendo. Los productores se van dando cuenta de que trabajar con más pasto los expone a menos riesgos, las empresas tienen más resiliencia, es decir más capacidad de adaptarse a eventos climáticos adversos, al tener más pasto capturan más agua de lluvia y además secuestran más carbono.
Empresas que trabajan con más pasto están en una situación más favorable. Cuando los productores empiezan a caminar en ese sentido seguramente no dan marcha atrás, porque estas empresas responden mejor cuando el ambiente externo es favorable, y también cuando es desfavorable, porque tienen más capacidad de adaptación. Es un ganar-ganar siempre, pero no es algo que se haga por arte de magia, porque para trabajar con más pasto hay que trabajar con la carga, es decir, tener los animales adecuados para la cantidad de comida que tengo, y ubicar a las especies en el mejor lugar para cada una. Para eso se necesita una infraestructura básica simple, potreros, agua y sombra. No hay una decisión mágica, la clave es tener una secuencia de decisiones tomadas con información. El productor tiene que tener capacidad de gestión y un personal calificado. El asesoramiento técnico es fundamental también. Además, el que el productor pueda compartir y reflexionar y tener el acompañamiento de sus pares es muy importante.
¿Se podrán mantener esos resultados para la zafra que viene?
Es muy difícil aventurar eso hoy. Fue un año muy bueno. El ingreso de capital fue 70% más que el año pasado, US$ 129 en promedio. El año anterior fue US$ 77. Es difícil mantenerlo, además de que recién vamos cuatro meses del ejercicio ganadero, porque empezamos con una caída de precios realmente importante, en el entorno del 20% para la hacienda gorda. Va a ser complejo dar vuelta esa situación. También arrancamos con una Niña instalada con diversidad en las lluvias.
¿Cómo se están viendo los costos productivos?
El año pasado hubo muy buenos precios del gordo, pero a la fiesta de precios de hacienda se colaron los precios de los insumos. A pesar del crecimiento de los precios de la hacienda se necesitaron más kilos para comprar la misma cantidad de insumos, lo que indica que los insumos crecieron más.
Los costos subieron hasta un 23%, cosa que nunca había sucedido. Además, el dólar retrocedió frente al peso, y eso es muy malo para las empresas ganaderas, y la inflación se mantuvo en el entorno al 9%. Esa combinación de un dólar que retrocede y una inflación que se mantiene estable es malo para las empresas ganaderas porque hace subir todos los costos. El costo de producción subió entre 10 y 22% en estas empresas. Ahora cayó el precio del ganado, pero no el de los insumos.
¿Cómo se ve ahora esa situación con la baja del dólar?
El dólar está muy débil frente al peso, la inflación sigue estando en el entorno al 9,5% y los precios de los insumos siguen sin bajar, eso sigue siendo malo para el resultado de las empresas. Esto, en un año con una caída fuerte del precio del ganado gordo y no tan fuerte en la reposición. Con estas condiciones va a ser difícil repetir un año como el 2021/22.
De lo que tengo certeza es que aquellas empresas a las que les irá mejor serán las que trabajan con pasto, deciden con información, tienen más capacidad de adaptación y un productor que discute sus decisiones con sus pares, decide en tiempo y está capacitado, como su personal.
Será importante además el dinero excedente que se hizo el año pasado para reinvertir, lo que ayudará a las empresas en este 2022/23 que amaneció complicado.