Estados Unidos elevó la presión en las negociaciones del T-MEC con una larga lista de exigencias a Canadá y México. El acceso a los lácteos canadienses volvió a ocupar un lugar central en el conflicto.
Las negociaciones comerciales entre Estados Unidos, Canadá y México atraviesan una etapa de máxima tensión. La administración estadounidense, encabezada por el presidente Donald Trump, presentó decenas de exigencias formales que podrían definir el futuro del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Según confirmó el primer ministro canadiense Mark Carney, Washington planteó al menos 54 puntos específicos en sus conversaciones con México y una lista igualmente extensa de reclamos hacia Canadá. El funcionario advirtió que se trata de un volumen inusualmente alto de demandas, lo que refleja la complejidad de la actual revisión del acuerdo.
El foco: el mercado lácteo canadiense
Uno de los principales ejes del conflicto es el sistema canadiense de gestión regulada de la producción agrícola, vigente desde hace más de 50 años y protegido por el T-MEC. Este mecanismo limita el ingreso de productos lácteos estadounidenses sin aranceles a un 3,5% del consumo interno.
Estados Unidos cuestiona abiertamente este esquema y reclama su eliminación o una flexibilización sustancial. Desde Washington acusan a Canadá de aplicar aranceles de hasta 400% sobre ciertos productos lácteos estadounidenses, lo que consideran una barrera estructural al comercio.
El representante comercial de EE.UU., Jamieson Greer, fue explícito ante el Congreso: la continuidad del acuerdo dependerá de que se revisen “cuestiones específicas y estructurales”, entre ellas el acceso al mercado lácteo, la asignación de cuotas de importación sin aranceles y la exportación canadiense de proteínas lácteas al mundo.
Más allá de los lácteos
Las exigencias estadounidenses no se limitan al agro. También incluyen reclamos sobre políticas culturales y de medios, además de disputas abiertas por aranceles al acero, aluminio y energía provenientes de Canadá.
En octubre, ambos países estuvieron cerca de alcanzar un entendimiento para reducir aranceles al acero canadiense —que llegaron al 50%—, pero el diálogo se congeló tras una campaña publicitaria del gobierno canadiense en Estados Unidos criticando esas medidas. Trump respondió suspendiendo las conversaciones bilaterales.
Lo que viene
La revisión formal del T-MEC comenzará en 2026, instancia clave para definir si el acuerdo se extiende más allá de 2036. El resultado dependerá, en gran medida, de la respuesta de Canadá y México a las exigencias estadounidenses.
Para el sector lácteo norteamericano, el proceso es estratégico: una mayor apertura del mercado canadiense podría reconfigurar flujos comerciales, precios y competitividad regional en uno de los bloques más relevantes del comercio agroalimentario global.
Fuente: Infobae






