Es un emprendimiento familiar que realiza todo el proceso de elaboración, desde el ordeñe de la vaca al etiquetado y la venta al consumidor. Doña Fermina elabora uno de los dulces de leche caseros de Chubut, un producto sin conservantes ni glucosa y con un sabor único: una historia de campo y familia.

Son las dos de la tarde del domingo. Raquel está parada frente a su stand en la Expo Bovina de Sarmiento. La gente pasa, mira y algunos se animan a probar. A primera vista aparece el queso, fresco y rico, pero si uno chusmea un poco más allá se topa con un producto diferente de esos que poco se encuentran en la provincia, el glorioso dulce de leche, toda una marca registrada en Argentina.

Raquel Jaquet Cardozo (29) es una de las propietarias de Doña Fermina, un emprendimiento familiar que tiene su origen en el hermoso poblado agrario vecino a Comodoro Rivadavia. La mujer atiende uno a uno a los clientes que llegan al stand, ofrece los productos y así, poco a poco, hace conocer la marca.

Dona Fermina
“Doña Fermina se llama el emprendimiento”, cuenta a ADNSUR. “Pero el establecimiento se llama La Tranquera. Está a cinco minutos de la Sociedad Rural”, agrega con cierta timidez.

El emprendimiento lleva el nombre de su madre, Fermina, “la propulsora de todo esto”, cuenta Raquel con orgullo.

La mujer nació en Paraguay, pero hace unos años se vino a la Argentina con sus hijos y se radicó en la vecina ciudad. Cuenta Raquel que su madre siempre estuvo vinculada a la actividad agraria, por eso, cuando su esposo heredó la tierra de sus padres decidió dedicarse a la elaboración de productos regionales.

“Estaba buscando un trabajo para hacer, y para aprovechar la tierra, tener un sustento y una salida laboral, comenzó a hacer productos. Comenzó con venta de leche y quesos, y después siguió con otras cosas. Ahora tenemos dulce de leche, queso Pategrás con ají y de provenzal, leche, yogurt”.

 

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La Tranquera tiene 2 hectáreas y 25 vacas lecheras que trabajan en forma rotativa, de a 8 por temporada. Los hermanos también se van turnando y cada uno tiene su labor. “Nos ayudamos entre todos. Mi mamá hace la elaboración, Juan se encarga de ordeñar, María Elena de la limpieza, yo del etiquetado y la venta, y Marcos ayuda a sembrar maíz, que también sirve para el hogar y para hacer la alimentación de la lechera”.

La producción es grande para ser un emprendimiento familiar. Cada semana venden alrededor de 100 litros de leche, unos 50 frascos de dulce y también mermeladas. Sin embargo, la estrella del establecimiento es el queso. “Se vende aún más que el dulce de leche”, dice Raquel. “Mi mamá lo hace con un proceso que aprendió en Paraguay y lo sigue realizando de esa forma. El dulce de leche, en cambio, se elabora como se hace acá, pero sin conservantes ni glucosa”.

Doña Fermina tiene su propia técnica para elaborar el dulce de leche. Raquel cuenta que usualmente se utiliza parafina como conservantes de lácteos. Sin embargo, ellos eligen utilizar bicarbonato de sodio, lo que lo hace más natural. La receta dice también que se utilizan 250 gramos de azúcar por cada litro de leche y también mucho tiempo y paciencia, dos ingredientes fundamentales para tener un producto de calidad y buen sabor.

En su caso, la elaboración la realizan en la planta elaboradora que tiene la Municipalidad de Sarmiento, un lugar que les permite elaborar este producto que obliga a trabajar en un lugar donde la contaminación cruzada prácticamente sea nula.

Así, desde hace unos años, su madre elabora el dulce de leche en la planta y luego lo venden en ferias, eventos o la misma chacra, donde suelen llegar clientes a buscar pedidos.

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El objetivo de la familia es continuar creciendo con el proyecto. Por esa razón, construyen su propia fábrica de elaboración. “Solo le faltan algunas terminaciones para poder habilitarla. Nos va a ayudar mucho con el trabajo”, dice Raquel.

Doña Fermina está registrada a nivel nacional como marca y ahora quiere expandirse a nivel provincial. Por esa razón, están apuntando a generar una estrategia en redes sociales y potenciar la chacra para abrirla al turismo. Pero, ¿por qué decidieron elaborar dulce de leche entre tantas posibilidades? La respuesta es concreta. El dulce de leche es muy argentino y uno se va arraigando de eso como propio porque se siente parte del país, por eso hacemos solo productos de acá”, dice la mujer mientras se prepara para atender otro cliente y así seguir difundiendo su marca, aquella que creó su madre y ahora busca seguir creciendo.

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