Es uno de los establecimientos modelo para la zona. Su producción lechera esta adaptada a la tecnología de punta. Se ordeñan entre 260 y 270 vacas y se consiguen más de 6.500 litros diarios. Pablo García, su encargado, habló con El Ciudadano.
Hace algunos años, era impensado hablar de sistemas robotizados en trabajos de campo, establecimientos ganaderos o en agricultura. Sin embargo, la tecnología trascendió sus propias fronteras, tal como sucedió en la revolución industrial que se dividió en varias etapas, cuando desde el primer “uso de la energía a vapor” pasó al “uso de la energía eléctrica” y la producción masiva. Ocurrió con la tecnología digital y electrónica, y desde el 2000 el uso de internet y las energías renovables. Todo cambia y todo evoluciona.
En Arévalo, una pequeña localidad rural de Lobos, donde solo quedan una estación de tren sin uso y una escuelita rural, funciona un tambo robotizado con la más alta tecnología de punta
Llegar a las tranqueras del Establecimiento Don Juan y abrirlas como si fuera la puerta de tu propia casa, no tiene paga que lo iguale. Pero más aún, es altamente satisfactorio ver la cara de felicidad de un productor lechero (Pablo García, El Tambero), cuando todo está saliendo bien.
Por aquel entonces, el ordeñe era a mano, pero en 1986, gracias a Olga Tomatis, el tambo cambió a mecanizado, donde ya se podía olfatear la modernidad que incorporaría la familia años más tarde con el tambo robotizado.
La familia completa también tiene su lado agronómico con Augusto García (35), Ing. Agrónomo, hermano de Pablo e hijo de Olga.
El 21 de noviembre de 2023 quedó marcado para siempre como una fecha histórica, ya que el tambo comenzó su periodo de robotización con 4 máquinas de última generación.
Hoy es cien por ciento robotizado y, entre otras virtudes, ganaron mayor bienestar animal y confort para la gente que trabaja allí.
“Esto es algo vanguardista para la empresa, con la que encaramos el tambo de manera robotizada. Ya veníamos con tambos tradicionales de toda la vida y con esto le dimos un enfoque de mayor calidad y bienestar a los animales y a los tamberos que están trabajando todos los días”, asegura Pablo en diálogo con El Ciudadano.
Haciendo memoria, el veterinario va recordando cuándo comenzaron con la idea de este cambio: “Empezamos con el proyecto en 2016 y en 2018 se empezó a construir para poder arrancar, por fin, a finales de 2023”.
-¿Cuánta cantidad de litros de leche por día se obtiene del tambo?
-Hoy estamos entre 6.600 y 6.700 litros diarios, con una cantidad de vacas de 260 a 270 en ordeñe. Lamentablemente, tenemos un limitante de crecimiento en cantidad de vacas, ya que el tamaño del campo ya no da más para ampliarlo. En ese sentido, estamos con el total de los animales en el robot, con una transición de un tambo al otro, del tradicional al robotizado, en unos cinco meses, algo que está dentro de los parámetros normales. Es lo que se tarda en la transición, aunque va de acuerdo a cada productor, pero eso es lo que nos llevó a nosotros.
García habla mientras el brazo robótico trabaja en pleno ordeñe de las vacas.
-¿Cómo funciona?
-Es primordial que la vaca tenga su collar bien puesto, ya que tiene un chip que detecta a través de los sensores y el lector. Identifica al animal y, si está con permiso de ordeñe, el brazo comenzará a hacer un escaneo y el preordeñe, que es el cepillado de los pezones para limpieza, higiene y la estimulación de la vaca. Una vez que está lista esa parte del procedimiento, empieza con el escáner y el láser para detectar la posición y el lugar de los pezones. La vaca ya tiene un historia de ordeñe, entonces después de que pasa ciertos días del comienzo de su lactancia en el robot, lo va haciendo cada día un poquito más eficiente. Una vez que está todo colocado, se pueden ver datos en la pantalla del robot, va ordeñando y, a medida que completa el procedimiento, va descolgando de a una las pezoneras.
-¿Qué pasa si la vaca ya fue ordeñada? ¿La máquina lo detecta?
-El sistema tiene ciertos permisos de ordeñe. Si bien es libre y funciona las 24 horas, la vaca puede ingresar en cualquier momento, las veces que sea, pero no va a tener siempre permiso de ordeñe. Va a estar de acuerdo a su producción diaria y al tiempo de lactancia que tenga y al tiempo que se haya ordeñado antes.
García agrega: “La pantalla que muestra el proceso de ordeñe, también aporta más datos de relevancia de cada animal en particular: indica el número del animal identificado, la estimación de producción y la estimación de producción que está teniendo por cuarto”.
Y explica: “A su vez, se puede ver la información de la vaca, el historial que tiene y nos va a decir la producción diaria, por ejemplo, una vaca que promedia 34,7 litros, indica el robot a través de la pantalla y de la información personal que la leche esperada por ordeñe es de 10,8 a 3 ordeños por día”.
Conclusiones
Es evidente que el tambo robotizado amplió el horizonte y las expectativas de los tamberos que apuestan no solo a los beneficios que ello implica, sino también al bienestar de los animales que hoy –bajo este sistema–, circulan más libremente bajo el sistema de ordeñe y comida.
Puntualmente, el Tambo Don Juan apunta a un crecimiento significativo en el tiempo que le va a permitir ampliar su capacidad de producción y tecnología en el establecimiento. Con un personal que trabaja día a día en Arévalo para que sea posible.
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