La crisis de real estate, el escenario post COVID y la guerra comercial con EEUU afectan la actividad china. La situación impacta en Argentina y en sus socios comerciales.
La economía china enfrenta un momento de desaceleración en 2023. Este fenómeno se debe a una serie de factores que están afectando los cimientos del gigante asiático y, dada la relación comercial tan estrecha que hay con la Argentina, se espera que la onda expansiva de ese deterioro económico se sienta con fuerza en el ámbito local.
Uno de los principales factores es la política de “COVID-cero” que China implementó para controlar la propagación del virus. Aunque ese esquema le resultó efectivo en términos de control sanitario, derivó en cierres de ciudades y restricciones a la movilidad, lo que impactó negativamente en la actividad económica al limitar la operación de empresas y la movilización de personas.
Además, la guerra comercial con Estados Unidos y la desaceleración económica global tuvieron un impacto negativo significativo en las exportaciones chinas porque genera una caída en la demanda y se siente el efecto de las restricciones comerciales. Estos datos se desprenden de un informe de la consultora Ecolatina.

La burbuja del real estate y el deterioro de la población

Otro factor importante es la crisis inmobiliaria que afecta el sector de la construcción y la inversión en China. La incertidumbre llevó a una disminución en la inversión y un impacto negativo en la economía en general. Adicionalmente, Pekín enfrenta desafíos estructurales, como el envejecimiento de la población y una disminución en el crecimiento de la fuerza laboral, lo que termina limitando la capacidad china para mantener altas tasas de crecimiento económico a largo plazo.

Así las cosas, la desaceleración económica de China es un fenómeno influenciado por factores coyunturales y estructurales y no solo tiene implicancias para el propio país, sino que también puede tener un impacto significativo en la economía global debido al papel clave que esa nación desempeña en el escenario internacional.

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De acuerdo con el documento realizado por Ecolatina, se fue gestando “una burbuja que, con el freno en la marcha del crecimiento económico, se enfrenta a una caída en las ventas de viviendas que solo en 2022 se contrajeron un 28% anual”. Para peor, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), “la recuperación comenzaría recién entrado 2024 y solo para los desarrolladores públicos”.

En estas condiciones, grandes operadores inmobiliarios, como el conocido Evergrande, se enfrentan a serios problemas financieros, “con demora en pagos de deuda, en especial aquellos contraídos en el exterior y entrega de viviendas incumplidas”. En consecuencia el reporte advierte que la evolución interanual de los precios de las nuevas construcciones viene cayendo hace más de un año, al igual que de las construcciones existentes.

Desaceleración china: cómo impacta en la Argentina

“La desaceleración económica de China plantea preocupaciones para Argentina en múltiples frentes”, plantea Ecolatina. Directamente, según el informe, en una menor demanda de la potencia que puede ejercer presión sobre los precios de los commodities, que son vitales para la economía argentina.

Incluso sin una crisis, el FMI ya proyecta una desaceleración del crecimiento chino, lo que se traduce en una disminución anual del 4% en el período 2023-28. Esto, a su vez, llevaría a caídas del 2,8% este año y del 1% en 2024 para el precio de los commodities no energéticos.

De manera indirecta, esta situación tendría un impacto en socios comerciales clave para Argentina, como Brasil. Las exportaciones brasileñas a China están más ligadas a sectores como la minería, sobre todo hierro y cobre, en contraste con Argentina, que principalmente exporta alimentos.

Para los commodities metálicos ya se prevé una caída del 2,6% interanual en 2024 (aunque tendrían un crecimiento del 3,5% en 2023), lo que podría afectar profundamente a Brasil y, por extensión, a Argentina.

En ese contexto, el experto en comercio exterior, Marcelo Elizondo, explica a Ámbito que la economía argentina se encuentra en una encrucijada debido a la compleja relación comercial con China, que tiene varios niveles de impacto. En primer lugar, ese país representa el segundo mercado más grande para las exportaciones argentinas, con un promedio histórico de entre u$s8.000 millones y u$s9.000 millones en años prósperos.

“Sin embargo, para 2023, anticipa una disminución en las exportaciones debido a una menor cosecha”, señala.

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“Esta reducción en las exportaciones tiene un doble efecto”, asevera Elizondo. Y explica que, por un lado, no se percibe una disminución en la demanda china en términos de cantidad, pero sí, afecta los precios internacionales de ciertos productos argentinos, como frutas y carnes, que no son considerados esenciales.

Por otro lado, “esta desaceleración económica en China tiene repercusiones a nivel global, desencadenando una disminución en el crecimiento del comercio internacional en todo el mundo, estimado en aproximadamente un 1.7% este año”.

Para Elizondo, China, como motor económico global, se enfrenta a desafíos sistémicos, ya que está sobrecargada de inversión y enfrenta problemas de endeudamiento en varios sectores económicos, planteando incertidumbres sobre su futuro como impulsor del crecimiento mundial.

El experto coincide con Ecolatina en que, ante este panorama, Argentina debe diversificar sus mercados más allá de China. El país ha experimentado un crecimiento considerable en otros mercados asiáticos, como la India y Vietnam, y existen oportunidades en otros como Malasia e Indonesia.

“A pesar de las promesas de inversión de China en Argentina a través de la nueva Ruta de la Sedamuchas de estas promesas aún no se han concretado, requiriendo un seguimiento constante para garantizar su cumplimiento”, añade.

Por último, en el marco de consideraciones geopolíticas, es crucial tener en cuenta que China está centrando sus esfuerzos en asuntos regionales y fortaleciendo sus relaciones con Rusia e Irán. Esto podría retrasar la ejecución de inversiones en otros mercados, incluyendo Argentina. Además, un cambio en el gobierno argentino podría influir en las relaciones con China y las decisiones sobre inversiones.

Argentina: diversificar, una posible solución

En resumen, la situación en China tiene múltiples niveles de impacto en Argentina, desde las exportaciones hasta las inversiones y las consideraciones geopolíticas. Para mitigarlos, es vital que Argentina diversifique sus mercados y siga de cerca las promesas de inversión, al tiempo que esté atenta a los cambios en la dinámica geopolítica global.

En este contexto, la diversificación de los destinos de exportación se vuelve crucial para Argentina. Estratégicamente, estrechar lazos con mercados asiáticos emergentes como India, Vietnam y Tailandia, que poseen una población considerable, es vital. Asimismo, Ecolatina plantea que, buscar una mayor penetración en la Unión Europea, aprovechando los recursos de Vaca Muerta, representa una oportunidad importante.

“Cualquier desaceleración económica en China, que se traduzca en una menor demanda de nuestros productos, especialmente commodities, sería perjudicial para Argentina”, advierte por su parte Salvador Vitelli, head of research en Romano Group, en diálogo con este medio.

Vitelli manifiesta que es menester recordar el reciente auge de commodities a partir de 2021, “impulsado principalmente por la demanda china” generó un saldo comercial favorable en los primeros años de la gestión de Alberto Fernández, “puesto que gran parte de nuestras exportaciones estuvo respaldada por esta demanda proveniente de China”. Por lo tanto, cualquier desaceleración económica, indicio de recesión o contratiempo en China “nos afecta directamente, ya que suelen reducir la demanda externa, incluyendo la de productos argentinos”.

En resumen, la economía argentina está intrínsecamente ligada a la situación económica de China, tanto como cliente clave como proveedor esencial. Una desaceleración económica en China, que afecte la demanda de nuestros productos y reduzca nuestras exportaciones, por lo que pase en el gigante asiático, hay que seguirlo muy de cerca, sobre todo teniendo en cuenta un posible cambio de gobierno a partir del 10 de diciembre.

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