El campo está cruzado por la economía y los niveles de confrontación y desencuentros que hace ya un tiempo arrastra con el Gobierno. Esa situación se ve reflejada en el ánimo del productor y en las expectativas que el conjunto del sector agropecuario tiene en el corto, mediano y largo plazo.
En una encuesta realizada en julio y publicada por la Universidad Austral a 406 productores cuya facturación es igual o superior a los USD 200.000, reflejó un desplome de la confianza del 22% respecto al anterior relevamiento de mayo, mientras que el 86% de los productores consultados consideró que la situación del sector productivo empeorará de aquí a un año, lo que significó un salto en la negatividad de 27 puntos porcentuales en comparación con la medición anterior, representando la peor caída desde que la institución académica confecciona este trabajo.
De esa manera, el Ag Barometer Austral apuntó un desplome del marcador de 22 puntos al pasar de 98 a 76, representado un retroceso de 22,4% y que al mismo tiempo significó la interrupción de la mejora en las mediciones que se venía dando en los meses previos.
Según el estudio, el pesimismo está relacionado con “la percepción de la situación financiera actual y la consideración de que este momento ‘no es bueno para realizar inversiones importantes’”. Así, los especialistas de la Universidad Austral recuerdan que “de diciembre a junio los precios agropecuarios habían subido fuertemente, y desde esa fecha sufrieron una caída de entre 10% y 20% en dólares”.
Pero más allá de las cuestiones de mercado, el contexto político convulsionado y la fuerte crisis que atraviesa el Gobierno nacional pesan de una manera muy considerable en el ánimo del productor. Cabe marcar que el trabajo se realizó en una coyuntura marcada por la renuncia del ex ministro de Economía, Martín Guzmán, y la asunción de Silvina Batakis, que solo duró 24 días en el cargo.
Los números que arrojó el relevamiento fueron contundentes: el 67% opinó que ese movimiento no resultaría en “cambios significativos a futuro”, mientras que el 30% veía efectos nocivos para el sector. Solo un 3% lo consideró beneficioso. “Los números evidencian que para el productor esto no tiene gran influencia en su tarea diaria, considerando que dos tercios de los productores no ve impacto a futuro por el cambio de ministro”, indicó la Universidad Austral, que si bien no llegó a consultar por la flamante gestión de Sergio Massa al frente del Palacio de Hacienda, subrayó que “a priori todo parecería indicar que las expectativas del sector, en el presente y en el futuro, se definen por fuera de los nombres de coyuntura”.
El índice que sí tuvo un avance fue el de expectativas futuras a largo plazo y se mantiene en porcentaje elevado, con un 76% de productores que prevén “mejores tiempos para el sector” en cinco años. “Esto refleja la conciencia de la competitividad de Argentina en los contextos internacionales actuales donde el mundo demandará alimentos y energía. Más allá de las turbulencias crecientes en la coyuntura de corto plazo, el sector sigue confiando en su propio potencial a futuro”, señaló el informe.
Ritmo de venta, costos y trigo
La encuesta también incluyó temáticas como el ritmo de venta de soja, que supo acaparar la atención del Gobierno ante el atraso en su comercialización por parte de los productores, en un contexto de las arcas del Banco Central está sedienta de dólares. Llamativamente y contrario a lo expresado por parte de la conducción rural, el crecimiento de la brecha cambiaria no aparece como el principal factor que explica la retención del grano, sino que el 54% directamente consideró que “no tiene impacto”.
Otras son las razones que el productor entiende como más determinantes. Los resultados indican que el 40% considera que la mercadería funciona como reserva para pagar los alquileres y otros gastos, un 26% marca a la incertidumbre económica como un condicionante, mientras que otro 26% lo utiliza para “protegerse de la inflación”. Además, el 25% dijo estar esperando precios más altos para comercializar, mientras que el 19% sostuvo que “ya vendió todo”. Solo 12% dijo no contar con “alternativas rentables de inversión”.
Por el lado de los costos, el gasoil se convirtió en el insumo que trae más preocupación. “No es tanto la disponibilidad el problema, sino los precios: hay gasoil pero se consigue a precios mucho más caros que los habituales. Esto indica que potencialmente habrá todavía mayor presión hacia el alza del precio”, detalló la Universidad Austral. Así, un 54% de los encuestados se paró en esa posición, mientras que 30% dijo que existe la disponibilidad necesaria. El 13% adujo contar con el combustible a “precios razonables”.
Por último, el campo no se muestra muy optimista con la campaña de trigo. Si bien el 52% de los encuestados consideraron que podrán alcanzar su meta planteada, el 48% previó que no podrá hacerlo. De ese total, el 79% indicó que la falta de humedad afectaría los rindes, el 42% no ve factible poder sembrar toda el área estimada, mientras que el 16% adelantó que utilizará menos tecnología en el cultivo.