Con diferencias de unas denominaciones a otras, por ligeras variaciones en la cantidad de leche que se usa, elaborar un kilo de queso cuesta ahora de 1,20 o 1,50 euros más que hace un año. Los fabricantes dicen que es difícil trasladar ese aumento al consumidor.
El margen de beneficio no solo se ha reducido, sino que ni siquiera el actual aumento de producción, propio del verano en general y de un año santo en particular, eleva las ganancias. Ese incremento del precio de la leche va acompañado en algunos casos de una dificultad para conseguir más materia prima. Algunas fábricas reconocen que no producen más por no poder comprar más leche; y a eso se le añade el alza de costes como la electricidad o el cartón de los envases.
El vilalbés Modesto Toubes (de Casleiras, D.O. San Simón da Costa) afirma que las ventas han aumentado, aunque no de modo continuado y con más demanda de tiendas que de negocios hosteleros. Javier Piñeiro (de As Fontelas, de la misma denominación) ve el mercado parecido al 2019, antes de la pandemia, y nota recuperación en la hostelería.
Divina Santos, de Brexeo (de Sobrado dos Monxes, adscrita a Arzúa-Ulloa), observa que las ventas han subido desde abril. Tanto ella como Carmen Rial (de Lácteos Terra de Melide, de la misma denominación) lamentan la dificultad para adquirir más leche, con lo que producir más queda descartado. En Diqueixa, con sede en Monterroso y adscripción a la D.O. Tetilla, se reconocen idénticas dificultades, dice Hilda Gómez. Fidel Lois (de Lácteos Farelo, de Agolada), muestra una impresión similar. Carlos Reija (de Santo André, Castroverde), admite más ventas y más coste de producción, aunque no dificultad para adquirir materia prima en la D.O. Cebreiro.