Luego de la baja por la pandemia, un relevamiento del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina expuso que el consumo sigue en recuperación. Sin embargo, la crisis económica muestra sus efectos.

La actividad de los tambos, la industria láctea y el flujo comercial que conlleva el consumo de alimentos lácteos en nuestro país mostró una leve mejoría en el primer cuatrimestre del año en relación al 2021. Los datos del Observatorio de la Cadena Láctea de la Argentina (OCLA), elaborados en base a la información del INDEC y el Ministerio de Agricultura establecieron que se observó un volumen de ventas 1,6% superior en productos. Sin embargo, también se percibió un crecimiento del consumo de leches fluidas no refrigeradas, en detrimento de las que sí precisan refrigeración.

“Puede observarse una recuperación en leches fluidas y una importante caída en leche en polvo entera y un mantenimiento en quesos, con caída en quesos de pasta blanda, que son los de mayor importancia relativa en el rubro. Continúa la recuperación en las ventas de leches saborizadas y se mantiene en yogures, a pesar de continuar con tendencia histórica declinante, recuperan algo de las bajas sufridas durante la pandemia”, sintetizó la OCLA.

Uno de los puntos señalados por los analistas tiene que ver con la informalidad de las ventas, hecho que guarda relación con el deterioro económico de la población a causa de la inflación.

“Obviamente ninguna estadística puede registrarlas y además han crecido fuertemente productos que por precio sustituyen el consumo de lácteos, como rayados, bebidas con lácteos, y otros similares”, expusieron.

Lo que se calcula es que con una comparación en el Balance lácteo (Consumo Total = Existencias Iniciales + Producción + Importaciones – Exportaciones – Existencias Finales), muestra una baja de 0,1%.

El consumo de lacteos aumento aunque marco un notorio cambio en uno de sus productos emblema1
La medición de la OCLA en torno al consumo de lácteos.

El cambio en el consumo de leche

La OCLA percibe también un descenso generalizado en la venta de leches fluidas, con una recuperación este año luego de la fuerte caída del año pasado y además como van creciendo en participación las leches no refrigeradas en detrimento de las leches refrigeradas.

“Productos como las leches saborizadas o chocolatadas, que presentaron una muy alta tasa de crecimiento en enero-abril de 2022 (28,7%), es sólo por efecto de comparar con años muy bajos, donde las ventas fueron extremadamente bajas, ya que se continúa con la tendencia de caída de esta categoría. Situación muy similar presentan los yogures, postres y flanes”, plantearon.

Y agregaron: “es contundente que las ventas y por ende el consumo presentan en los últimos años una tendencia a la baja en general y una primarización del mismo”.

¿A qué se refieren con el término primarización? Se trata de la mayor oferta de productos más básicos como leches fluidas no refrigeradas, quesos al peso de segundas y terceras marcas y yogures bebibles de litro. Y estos, entienden en el sector, crecen en detrimento de aquellos productos de mayor valor agregado y por ende económico.

“Esta situación sin duda se da por un fuerte deterioro de los niveles de ingresos reales, fundamentalmente de los segmentos medios de la pirámide de ingresos, lo cual al margen de reducir el volumen de consumo, afecta el valor del mix de ventas haciendo que se facture un menor valor en las ventas internas, que claramente reflejamos en los análisis de la cadena de valor cuando mencionamos los bajos valores del VLE Mercado Interno en dólares respecto a otros países”, opinaron desde OCLA.

El consumo de lacteos aumento aunque marco un notorio cambio en uno de sus productos emblema2
La leche fluida y su consumo.

“Y sería aún menor de no existir el fuerte retraso cambiario actual”, comentaron.

Los técnicos también apuntaron contra una de las políticas en materia económica del Gobierno: el control de precios. “Obviamente que agudiza el proceso de menor recaudación de la cadena y que seguramente desemboque, debido al menor incentivo, en un estancamiento de la producción, incluso caída si no se revierten herramientas como estas que nunca surtieron el efecto buscado, al menos el manifestado, y no se profundiza el control de la marginalidad que genera una fuerte competencia desleal y tira hacia abajo todos los precios de la cadena”, concluyeron.

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