Vacas en buenas condiciones preparto, monitoreo de las distintas fases de parto y atención al recién nacido permiten disminuir la mortandad neonatal

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La crianza de los terneros en la guachera es uno de los puntos más problemáticos en los tambos: lento crecimiento, enfermedades y muertes son frecuentes en muchas empresas. La situación se puede mejorar con conocimientos y manejo, aspectos que fueron considerados por el especialista Carlos Catracchia en las recientes Jornadas Técnicas sobre Sistemas de Crianza, organizadas por Select Debernardi.

Pilares para una buena reposición

“Cuando un productor proyecta la crianza de sus terneras, en realidad está proyectando la reposición del rodeo y la posibilidad de que expresen el potencial genético que contiene cada una. Normalmente, en un tambo la mayoría de las vacas adultas están produciendo leche o están secas y hay otra cantidad de hembras jóvenes en proceso de desarrollo para reemplazar a los animales adultos”, definió inicialmente Catracchia.

“Anualmente, de los animales adultos, alrededor de un 30% se van a perder por rechazos o muertes y deberán ser reemplazadas por vaquillonas. Entonces, hay que entender que el área de reposición de la empresa es muy importante dentro del sistema lechero”, destacó.

Según el orador, hay varios pilares para lograr una buena reposición: vacas en buenas condiciones preparto, adecuados cuidados neonatales, manejo del ambiente durante los primeros 60 días de vida de los terneros, buen programa de alimentación y cuidado de la salud.

Muchas veces los terneros recién nacidos tiemblan porque están mojados y sienten frio: una lampara que dé calor en el tinglado puede ayudar a la termorregulación
Muchas veces los terneros recién nacidos tiemblan porque están mojados y sienten frio: una lampara que dé calor en el tinglado puede ayudar a la termorregulación

El éxito de todo el proceso va a depender inicialmente de cómo se secaron las vacas, de su estado corporal y de la estrategia de alimentación que tuvieron en el preparto: “Un programa de reposición debe recibir hembras preñadas que entran al periodo de secas en condiciones tales de tener el menor riesgo posible de enfermarse de hipocalcemia y cetosis. Entonces, el programa de crianza no comienza cuando entra el ternero a la guachera, sino cuando se seca a la vaca”.

Fases del parto

Luego de paridas, las vacas comienzan su lactancia y las crías enfrentan el desafío de sobrevivir y crecer. En el proceso de parto se desarrollan tres fases: dilatación, expulsión del ternero y eliminación de la placenta. “Normalmente, la dilatación comienza seis a doce horas antes de que el ternero asome, mientras se acomoda para salir”, describió Catracchia.

Este periodo es importante por los cambios que ocurren en la vaca y porque el ternero debe posicionarse correctamente para salir. En la vaca se debe producir la dilatación y posteriormente desarrollará un esfuerzo físico muy importante de contracciones para provocar la expulsión. En esta etapa la vaca se aparta, “camina raro”, puede tener flujo, la ubre está llena y puede descargar calostro. Por dentro, el ternero está tratando de encajarse en el canal de parto a través de la bolsa. La dilatación permite preparar el canal para la salida del ternero.

La segunda fase es de expulsión del ternero. Es más rápida y se resuelve aproximadamente en 30-40 minutos. ¿Cuándo se debe asistir a una vaca en parición? “No hay que hacerlo porque sí; se debe entender que el mejor parto es el que se produce sin asistencia humana”, indicó el veterinario.

El programa de cuidados neonatales se resume en varios puntos clave: correcto manejo del preparto, traslado de la vaca a una maternidad limpia, separación inmediata de la madre, desinfección del ombligo, identificación del ternero y suministro temprano de calostro
El programa de cuidados neonatales se resume en varios puntos clave: correcto manejo del preparto, traslado de la vaca a una maternidad limpia, separación inmediata de la madre, desinfección del ombligo, identificación del ternero y suministro temprano de calostro

“Lo primero que hay que verificar es si la posición en la que viene el ternero es normal. Si debe intervenir cuando la posición es anormal, por ejemplo, se ve una mano pero no se ve la cabeza; cuando se ve la bolsa y no se ve el ternero. Son señales de alerta para definir la intervención”, explicó.

Si se debe intervenir, debe ser de modo profesional. “Hay que movilizar a la vaca a un lugar limpio que dé higiene y seguridad para realizar el trabajo. Se debe trabajar con guantes, desinfectar el área perineal antes de empezar y utilizar sogas o cadenas limpias y desinfectadas para traccionar, si hace falta”, recomendó.

Al introducir la mano en la vagina, lo primero a verificar es si el cuello del útero está dilatado o cerrado. Si no hay dilatación, habrá que provocarla con la mano. La segunda acción es comprobar la presentación del ternero. La posición normal es con cabeza y manos hacia el cuello del útero. Pero también es normal la contraria: el ternero que viene “de patas”, aunque tiene menores posibilidades de sobrevida (ver diagrama).

Presentación normal del ternero para el parto
Presentación normal del ternero para el parto

Presentaciones anormales son, por ejemplo, terneros con una mano doblada. En estos casos, luego de verificar si el cuello está dilatado, se debe corregir la presentación introduciendo nuevamente el ternero hacia el abdomen para modificar la presentación fuera del canal, con más espacio. No obstante, cualquier movimiento de corrección debe priorizar la sobrevida de la vaca, por lo que se debe cuidar de no romper el útero con la pezuña de la mano del ternero que se debe corregir.

Otra presentación anormal es un ternero que viene con la cabeza para atrás. Para acomodarla, también hay que introducir el ternero dentro de la cavidad abdominal. “Lo que no debería hacerse es tratar de corregir una posición anormal con el ternero encajado en el canal de parto”, afirmó el experto.

¿Cuándo tirar para expulsar el ternero? “Una vez que el ternero está bien presentado, con las cadenas o sogas bien colocadas, la tracción debe hacerse cuando la vaca puja, porque la cadera se acomoda para generar más espacio”, aconsejó Catracchia.

La segunda precaución es lubricar, para que el ternero salga más fácilmente. Si el ternero está muy justo dentro del canal de parto, la tercera herramienta es posicionarlo en favor de la anatomía de la vaca, por ejemplo, rotando el ternero dentro del útero para disminuir roces.

Atención del recién nacido

Una vez que nació, el ternero debe encontrar el mejor ambiente posible. “Hasta antes de asomarse en el parto estaba en un ambiente estéril. El canal de parto ya tiene microbios y puede generar infecciones. De ahí en más el riesgo es mayor, por ejemplo, en lotes con barro, lo que resalta la importancia de disponer de un corral de parto con piso seco”, destacó.

Es decir, alrededor del parto se necesita una estructura que debería contemplar un lugar para atenderlo y ayudar a la vaca, y donde se quede el ternero recién nacido. Son convenientes instalaciones techadas, limpias y con lámparas que den calor al recién nacido. También pueden ser corrales colectivos a cielo abierto, con cama mullida de arena.

El primer punto luego del parto es asegurarse de que el ternero respire. Para ello se debe eliminar a mano el líquido que pueda tener en la nariz, en la primera parte del tracto respiratorio o en la boca. Si persistieran dificultades para respirar, hay que colocar al ternero en algunas posiciones que le van a permitir mayor entrada de aire a los pulmones, como con las dos manos bien abiertas.

Se deben evitar errores como colocar los terneros colgados boca abajo, posición en la que el peso de la panza presiona sobre los pulmones y dificulta la respiración. En casos externos de no respiración, un estímulo es colocar agua helada dentro de la oreja.

Si el ternero respira normalmente, hay tres incógnitas por resolver. La primera es ¿cuánto tiempo se deja con la madre?, ¿cuánto tiempo hay para desinfectar el ombligo?, ¿cuánto tiempo hay para darle calostro? Lo primero que se debe hacer es desinfectar el ombligo. “Con una botellita con iodo se lo moja, porque es una puerta de entrada de microbios a la sangre del ternero. Debe hacerse lo antes posible separándolo de la madre unos minutos”, recomendó Catracchia.

Muchas veces los terneros recién nacidos tiemblan porque están mojados y sienten frio. Una lampara que dé calor en el tinglado puede ayudar a la termorregulación. El calostro debería darse en las primeras dos horas de nacido. Hay que administrarlo rápido porque el ternero no tiene defensas al nacer; la madre no se las pasa y las provee el calostro. Se deben administrar unos cuatro litros (del 10 al 12% del peso vivo), por mamadera o por sonda.

El calostro debe ser de buena calidad, sin sangre ni bacterias. “Se puede evaluar con un densímetro o con un refractómetro. Para disponer de un calostro de calidad, lo primero es hacer una muy buena rutina de ordeño, con pezones desinfectados y tarro lechero individual”, indicó el especialista. El último paso es extraer sangre del ternero en un tubo, esperar que se separe el suero y medir si las defensas pasaron a la sangre.

En síntesis, el programa de cuidados neonatales se resume en varios puntos clave: correcto manejo del preparto, traslado de la vaca a una maternidad limpia, separación inmediata de la madre, desinfección del ombligo, identificación del ternero y suministro temprano de calostro. Con estas prácticas hechas a conciencia en el personal se pueden reducir las grandes pérdidas de terneros que ocurren habitualmente en la crianza artificial en los tambos.

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