El oportunismo de algunos políticos que desdeñan la ciencia y prefieren mirar tendencias en redes sociales está poniendo en riesgo la seguridad alimentaria mundial.

El oportunismo de algunos políticos que desdeñan la ciencia y prefieren mirar tendencias en redes sociales está poniendo en riesgo la seguridad alimentaria mundial. Vienen por las vacas, lo que es lo mismo que decir que vienen por los productores.

La semana pasada se conoció un proyecto del gobierno irlandés de reducir en 200.000 cabezas de ganado lechero en los próximos 3 años para cumplir con sus “objetivos climáticos”. Recordemos que la Unión Europea aprobó el mes pasado un presupuesto de 1.600 millones de dólares para reducir a la mitad su stock vacuno en Holanda.

Es muy revelador observar como las soluciones climáticas a las que apelan los políticos están más relacionadas a las tendencias en las redes sociales que a los datos científicos.

Este año se reveló el primer mapa espacial de la Nasa que mide las emisiones y retenciones de gases de efecto invernadero y sus revelaciones son claras. Hay solo 5 países en el mundo que tienen más ganado vacuno que humanos, uno de ellos es Argentina con 1,3 animales por persona, que resultó tener uno de los mejores balances ecológicos, con más captura que emisión. Nueva Zelanda, Australia y Uruguay, el país con más ganado vacuno por habitantes del mundo, resultaron neutrales, mientras que solo Brasil da balance negativo entre estos países.

NASA
Este mapa muestra las emisiones y absorciones netas medias de dióxido de carbono de 2015 a 2020 utilizando estimaciones informadas por las mediciones satelitales OCO-2 de la NASA.

No son las vacas las que contaminan. China es el país más contaminante del mundo y tiene 0,07 vacas por habitante. Estados Unidos lo sigue en la lista y pese a su gran stock vacuno apenas llega a 0,29 vacas por personas.

Vacas por habitantes
Vacas por habitantes

Es que la visión de túnel que se está aplicando a la ganadería solo mira las emisiones y no los beneficios que los rumiantes aportan a la captura de carbono con el pastoreo. El 75% de las emisiones contaminantes viene del uso de combustibles fósiles. Todo el complejo de producción agropecuaria representa el 15% de las emisiones globales, por lo que la ganadería de carne y de leche suma el 7% de las emisiones globales.

Pero de estas actividades, solo la ganadera ayuda a retener carbono en el suelo a través del pastoreo. El ganado contribuye a la resistencia a la sequía, la salud del suelo y la reducción de incendios forestales. Al ser rumiantes, los vacunos son los únicos animales capaces de alimentarse con pastos, el metano producido por ese proceso es vital para el crecimiento de nuevas pasturas, las que justamente se alimentan del carbono producido en la rumiación.

Los animales que caminan sobre el suelo lo compactan y ayudan a mantener el carbono atrapado en el suelo. Un estudio realizado por la Universidad de Florida encontró que entre el 10% y el 30% del almacenamiento de carbono del mundo se encuentra debajo de las patas del ganado estadounidense. Esto demostró que el ganado es esencial para ayudar a mantener el carbono atrapado en el suelo.

 

¿Qué va a comer la humanidad?

 

Estas medidas tomadas para quedar bien con grupos minoritarios y ruidosos no responden a un problema mayor, cómo vamos a alimentar a la humanidad.

La leche y la carne han sido y siguen siendo, por más que le pese a algunos grupos ecologistas, los mejores alimentos que la humanidad ha incorporado a su dieta. El desarrollo muscular, las defensas y el cerebro dependen de la proteína animal.

Las reducciones de las manadas de vacunos no harán más que encarecer el acceso a la alimentación de millones de personas. Algo que ya hoy es un problema y que solo agravaríamos.

Pero no solo eso. Según la FAO 150 millones de hogares en todo el mundo se dedican a la producción de leche. En la mayoría de los países en desarrollo, la leche es producida por pequeños agricultores y la producción lechera contribuye a los medios de vida, la seguridad alimentaria y la nutrición de los hogares. La leche produce ganancias relativamente rápidas para los pequeños productores y es una fuente importante de ingresos en efectivo.

Es el momento de detener esta locura. Si la sensatez no llega a tiempo podemos ser la generación que realmente destruya al mundo, no con la contaminación, sino con una crisis alimentaria mundial que termine enfrentando a la humanidad por un plato de comida.

 

Damián Morais

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